discos de 1991

30 discos de 1991 que cumplen 30 años en 2021

Artículos Listas

Todos pertenecemos a lo que escuchamos con especial fruición. Y eso ocurre durante unos años muy concretos. Unos pocos. En los que, sin saberlo, estamos escogiendo nuestro epitafio.

Porque hay un período de tiempo en la vida en el que la música que vas descubriendo lo es todo. Crees que es para ese momento, mas no: es tan fuerte lo que sientes que pronto descubrirás que es eterno.

Igual no pronto. Pero no tardarás. Yo tardé un tiempo porque, claro, pues piensas que la vida está siempre a ese nivel de power fascinante. Pero si es imposible mantener el subidón toda una noche, imaginad toda una maldita vida con sus trillones de movidas.

Aún así, hablemos de los discos que marcaron 1991. Esto es, el año en el que yo personalmente tenía 12 años. Allí me quedé varado en una multitud de sensaciones imposibles de compartir con nadie si no fuera a través de estas canciones.

U2: ACHTUNG BABY

Es que igual queda feo si me intento poner objetivo. Es, obviamente, una obra cumbre. Salió en noviembre de 1991. Me lo trajeron los Reyes Magos de 1992. No me gustó. Yo llevaba ya un tiempo robando minutos a los vinilos de mi hermano y que si Joshua que si Rattle. Abrir ese papel de regalo me dio bajona, lo admito. Pero sin ese gesto no estaríamos aquí hoy el 1 de enero de 2021. Porque lo cambió todo.

ROXETTE: JOYRIDE

A ver. Es que a finales de 1991 yo era fan de Roxette. ‘Joyride’ es, literalmente, el primer vinilo que me pertenece en exclusiva. Un regalo, claro. Hay muy pocas sensaciones comparables a ver venir hacia ti un paquete con las medidas exactas de lo que intuyes que es el que va a ser tu disco favorito. Eso me lo concedieron. Y entonces supe que invertir en música no es gastar tu tiempo.

GUNS N’ ROSES: USE YOUR ILLUSION

Le pedí a una compañera de octavo de EGB que me los grabara (porque son dos). Me respondió que es que eran de su novio y era una cosa un poco íntima. No puedo estar más de acuerdo. Aunque me jodió. Tampoco comparto la movida de que tenía que haber sido solo un disco sencillo. Teniendo en cuenta la racanería de Axl Rose y que muchas de estas canciones ya habían quedado fuera del ‘Appetite’, joder, qué menos que un disco doble cuando estás totalmente desfasado en la cima. Al final logré que me lo regalaran y este sí que me voló la cabeza de manera instantanea.

R.E.M.: OUT OF TIME

No estoy seguro qué pasó con este disco. Ni los propios R.E.M. lo saben. MIchael Stipe bromea en Song Exploder porque no comprende qué hacen juntas ‘Losing my religion’ y ‘Shiny happy people’. Bueno. Yo creo que esa dualidad es la que hace de ‘Out of time’ algo imperecedero. Como Dylan y Brenda en ‘Sensación de vivir’. Aunque a mí me gusta especialmente ‘Near wild heaven’ desde siempre. Y hasta ‘Texarkana’.

SIMPLE MINDS: REAL LIFE

Fue un amigo del cole el que compró ‘Out of time’ y, por lo que sea’, ‘Real life’. En los noventa ya no iban a estar de moda nunca más Simple Minds, pero sí para nosotros al menos un poquito al principio. Jim Kerr iba a ser Bono, pero Bono le robó la cartera. Eso se lo pregunté una vez en un cuestionario por email que jamás respondió. Con mi amigo Javi siempre nos reímos con cariño de Simple Minds y alguna que otra vez nos hemos abrazado aullando por Jim. Es de las cosas que haces con alguien al menos un par de veces al año.

PEARL JAM: TEN

Es que ponerse ahora a hablar de las grandezas del ‘Ten’. Es uno de los debuts más guays de la puta vida por algo. Nos llegó cuando tenía que llegar y así lo gozamos. Es otro de los vinilos primigenios que tengo, adquirido en septiembre de 1992 en el Madrid Rock de la Gran Vía después de un cumpleaños familiar. Si mi padre tiene ahora 89, eso significa que entonces celebrábamos sus 62. Y mis 13 (o 14, uno no sabe ya, aunque pareciera sencillo). Acaricio ahora mismo el vinilo y estoy donde yo quiera estar: allí.

NIRVANA: NEVERMIND

Los putos Nirvana. Un acontecimiento generacional. Poco menos que el gol de Iniesta. Recuerdo perfectamente ver el videoclip de ‘Smells like teen spirit’ y sentir algo en plan ‘¿esto es tan importante como parece?’ No me refiero a importante en lo personal, que sí, sino a algo más general. Y no veáis si lo fue. En menos de un lustro aquello se fue de madre, perdimos los papeles y ahora parece todo muy irreal. Pero lo vivimos en tiempo y forma: en los bares nos pegábamos y abrazábamos con estas canciones y luego a dormir.

METALLICA: BLACK ALBUM

Todos sabíamos quienes eran Metallica porque los jevis de Carabanchel son los más orgullosos del mundo. James Hetfield les bendiga con aquellas chupas vaqueras repletas de parches que nos fascinaban de camino al cole. Despertaron mi curiosidad. Para cuando se hicieron comerciales en 1991 a nosotros nos parecía aquello la puta bomba atómica. Especialmente rotunda y contundente sigue siendo ‘Sad but true’, la mejor muy por encima de los blockbusters ‘Enter sandman’ y ‘Nothing else matters’.

RED HOT CHILI PEPPERS: BLOOD SUGAR SEX MAGIK

Si es que la movida es que hubo en 1991 un porrón de discos perfectos. Muchos de los cuales aún estamos pagando. Valga esto como la típica chanza de quien pretende defender que Red Hot Chili Peppers solo fueron esto y tal y cual. Pero qué va. El sonido perfecto del grupo californiano sí que me parece que está aquí en ‘Breaking the girl’, ‘Naked in the rain’ o, claro, ‘Under the bridge’ o ‘Give it away’. Ponerse como queráis: esto es gloria bendita en vena.

BRYAN ADAMS: WAKING UP THE NEIGHBOURS

No ayuda Bryan al complejo de Canadá frente a Estados Unidos, pues queda lejos de Bruce. Pero, oye, sí que tiene una serie de discos muy inspirados en los que el rock comercial se abre paso hacia la dignidad. Por así decirlo. Despertar a los vecinos, como concepto, es algo fantástico. A mí, de niño, Ramón me despertaba con Iron Maiden y me quedaba los sábados en la cama escuchándolos tan pichi. Luego me dio por Bryan Adams y, bueno, hasta hoy. Quiero creer que despierto a mis vecinos con igual influencia y felicidad. Sé que no.

LUZ CASAL: A CONTRALUZ

Siempre hay discos tirados por la casa que parecen dejados por ahí aposta para que los descubra quien sea. Alguien. Este es uno de los que me encontré por ahí tirado, lo limpié y pa mí. Luz es una presencia constante en nuestra familia porque somos gente de bien. Este es el de ‘Piensa en mí’ y ‘Un año de amor’, bolerazos ambos, pero también del rock mayúsculo de ‘Un pedazo de cielo’, ‘Tal para cual’ y sobre todo ‘A 1.000 kms’. Cuando en día descubrí que fue corista de Leño ya no pude dejar de quererla.

DUNCAN DHU: SUPERNOVA

No estoy seguro del todo, pero juraría que este fue el primer vinilo que me compré con mi propio dinero. En una tienda de discos en Zarzaquemada. El hecho de ahorrar esas pesetas para traspasar esa puerta ya tiene un valor inherente. Es obvio. Y luego no me gustó tanto al principio, pues me flipaba el anterior, ‘Autobiografía’. Lo machaqué, me obligué. No funcionó del todo. Fue con los años cuando sencillamente ocurrió gracias a una canción de pop perfecta: ‘Sombra de ti’. Y luego ya otras muchas. No se quedaron Mikel y Diego donde se les esperaba y eso les hizo ganar tiempo al olvido.

QUEEN: INNUENDO

La única reina de Inglaterra murió el 24 de noviembre de 1991. Nos da igual lo que opine el Duque de Edimburgo: nosotros somos de Freddie Mercury. A día de hoy, Queen sigue siendo una presencia en casa. Freddie vive, la lucha sigue. Nos dicen que se murió, vale. Pero como esta semana me he clavado ‘The Crown’ entera en Netflix, me han convencido de que el bien superior de la corona es lo único importante. Por eso y únicamente por eso: que el rock salve a nuestra única y eterna reina.

MECANO: AIDALAI

Hay quien dice que es el peor. Bueno, vale. Igual no es tan absolutamente rotundo y definitorio como lo que venía de antes. Pero es una locura de disco. Empieza concienciando contra el sida, algo importante entonces. Y luego pop, salsa, que si el 7 de septiembre, que si flamenco pop, que si el Dalai Lama (con dos cojones), que si Jesucristo (con dos cojones). Lo quemé en su día y ‘Sentía’ me parece que es la canción que todos deberíamos cantar de Mecano en lugar de otras muchísimas.

SOUNDGARDEN: BADMOTORFINGER

La pose de Jesucristo la tenía Chris Cornell. Y eso cantaba en este álbum definitorio del grunge antes de que naciera el grunge. Otra forma de cantar a JC diferente y lejana a la de Mecano. ‘Badmotorfinger’ es un álbum adelantado a su tiempo porque el tiempo así lo quiso y que podría ser ahora la Biblia del grunge. Pero ya lo es en realidad, así que está bien: ‘Outshined’.

PRIMAL SCREAM: SCREAMADELICA

En la Gran Bretaña quieren el Brexit para protegerse de lo que les han dicho que es el reguetón. ¡Porque no lo conocen! Tampoco sabían del grunge cuando Primal Scream se arrancó con ‘Screamadelica’ y esa mezcla de rock, funk, house, electrónica y lo que fuera que hicieran. Recuerdo llegar a semejante movida y ya quedarme para siempre a vivir a través del brit pop más comercial: para que luego digan que si esto y que si aquello.

BARRICADA: POR INSTINTO

Hay quien vivía aquellas noches de calimocho sin comprender su significado. Hay amebas. Pero ser de Barricada era tener al menos una trinchera: «Quiero ser más rápido que ellos, echar todo a perder un día tras otro y un buen rato después saber llegar a casa antes de que el sol me diga que es de día. Casi nunca sé dónde estoy, no me importa los días ni la dirección. Te preguntarás qué coño hago aquí dispuesto a buscar pelea si hace falta».

ALEJANDRO SANZ: VIVIENDO DEPRISA

Tiene cierto toque a Bryan Adams en esas guitarras facilonas. No sé. Este disco me lo dejaba mi vecina Soraya y mientras comíamos cada uno en su casa yo lo petaba a toda hostia y luego nos volvíamos al cole. «Creo que yo soy rockero», le contaba. Aquello era imposible, pues los cimientos eran todo lo fuleros que podían ser a partir de ese tipo de premisas. El debut de verdad (no Alejandro Magno) fue un disparate de éxito: ‘Los dos cogidos de la mano’, ‘Pisando fuerte’ o ‘Se le apagó la luz’. Este en particular se hace raro, pero bueno, esa es la movida.

DIRE STRAITS: ON EVERY STREET

No había casa en todo el Imperio Británico y más allá sin un disco bueno de Dire Straits. Yo así lo pensaba. Luego creces y te vas llevando hostias. El sexto y último álbum de los de Mark Knopfler pues, eso, yo pensaba que lo normal era que lo tuviéramos todos. Luego descubres que el buen gusto, aún pudiéndose comprar, a veces no se compra. Y mira que de ‘Calling Elvis’ solo me gusta el videoclip. Pero la canción titular, cuando arranca a la mitad: ahí nos encontramos.

SKID ROW: SLAVE TO THE GRIND

Me costó comprender que Sebastian Bach no tenía nada que ver con el compositor clásico. Una vez resulto semejante entuerto, lo flipaba con su voz. Hubo un tiempo en el que Skid Row pudieron ser cualquier cosa enorme. Eso ocurrió a lo grande siendo este álbum el primero de heavy metal en debutar directamente y por la cara en el número 1 del Billboard de Estados Unidos. Este dato, esta movida, no la puede decir nadie más. La transición de los ochenta a los noventa moló todo y entré al metal por este tipo de puertas.

VAN HALEN: F.U.C.K.

Tres semanas en el número 1 en Estados Unidos estuvo el noveno álbum de Van Halen. No sé ya ni a quien más chapear en la grandeza de Eddie Van Halen. De nuevo, consecuencia de la influencia casera. Yo le he visto hacer cosas que nunca creeríais. Este disco en particular, cuando lo ponía mi hermano, había que gritar ¡la taladradora! Y se gritaba. Se militaba. No es mi favorito de Van Halen, grupo al que controlo al extremo, pero hay una serie de destellos guapos y una canción total: ‘Right now’. Me encanta Eddie Van Halen.

LOS RODRÍGUEZ: BUENA SUERTE

Ando acabando 2020 obsesionadito perdido con Calamaro en general y Los Rodríguez en particular. El primer disco de la banda hispano-argentina es una cosa bien guay. Y ya. Hablamos de una discografía que se abre con las guitarras de ‘A los ojos’ y que luego prosigue con ‘Engánchate conmigo’, ‘Mi enfermedad’ o ‘Canal 69’. Suena tan noventero, a su manera malasañero y arrabalero a la par. Hay que darse gustito de vez en cuando.

MICHAEL JACKSON: DANGEROUS

Vaya movida todo lo que hacía Michael Jackson, ¿sí? El videoclip de ‘Black or white’ diría yo que se estrenó en prime time en TVE. O directamente en el Telediario, escribo de memoria. Semejante nivel de relevancia no tendrá nadie nunca más en la música. Digo yo, tampoco lo sé. Y eso que ‘Dangerous’ ya no podría igualar ni a ‘Bad’ ni por supuesto a ‘Thriller’. Pero aún así lo petó fuertecito. Obvio.

MASSIVE ATTACK: BLUE LINES

¿Pero eso está contado o no está ya contado? Esa es la pregunta periodística definitiva. Y en el caso de Massive Attack, el trip-hop no estaba ni contado ni inventado. De manera que eso ya le da un valor intrínseco a este álbum de debut de la banda de Bristol. Ser pionero y encima entregar un temazo como ‘Unfinished shympathy’ ya te abre tu propio hueco en la historia. Cuando se confirme al fin que Robert del Naja es Banksy va a ser ya el despelote. Y cuando al fin salgan a tocar al Mad Cool lo mismo.

LOQUILLO: HOMBRES

No es ni de lejos su álbum más comercialmente inspirado. Pero el tema titular quedó para la posteridad en la versión de Millán de Martes y Trece en el especial de Nochevieja de 1991. O sea, que hablamos de algo importante para nuestra cultura popular. Y pasan ya tres décadas desde entonces y mantenemos nuestra ‘Simpatía por los Stones’. Ni tan mal.

PRINCE: DIAMONDS AND PEARLS

Es el decimotercero como podría ser el quincuagésimo disco de Prince. Ni uno malo. Pero no todos tan atinados comercialmente como este. Con ‘Cream’, con el guitarreo funkarra de ‘Get off’. Y la jerarquía que le dio grabar con The New Power Generation. ‘Diamonds and Pearls’, la canción, es cosita finísima. De este álbum mola todo del artista anteriormente conocido como Prince. Que entonces era Prince. Pero luego no lo sería. Aunque paradójicamente, eternamente lo será.

THE SMASHING PUMPKINS: GISH

Concretamente este 31 de diciembre he conducido un rato largo escuchando lo nuevo de los Smashing Pumpkins. Su nuevo disco: ‘Cyr’. Mola un montón y Nicolás me ha acusado, a sus ocho años, de ponerles música para que se les meta en la cabeza. Correcto. Y resulta que Billy Corgan ha vuelto a acertar, como acertara en su debut, ‘Gish’. Un álbum que no era más que el preludio de lo que vendría, pero que ya mostraba ese talento en bruto.

OBK: LLÁMALO SUEÑO

‘Historias de amor’ tiene ya treinta años como treinta puñaladas en el corazón. Olé ahí los OBK. En su momento fue un hitazo muy considerable. Y lo sigue siendo porque, haced la prueba: os lo ponéis y si estabais dentro entonces, estáis dentrísimo treinta años después. Ese es el poder de todo esto intangible que tratamos de atrapar sin éxito. Los fans de Depeche Mode se les tomaban a cachondeo, pero ellos también eran y son fans de Depeche Mode. Como cualquier persona dentro del orden y la ley.

PIXIES: TROMPE LE MONDE

No es que sea yo especialmente de los Pixies. Las cosas se dicen, se hablan, y no pasa nada. Pero aún no bancando especialmente a los de Boston, es de necios no reconocer u obviar su relevancia capital en el rock alternativo de los últimos treinta y pico años. ‘Trompe le monde’ es buena muestra de ello. ‘Planet of sound’ es buena mierda.

THE CULT: CEREMONY

The Cult es otro de los grupos básicos de mi vida. De manera que hablemos del ‘Ceremony’. Un disco que encalló de mala manera porque veníamos del aclamado ‘Sonic Temple’. Vale. Pero en realidad se trata de otra obra magna de gran rock perpetrada por Ian Astbury y Billy Duffy. ‘Wild hearted son’ es un himno rockerazo de estadio. Y ‘Heart of soul’ un baladón de esos épicos que se te clavan en la espina dorsal. Y así todo.

Comparte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *