Vídeos de conciertos: U2 el 26 de septiembre de 2010 en el Estadio de Anoeta de San Sebastián

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A mí me está haciendo bien recordar grandes viejos conciertos. Espero que, si habéis caído por aquí recientemente, a vosotros también. A veces los recuerdos que te impone Facebook son una puta mierda agridulce, pero es lo que tiene ponerse en manos de algoritmos. Que no saben, que no sienten. Por eso prefiero ser yo quien regrese al punto espacio-tiempo que considere necesario cada vez.

Y lo hago a través de eso, de grandes reuniones de gente buena en torno a unas canciones más o menos tribales según cada cual. Hoy me apetece regresar a U2, algo que he estado evitando aposta durante todo ese ciclo (todos los conciertos AQUÍ) por ser demasiado obvio. Y para no ser demasiado obvio, retorno al recital del 26 de septiembre de 2010 en el Estadio de Anoeta de San Sebastián.

No sabría expresar cuanto puede llegar a molar viajar para ver a tu banda favorita lejos de casa. Me parece hasta feo intentarlo porque es dejar por el camino tantos sentimientos, tantos chistes, tantos disparates, tantos pintxos, tantos copazos, tantos conatos de infartos varios, tantas personitas aportando su cosita para que el resultado sea memorable. Y joder si lo fue en este caso, joder que sí.

Me decanto por recordar este periplo donostiarra porque, además, andaba algo desencantado con U2. O sea, siempre bien, pero a veces pues en las relaciones largas hay bajona. Esta época no fue de las que esperábamos recordar un domingo de confinamiento global cualquiera, pero ha resultado que al final sí. Porque la energía que brotó en Anoeta me pilló por sorpresa y, bueno, me reconcilió con lo más básico.

Fue un concierto de puta madre inesperadamente. Sabíamos que iba a ser bueno, hablamos de U2. Pero es que fue de puta madre. Hasta los vascos cantaron y saltaron descontrolados. Eso ocurrió y lo podemos ver ahora si le damos al play a estos vídeos, no sin antes recordar que la crónica original está AQUÍ con un porrón de recortes de prensa escaneados y cosas y tal y eso. Aquel día era domingo. Hoy es domingo. Han pasado diez años. Parece otra vida. Pero somos eso que retenemos.

PD: Y al final del todo me clavo unas cuantas fotos personales. Porque no solo no quiero que no se me olviden, sino que quiero que a través de ellas nos veamos todos pronto. No es por ego, carezco de eso. Es por amor a lo bien que lo pasamos cuando estamos juntos todos a una.

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