Víctor Manuel: «La medida del éxito te la da el fracaso que puedes tener después»

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No ha estado ni mucho menos quieto en los últimos diez años, pero ese es exactamente el tiempo que hacía que no ponía sobre la mesa Víctor Manuel (Mieres del Camino, 1947) un nuevo álbum con canciones inéditas. Varias giras, un disco de versiones con su esposa Ana Belén y un libro de memorias le han mantenido alejado de la composición, pero ya está de vuelta y presentando en vivo su nueva obra, Casi nada está en su sitio (Sony Music, 2018).


«No escribo nunca cuando estoy de gira», apunta a Mercadeo Pop el asturiano, para luego profundizar: «Lo hacía cuando tenía 20 años, pero ahora es muy complicado, necesito unas condiciones específicas para escribir canciones. Encerrarme a oscuras sin ventanas, no ver naturaleza fuera para no distraerme. Me encierro a oscuras para concentrarme».


Y admite, en cualquier caso, que «sí tenía ganas de escribir canciones para un nuevo disco», por lo que se puso a ello de enero a marzo de este año «como si no hubiera un mañana». «Cosa que nunca había hecho. Ni cuando era joven. Pero esta vez me daba para un álbum doble», destaca.


Al final no fue doble y decidió quedarse con trece nuevos temas en este Casi nada está en su sitio que refleja, según explica, la «sensación de velocidad con la tecnología y tantas noticias». «Esa sensación de que a veces no llegamos, de que tenemos demasiada información y cuesta trabajo asimilarla», resalta.


Más allá de esa idea nuclear, en el álbum hay «canciones alegres, optimistas y con ganas de contagiar a los demás». Y según señala, también otras «más reflexivas», pues al final él plasma lo que vive «con sentimientos comunes en los que mucha gente se puede ver reflejada».


«Yo he escrito toda la vida canciones para que me quieran», bromea, para luego retomar la idea de la identificación: «También porque siempre he notado al otro lado gente que me confirmaba que lo que yo estaba diciendo le interesaba también».


DIGO ESPAÑA


Una de esas canciones más reflexivas es Digo España, en la que canta: ‘Qué bien suena esa palabra, no la arrojo contra nadie ni contra nada’. Toda una declaración de intenciones que él defiende afirmando que su intención al escribirla es recalcar que en este país «cabe todo el mundo», y agrega: «España es un marco muy ancho, ninguno somos maravillosos individualmente pero igual colectivamente podemos hacer algo».


Esquivando el concepto de canción protesta, que no le gusta porque da a entender que «estás cabreado», plantea Víctor Manuel que con Digo España también expresa «cosas que no le gustan, porque hay muchísimas cosas» de este país que no le gustan, a pesar de lo cual no tiene «intención» de marcharse a otro.


«Si yo pensase que los asturianos son lo mejor que hay y tienen algo mejor que sus vecinos de Lugo, Santander o León, estaría profundamente equivocado», reflexiona, al tiempo que indica que gracias a sus giras por todo el país durante más de cincuenta años, percibe que «hay gente buena y maravillosa en todos los lugares, igual que gente odiosa».


Recuerda, asimismo, que ha había cantado a España hace 36 años con España camisa blanca, escrita para Ana Belén en «otras circunstancias totalmente diferentes». Admite en este punto que mucha gente de izquierdas ha tenido problemas con la palabra España, quizás porque «la España de la que veníamos estaba muy manoseada y el franquismo en ese sentido se apropió de todo». «Había una clase de derechas que intentó tirar España y la bandera a la cara», remata.


«Afortunadamente todo eso se ha superado», prosigue, y señala que ahora «la gente joven» ve la bandera de España «como algo natural». «Quizás por el fútbol, donde se han ganado tantas cosas, pero ya es común y normal salir a la calle con tu bandera. Aunque a veces las banderas están (en la calle) en exceso y con el asunto de Cataluña han proliferado mucho. Yo preferiría que se las guardasen todas, las nuestras y las de ellos», remarca.


Más allá de esta canción en particular, se muestra Víctor Manuel más que satisfecho con el contenido global de todo el álbum, donde hay también un canto a Asturias titulado Allá arriba al norte, y otro tema titulado Que se vengan todos en recuerdo de una amiga llamada Azeneth Velázquez que murió hace 15 años, que tenía un don para juntar a su alrededor a gente de todo tipo y que incluso es mencionada en Noticia de un secuestro de Gabriel García Márquez precisamente por esa virtud.


GIRA DE PRESENTACIÓN
La gira de presentación de este nuevo trabajo arrancó en octubre en Avilés y tras recorrer varias ciudades recala este jueves 20 de diciembre en Zaragoza. Ya en 2019 será turno para Narón (A Coruña, 19 de enero de 2019, Pazo de Cultura), Villanueva de la Serena (2 de febrero, Palacio de Congresos), Alcoy (9 de febrero, Teatro Calderón), Santander (15 de febrero, Palacio de Festivales), Gijón (16 de febrero, Teatro de La Laboral) y Barcelona (4 de abril, Palau de la Música).


Aún más fechas habrá después en Alcázar de San Juan (27 de abril, Pabellón), Pamplona (3 de mayo, Teatro Baluarte), Bilbao (4 de mayo, Palacio Euskalduna), Logroño (5 de mayo, Rioja Fórum) y una mini residencia de Víctor Manuel en el Teatro de la Luz Philips Gran Vía de Madrid, donde actuará los días 9, 10, 11 y 12 de mayo de 2019.


Víctor Manuel se muestra muy agradecido por la respuesta «tan fuerte» del público ante esta nueva gira, y dice con sorna que «el día que la gente deje de comprar un disco o una entrada» para verle tendrá que «empezar a pensar en irse a casa».


Y es que, según subraya, para él el éxito «desde hace muchos años» es hacer un buen trabajo y quedar satisfecho: «Que las canciones sean apreciadas por la gente. Agradeces los halagos, claro, pero si te lo tomas muy en serio te puedes volver loco. La medida del éxito te la da el fracaso que puedes tener después. Ser número 1 es algo que está ya fuera de mi alcance. De alguna manera estoy amortizado, números 1 tuve cuando era joven, ya casi no me acuerdo».


Por último, aún asegura que para él «no hay nada mejor que escribir una canción, con la sensación de plenitud que te da estar haciendo una obra maestra, aunque no lo sea». «Es la sensación de sacar algo de donde no hay nada. Siempre que empiezo a escribir canciones tengo la sensación de que se me ha olvidado. Y habrá un día que pase eso y ya no salgan más. Pero cuando sacas algo, cuando sacas agua de ese pozo, te sientes Superman», concluye con una permanente sonrisa de satisfacción y orgullo.

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