noches del botánico 2023

Julio Martí (Noches del Botánico): «Es capital que tanto promotores como artistas pensemos en el público, porque es soberano y sin público no hay show»

Entrevistas
Regresa Noches del Botánico a la Universidad Complutense de Madrid. Dos meses de conciertos durante junio y julio en los que la música sonará prácticamente sin descanso en las veladas estivales de la capital. Un año más, con el festival ya más que consolidado tras vender 122.000 entradas en su última edición, una cifra que va a mejorar este 2023 en el que ya está en 100.000 a falta de tres semanas de que empiece la séptima edición con el primer show de Bob Dylan el 7 de junio. Aprovechamos para charlar con Julio Martí, director artístico de Noches del Botánico.
Volvemos a la carga con dos meses enteros de conciertos. ¿Cómo pinta la séptima edición de Noches del Botánico?

Pinta muy bien. Tenemos una gran recepción de público a nuestra propuesta y este 2023 venderemos más entradas que ningún otro año. Habiendo más festivales y más entradas a la venta en todos los lados, esto habla de que hacemos un trabajo consistente y que tenemos un público que confía mucho tanto en nuestra propuesta artística como en nuestro espacio. Es una satisfacción poder decir que estamos ya en 100.000 entradas anticipadas vendidas para este año en Noches del Botánico.

Una cifra muy buena porque el año pasado fueron 120.000 entradas vendidas al final de todos los conciertos.

Fueron 122.000 entradas vendidas y este año estaremos próximos a ese número de entradas cuando inauguremos, no al final. Mucha gente se va animando sobre la marcha, pero desde ya estamos muy contentos por la respuesta del público.

El cartel es tan variado como siempre con muchas propuestas de calidad.

Son nuestras señas de identidad, la gente ya reconoce cómo trabajamos y cual es nuestra propuesta transversal, ecléctica, con rigor artístico. Siempre intentando tener a gente que es única y referencial para que el público viva noches memorables. Porque eso es lo que queremos, que las noches sean para recordar.

Noches del Botánico siempre es multicultural y diverso en su propuesta, capaz de pasar del rock al público latino y casi todos los géneros que se le pongan por delante.

Y seguimos igual. Tenemos algo más de veinte países representados y no podemos tener un cartel más abierto estilísticamente. Incidiendo en todo tipo de temas que nos interesan, buscando muchas artistas femeninas, que a veces es más difícil encontrarlas porque ahora todo el mundo las busca y nos tenemos que pelear por ellas. Siempre intentando satisfacer todos los gustos, todos los géneros, con la máxima paridad posible y con el criterio de que la gente venga a disfrutar.

Por poner algún pero, no sé si faltaría algo más de rock duro o hip-hop español, se me ocurre.

La programación al final depende de lo que hay. Tenemos una noche con M Clan e Ilegales, porque siempre tenemos una noche de rock español y no podía faltar. Las propuestas que tenemos más o menos tocan todos los terrenos, si bien en alguno puede que nos hayamos quedado más cortos. Por ejemplo, yo soy muy jazzístico y este año es el que menos shows de jazz tenemos, porque todo depende de la gente que esté de gira y buscar un equilibrio para atraer a la mayor audiencia posible.

Con esta oferta, a poco que seas musiquero, al menos un concierto de esta edición te tiene que gustar.

Eso es, jeje. Y, además, es que tenemos conciertos importantísimos que no agotan entradas y lo sabemos. Nadie puede decir que se ha quedado sin acudir a Noches del Botánico por algún impedimento que vaya más allá del suyo propio porque nosotros siempre vamos a tener entradas disponibles para shows buenísimos. Se nos agotan muchos, sí, pero este año mi show favorito es el de Omara Portuondo y Salif Keita, con el que estamos hablando de más de 180 años sobre el escenario con una música que es referencia de la cultura cubana y uno de los iconos del mundo musical africano del siglo XX. Esa noche tan maravillosa ya te adelanto, porque sé cómo es el público, que no se van a agotar las entradas, porque buscamos shows muy potentes que en ocasiones igual no tienen el reclamo comercial de otros artistas pero que nosotros vemos que son el pilar de Noches del Botánico. Por lo tanto siempre la gente va a poder acudir a un show para ver a artistas únicos. Se agotan otros muchos, evidentemente, pero esa oportunidad está ahí porque, además, en seis ediciones no hemos podido decir eso de ‘no hay localidades’ para las 180.000 localidades que ponemos a la venta.

¿Se mantiene el aforo habitual para los conciertos?

El aforo está en unas 3.800 personas de pie y sentadas, y sobre 2.300 todos sentados en función del formato. Para un show sentado es una buena capacidad y los de 3.800 son los que marcan la mayoría del programa, creo que son cuarenta shows así. Nos encanta que el espacio sea idóneo para la cantidad de público que podemos atraer.

Son unos aforos muy buenas para disfrutar bien y no sufrir las penurias de las masificaciones.

Claro, estas son cantidades de gente para estar a gusto, para poder pasar una tarde-noche inolvidable, como es mi deseo. Para querer volver y recomendárselo a otras personas.

A estar a gusto contribuye también toda la zona de aperitivo del concierto. Un lugar bien majo que supongo también mantenemos igual.

Sí. El año pasado ya la ampliamos a prácticamente toda la zona del jardín que está a la espalda de la grada. Son 14.000 metros cuadrados, un espacio enorme donde disfrutar de un Jardín Botánico maravilloso. Hay todavía mucho público que pregunta y no lo ha visitado, pero vamos a intentar que sepan que está ahí y que no solo es la zona de conciertos.

2022 fue un año de colapso de conciertos y festivales por todo lo acumulado de la pandemia. Se decía que este era el de la normalización, pero lo cierto es que la oferta sigue siendo amplísima, seguramente demasiada. ¿Cómo os afecta esto?

El año 2023 se ha convertido también en otro con demasiados shows. Madrid ha recibido un festival potentísimo nuevo que empieza al mismo tiempo que nosotros, el Primavera Sound, lo cual quiere decir que ahora mismo Madrid es una de las ciudades que más entradas musicales tiene a la venta en el mundo. Y hay que pensar en ello en positivo siempre.

Ante semejante oferta, ¿ha cambiado el público de Madrid con los años? ¿Ha aprendido? ¿Exige más calidad para todo en general?

El público de Madrid siempre ha sido muy buen público a nivel receptivo. El aprendizaje del público es una cosa clave e importante y es indudable que cada vez tiene más conocimiento. Esas son señas de identidad de una ciudad importante como Madrid. El fáctor del público madrileño, el que viene de fuera y el recinto que tenemos nos da confianza porque, de hecho, hay muchoas fechas que venden más de lo que venderían de una forma normal precisamente por el atractivo estival de nuestro festival. Eso es bueno para nosotros y para los artistas, a los que les encanta venir a nuestro espacio.

Desde luego, el público responde. Se queja de la subida generalizada de los precios en todas partes, pero luego está ahí. Ajustar los precios de los conciertos tiene que ser una tarea especialmente complicada en estos tiempos.

A nosotros nos han subido más de un 20 por ciento los presupuestos de todo. Las gradas, los escenarios, personal… y, sin embargo, no hemos variado el precio de las entradas. Tenemos un precio medio de 40 euros la entrada y lo hemos podido mantener. Eso sí, este año hemos empezado algo diferente, que es traer a una figura icónica de mucho coste, Bob Dylan, que solo se puede sufragar con precios de entradas. Pero hemos comprobado que nuestro público también es receptivo a hacer un día de súper gasto, porque las entradas las vendimos en una mañana.

Y tener a alguien como Bob Dylan ayuda al festival a crecer aún un poquito más.

Esta es una perspectiva que también tenemos de cara al futuro, ver si podemos contar con dos o tres figuras icónicas que, aunque el precio de la entrada sea muy caro, colorean el festival. Nos permiten también una mayor visibilidad y que nos conozca mucha más gente que no nos conoce. Estamos encantados de poder acoger a figuras emblemáticas como Bob Dylan en nuestro festival, pero exceptuando su caso, nuestros precios siguen oscilando desde los 25-30 hasta 50-60 euros en la mayoría de conciertos. Nosotros no hemos subido los precios. El público quiere ir a los shows y nosotros hacemos todo el esfuerzo que podemos para que nuestras entradas sean apetecibles y la gente se las pueda permitir. Cuesta, porque a veces tenemos conciertos que dices ‘bueno, aquí es que no vas a ganar nada’, pero yo soy del espíritu de que hay que hacerlos. Es capital que tanto promotores como artistas pensemos en el público, porque es soberano y sin público no hay show.

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