Texas (2015) Sala del Palacio Vistalegre (2015) Madrid

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Lugar: Vistalegre (Sala). Madrid
Fecha: 17 noviembre 2015
Asistencia: 2.000 personas
Artistas Invitados:
Precio: 30 euros

El carisma infinito de Sharleen Spiteri

Texas es una banda procedente de otro tiempo, comandada por una de las pocas mujeres que pueden decir que llevan (más de) 25 años dirigiendo la nave con armas tan infalibles a la par que progresivamente poco usuales como el talento, el carisma y, en definitiva, el saber hacer sobre el escenario.

Porque Sharleen Spiteri, por encima incluso de las canciones, es la clave del longevo precidamento de Texas en España, probablemente el país donde más éxito tienen junto con Francia, varios lustros después de debutar en 1989 con aquel arenoso Southside. Por eso, por ella, la noche que ya de por sí se preveía festiva, se confirmó como una gran celebración para un público que ha envejecido de la mano de unas canciones que todavía siguen efervescentemente presentes en sus vidas.

Y eso que el arranque fue algo tibio con la reciente Start a family en acústico con Sharleen Spiteri (Glasgow, 1967) recibiendo ya los primeros piropos y aullidos de aprobación, tanto de ellos como de ellas. Pero pronto se encendió la gramola del karaoke rejuvenecedor con temas de todos los discos del grupo como So called friend, Thrill has gone, Everyday now y When we are together, antes de recurrir a Al Green para poner el toque soul a la noche con su clásico Tired of being alone.

Para ese momento, el calor ya se había apoderado de la Sala San Miguel, un ‘escondite secreto’ con capacidad para 2.000 personas en las entrañas del Palacio Vistalegre, que en esta ocasión rebosó quizás de más y puso a prueba la elasticidad de sus costuras hasta ser un tanto incómodo. Pero como los agobios con música son menos, al gentío no le supuso esto mayores problemas mientras pudo corear la también relativamente reciente Detroit City, seguida de la más pretérita In demand, de nuevo en acústico.

En el ecuador de la noche suena la guitarra slide evocadora de I don’t want a lover, el tema de 1989 que les puso en el mapa y que todavía hoy sigue siendo su mayor y más reconocible éxito (y el más vehementemente disfrutado por el personal), a pesar de los otros siete discos que conforman el variado catálogo de esta banda que, partiendo del rock clásico se acercó después al soul y en cierta medida a la música pop bailable.

Pero los directos de Texas siguen siendo básicamente una liturgia rockera en la que el formato es guitarras, bajo, teclados y batería. Todo para arropar a una Sharleen Spiteri que es una líder a la vieja usanza, con camiseta y pantalones ‘de andar por casa’, que sale al escenario y se mete al público en el bolsillo con la primera sonrisa. Simpática y dicharachera, aún mantiene a los 48 años su evidente elegante atractivo y su poderoso torrente vocal. Con un dominio escénico que marca el ritmo a Halo, Once in a lifetime, The conversation, Guitar song y All the times I cried.

Todavía hay mecha porque quedan grandes clásicos que sonaron en España hasta la saciedad mientras cambiábamos de siglo (más o menos) como Summer son, Black eyed boy y Say what you want, todos ellos coreados y coreografiados por una parroquia que vivió su propia noche de viaje al pasado, sin duda recordándose y situándose diez y quince años atrás. Pero siempre celebrando el presente.

Para el bis queda aún la muy pop Inner smile, antes del desenlace (después de cerca de dos horas) con su recurrente versión del Suspicious minds de Elvis Presley que puso a todos los asistentes a trotar, refrendando que el lustroso pasado de Texas cuenta con un presente con pegada y un futuro al que bien pueden quedarle unos cuantos interesantes capítulos. Porque quien tuvo retuvo y quien tiene promete.

CRÓNICA PÚBLICADA (MÁS O MENOS PARECIDA) POR David Gallardo EN EUROPA PRESS

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