Tarque (2019) Hard Rock Cafe. Madrid

Crónicas

Tarque: Aquí es donde nace el rocanrol

En la vida se me ocurriría plagiarme a mí mismo y mucho menos copiarme un titular. Jamás. Pero es que Tarque ha conseguido la cuadratura del círculo teniendo una canción en su debut en solitario sin M Clan que se llame Aquí es donde nace el rocanrol. Porque exactamente eso son sus conciertos de esta etapa.

Es rocanrol crudo, sudoroso, parido ahí mismo con una naturalidad pasmosa. Así fue en diciembre en la Sala But -cuando así titulé la crónica- y así fue, aún más, este viernes en el 25 aniversario del Hard Rock Café de Madrid en un ambiente distendido y desinhibido. Fue mejor que un concierto normal justo por eso.

Un lugar canijo con el grupo desparramando en tu puta cara. Eso fue lo de este viernes. Sin la presión de un bolo al que la gente acude pagando entrada, ya de por sí todo resulta diferente. «Aplaudid como si hubiérais pagado la entrada», bramó en un momento dado Tarque, en su salsa, en plan chulazo desafiante pero simpático. Como siempre, vaya, pero más.



Un evento -un poco asquete como concepto- en este caso molón, la verdad, que arrancó con Lérica cantando unos temas para sus parroquianos y luego remató Tarque con el volumen más atronador que haya sentido jamás el Hard Rock Café de Colón. Dulce música para mis maltrechos oídos, confieso.

Tó tronaos, de hecho, sale el cuarteto para dejar las cosas claras. Tarque va sobrado, como ya hemos dicho, y a su lado Carlos Raya tira de Gibson Les Paul que da gusto. Es como un ensayo en el local, pero en nuestra puta cara y no veas si peta.

A veces uno es pretencioso y quiere, como otros compañeros de profesión (jajajaja), soltar frases brillantes. Pero del mismo modo que Tarque me contaba en su día (jajaja, toma pretencioso, cabronazo) que solo quería pasarlo bien con canciones guapas, en justicia hay que decir que sencillamente cumple eso.


Pero, eh, me subo una marchita: Es que me cago en la puta, aquí hay mandanguita guapa. Ahora y en la hora no es mi favorita, quizás Bailo sí lo sea. Desde luego lo es de mi crío canijo de año y medio, a quien su madre lanzaba besos imaginarios al aire justo en ese momento mientras él rompería cosas en casa de una de las abuelas.

Son cosas de papás y mamás. Les braseamos con nuestras movidas y luego cuando les mola les dejamos tirados. No deja de ser irónico pues, efectivamente, yo pensaba lo mismo y sería fantasía que le reventara la cabeza así el rocanrol. Aunque seguramente te joda la noche y todo se vaya a la mierda, ah, quién sabe.

La cosa es que eso, que Tarque y Carlos Raya se sobran como sin querer. Y a su lado están Carlos Chapo al bajo y Coki Giménez a la batería. Este último toca a hostias con los codos descojonado y me recuerda a Animal de los Teleñecos, aquel que tuvo el duelo con Dave Grohl. Otro pirado molón.

Es como algo primitivo: se juntan cuatro madafakas y te trallan a saco. Solo que vaya cuatro, ¿qué no? Y Tarque, que ya sabemos que es el mejor cantante de rock que tenemos por aquí, pues se lo pasa pirata haciendo el tontorito entre la gente y que si tal, que si dame cerveza o lo que sea. La cosa está así.



El disco de Tarque en casa es recurrente. Me mola mucho mi casa (más mucho más cuando está al completo). Se baila y se canta rock con naturalidad. En ocasiones a gritos (yo). Y es guay que de M Clan recuperen Se hizo de noche cuando te conocí porque esa faceta intensamente dark me llega a huevo. Luego el Come together ya es más como venga va, aunque chana mazo igual.

Fue cosa así de una hora y tampoco estaba con ganas yo de reseñar al detalle, pero Calle sin luz la lió parda porque la verdad es que M Clan tiene un poso molón entre nuestra gente treinteañera y cuarentona. Y no os lo vais a creer, pero también le gusta que te cagas encima al pequeño Bruno, que al final se dará contra la tele porque cabecea como un becerro.

Cuando veo esas cosas yo siento que cumplí mi misión en la vida. Procear nuevos terratenientes del rock. De esos que lo pillan como críos y, sin saber qué cojones sienten, se menean hasta el punto de poner en peligro su propia integridad. Es fantástico porque yo sigo siendo así, autolesionable, pero esa ya es otra historia para otra velada amigable como esta. Jodido Tarque.


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