U2 y los putos Who

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Nunca lo comprendí. Me decía mi hermano «para mí U2 son los Who». Y yo, pues joder, no sé, como que no. Hablamos de cierto tipo de prehistoria, que igual esto era a finales de los ochenta y yo no tenía ni diez años. Así funciona la movida en mi cabeza.

Y yo escuchaba a escondidas que si el Joshua, el Rattle, ¿dónde coño están los Who de los huevos? Pues ahí, en todo, flotando, fluyendo. Los putos Who. Ocurría, y ahora comprendo, pues que yo estaba descubriendo a Led Zeppelin, a Deep Purple y a Black Sabbath. Por eso soy tan jevata.

Pero lo que no pillaba es que la guitarra de Pete Townsend en ‘Substitute’ era lo más pretty hard ever. Lo más even better than the real thing. Coño, el riff acústico es simpático pero, amigos, vaya hostia el resto. Me mola porque personalmente no me molan los sesenta y el ‘Beck’s Bolero’ tampoco creáis que me dice gran cosa aún siendo el acabose.

Sí que pillo que ahí está ese movimiento del folk al heavy metal absolutamente prehistórico. Y el maldito Jimmy Page en la sombra siempre todo, forrado a libras como músico de sesión, esperando pacientemente el momento de la eclosión él bien sabía que iba a ocurrir. Pensad en esa mierda: El tipo sabía quien era Jimmy Page antes de que Jimmy Page existiera. Y fue a través de Jeff Beck, al igual que de su buen colega Eric Clapton.

Hemos lllegado hasta aquí inesperadamente para remarcar que The Edge es otro guitarrista sobrenatural. Que de la misma manera que Jimmy Page, quizás involuntaeriamente, inventó los solos de Eric Claptón al reventar los vúmetros hasta el rojo de Satán, pues The Edge inventó a U2. ¡Sin hacer solos!

No hay duda, de hecho, pues Bono es un copiota de Roger Daltrey. Y la base eran los Ramones, por citar a los más universales, pues a su vez los Ramones copiaron a los Bay City Rollers, entre otros cienes. Y en realidad, para el caso que nos ocupa, fueron los Small Faces y los Yarbirds. Si sigo encadenando nombres al final la música es lo puto menos, cuando es lo único.

La movida es cambiar el prejuicio por la construcción. No hay prejuicio, eso qué mierda es. Aquí no cabe. Creo que lo he gritado, pues acabo de recibir una mirada ascendiendo desde el sofá frente a mi que me lo dice todo: «Papá, no sabemos qué mierdas construyes pero, vamos a hacerlo y, por favor, no nos vayamos nunca a dormir». Está bien, vamos a ser las New York Dolls otra vez.

(Para mí, por enésima vez, todo está aquí y es en las estrofas): 





Lo que no saben, porque ni me hacen putísimo caso, es que son el ‘Godzilla’ que canta Leiva con Bunbury con Ximena Sariñana. Esto es solo el clásico inciso de madrugada, ya perdimos el hilo y, no pasa nada, lo sigo viendo a lo lejos y lo vamos a pillar. Es como cuando Perico se dejaba caer al final del grupo de escapados como si ya no pudiera más pero luego se cagaba la perra.

Eso es. Eso era. Perico Delgado es uno de mis ídolos básicos, uno de esos que te cagas. Le pude ver en el podio en 1994 cuando hizo tercero en La Vuelta detrás de Mikel Zarrabeitia. ¿Os podéis creer que no sé quién ganó? Sería Tony Rominger, ¿no? Lo voy a mirar. Os lo juro, hablo por hablar. Pero qué guay constatar que así fue. Igual que a U2, a esto me llevó mi hermano el de los Who de los cojones. Se hizo un primer lustro de los noventa definitivo el muy cabrón. Y Manolo Vive la lucha sigue.

Lo voy a cerrar, lo voy a hacer bien. Voy a improvisar como los gallos: Bono, losputoswho, viernestarde, pollavieja, trap, reguetón, que te duermas. Vale. Igual no rima pero, se ha dado la circunstancia de que mis hijos, que solo ponen Second, me han dejado por un instante poner otra cosa en el coche. Les puse ‘Every breaking wave’, que la amaban y la cantaban con fruición hace un lustro y han dicho, a la par: «Papá, guay». Y han tarareado la movida. No tengo nada que cerrar porque todo sigue magníficamente abierto.


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