Como en aquella peli de 1983, ‘Juegos de guerra’ se llamaba’. Para Muse cada concierto es un videojuego. Ochentero a poder ser. En el que siempre ganan ellos, igualmente a poder ser. No para Matthew Bellamy hasta que no se lo pasa. Muse se pasa el Mad Cool 2022. No hay nada en la siguiente pantalla: silencio y el caballo de Atila mirándote con los ojos achinados como en los Simpson. Si ya sabes que aquí todo es muerte y destrucción, para qué miras. Vale, ya lo sé, miras porque lo haces donde Ricardo Rubio te indica (suya es la foto que ves).
‘Will of the people’ es un arranque demoníaco y desconcertantemente ya escuchado en Marilyn Manson. Pero esta noche no está, no se va a enterar. ‘Hysteria’ con ‘Black in black’ de AC/DC. Llevo demasiado tiempo viviendo aquí y os puedo decir que está más lleno que nunca. Es viernes, ya lo sé. Pero me sigue sorprendiendo porque antes han pasado Metallica y The Killers. No creía yo que fuéramos tan convencionales. Yo no. El bolazo del festi es Muse: y ya.
El puto videojuego aquel que se te resistía en los recres y te quitaba años de vida. Eso, ahora, para ti, es el Mad Cool, que te quita más vida que la drogaína. Para Bellamy, es una noche más en la oficina. El típico notas que te decía «¿me dejas que te lo pase?» Y le dejabas porque encontrabas cierto placer en verle hacerlo con tu dinero. El ‘Dragon Ninja’. El ‘Double Dragon’. Era tan bueno aquel pavo. Pues ahora está aquí noqueando a 75.000 pipol y todos en plan PERO.
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¿Te acuerdas cuando vimos a Muse en La Riviera? Aquella mierda pasó y es increíble que estemos aquí mientras sacan una especie de busto robótico gigante que parece alertarnos de cosas muy chungas. En lugar de anotar, nos hacemos selfies: no mires arriba. De hecho, mira a tu derecha, porque está reventándola. ‘Psycho’. ‘Pressure’. ‘Stockholm syndrome’, ‘The gallery’. ¡’Compliance’! es la de Bruno que baila desde su carromato a sus cuatro años (nos habéis visto, fijo, estamos a la derecha siempre del escenario principal).
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Hacen un bolazo de locos. Pero qué es esto tu padre, me pregunta. Y yo pues, lo normal, pregúntale a tu madre. Hay un juego de teceras personas en casa que nos va a deparar sorpresas muy desconcertantes. Hacemos nananana porque es ‘Madness’. El volumen sube y baja, todos lo hemos notado, ¿verdad? Cuando quieren meter tralla, suben. Cuando es más transición, pues bailamos un poquitín. No es ni en una misma canción, hay varios pasajes: en ‘Plug in baby’ sube que fipas, luego baja, y luego ‘Uprising’ y luego todos bailamos con ‘Starlight’.
Es un poco raro. Pero funciona. He vivido muchos ‘Knights of Cydonia’ y cada uno especial. Este os lo quiero contar. Anoche cuando acaban los Killers con ‘Mr Brightside’ nos fuimos porque tenemos a Bruno con cuatro años y su carromato que soporta 75 kilos. Así que como yo soy prensa fui a solicitar muy humildemente salir por esa puerta.
Salimos porque es que habríamos muerto de lo contrario. Anoche, mientras acababa ‘Knights of Cydonia’ nos aplaudieron los mismos del día anterior. «Hoy está despierto». Así que desde detrás del escenario de Muse os digo hasta mañana, amigos. Y me voy empujando un carrito y levantamos los cuernitos. No hay otra puta manera si lo quieres seguir haciendo. Y pienso en todos vosotros que tanto me leéis. Cuesta. Gracias.
Robots. Muchos robots. Siempre, por todos los lados. No son mejores que los niños. Pero aún así, me vi a mí en Incubus, que los adoro. ‘Morning view’ ya era pop, decian’, casi los Bon Jovi de lo alternativo. Joder, pues ‘Wish you where here’. ‘Pardon me’. Mad Cool ha congregado a mis tres Brandon favoritos y más guapos ever: Flowers, Boyd y Walsh.
Solo el útimo es un personaje (bueno). Los otros dos son reales y los hemos visto en Mad Cool 2022. Incubus, por otro lado, aparte de todos sus logros musicales que para mi son irrebatables, salieron a tocar aquella tarde de sábado en el Festimad 2005 y nos salvaron entre pedrolos de morir. Es como si no nos hubieramos movido del lugar pero el tiempo se hubiera empeñado en desplazarnos de Fuenlabrada a otro solar de mierda como es Valdebebas.
El concierto de Incubus fue inesperadamente memorable. Porque sí, porque lo digo yo y porque tengo mensajes en el teléfono que así me lo dicen. Y antes de eso, anduvimos por un festival que es perfectamente cool. The War on Drugs, niño: la banda de rock que tienes que escuchar en 2022. ¡Jamie Cullum! Los viernes son soul, los lunes son blues: entremedias inventamos los ‘blumes’. Y las HAIM, que resultan ser mogollón de rockeras y se quieren ligar con Federico pero no cuando él quiera, sino luego, si acaso.
Inabarcable, como siempre. Jamie Cullum es tan guay. Te puedes quedar escuchándole toda la tarde, la noche y ya le tienes que parar. Las HAIM: otras. Vaya rollazo tienen eh. Rockerazas, divertidas, se quedan con la peña. Me sorprendieron para bien. The War on Drugs: lo hacen todo tan bien. Una banda de rock americana de toda la vida en tu puta cara y que van a ir a más. El Mad Cool nos pasa por encima quitándonos años de vida pero, a su vez, por lo que sea, volvemos hoy. Debe ser que nos gusta. Volvamos. ¡Y que Muse se pasó el puto festival con todos nosotros dentro!
