Raphael (2016) Joy Eslava. Madrid

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Lugar: Joy Eslava. Madrid
Fecha: 22 noviembre 2016
Asistencia: 600 personas
Artistas Invitados:

El curioso caso de Raphaelín Button

En ocasiones pareciera que Raphael girara a una velocidad diferente a la del planeta Tierra. De hecho, casi diríase que ambos giran en direcciones contrapuestas, dando así como resultado una disfuncionalidad en la continuidad espacio-tiempo que propicia que el cantante de Linares, a sus 73 años, desprenda ahora más vitalidad juvenil que hace, no sé, veinte años.

Espoleado por ese brío post-adolescente, se plantó el jienense en el verano de 2014 en el festival Sonorama, auténtico epicentro de la nación indie española, adentrándose en un territorio que a priori le era ajeno. Pero allí lo vio claro: Ante sí tenía a toda una nueva generación, tal vez dos, quizás tres, de potenciales fanáticos con los que apuntalar una nueva etapa en su longeva trayectoria, iniciada hace más de cincuenta años.

No en vano, él se considera a sí mismoel pionero de la independencia musical en España, además de tener en su repertorio algunos himnos de indudable esencia pop. La puerta se abría en ese momento, ante la multitud del Sonorama y era cuestión de decidirse a atravesarla. Y con Raphael, dudas las justas.

Así nos plantamos en 2016 con el cantante publicando este viernes 25 de noviembre nuevo disco, ‘Infinitos Bailes’ (Universal Music), con canciones totalmente inéditas compuestas para la ocasión por Bunbury, Dani Martín, Iván Ferreiro, Manuel Carrasco, Vanesa Martín o Mikel Izal.

No queda ahí la nómina de compositores, pues también aportan sus temas Pablo López, Rozalén, Paty Cantú, Jorge Marazu, Vega, Paco Cifuentes, Virginia Maestro y Diego Cantero. Así hasta un total de 14 temas que Raphael, una vez más, recoge, moldea y hace suyos.

La presentación de ‘Infinitos Bailes’ era la excusa para la cita de este martes en la sala Joy Eslava madrileña (dentro del ciclo Escenario Eslava), donde el cantante interpretó con sobrado ímpetu y su habitual derroche de teatralidad ocho de estas canciones, acompañado por una formación de músicos que incluía teclados, batería, bajo y dos guitarras.

Una formación propia no ya del indie, sino del rock melódico que supura en este ‘Infinitos Bailes’, que en su presentación en directo tiene momentos en los que los guitarristas rasgan una Gibson Les Paul y una Gibson SG, con Raphael colocado entre ambos en una pose más propia del heavy metal. Y mientras tanto, mientras Raphael sonríe y se pavonea sobre las tablas como solo él sabe.

Esta es la nueva propuesta de Raphael, ruidosa y más melódicamente rockera que indie, pero sin perder la esencia raphaelista. Y habrá que esperar para saborearla más, pues la actuación en esta ocasión se limitó a ocho canciones del nuevo álbum, a saber: Infinitos bailes, Aunque a veces duela, Cada septiembre, La carta, Loco por cantar, Por ser tu, La duda desnuda y Carrusel como prematuro fin de fiesta.

Foto de Sergio Albert

Una fiesta corta y que salió bien aunque pudo torcerse desde la apertura de puertas, cuando una larga fila de admiradores bien entrados en años (la media podría ser de unos sesenta, aproximadamente) comenzaba a ponerse nerviosa y se agolpaba a las puertas de Joy Eslava con nervios y las clásicas ganas de la gente mayor por colarse los unos a los otros.

Una fiesta que era una presentación con la pista reservada a periodistas e invitados, mandando a esos admiradores que habian pagado 85 euros por su entrada a la segunda y a la tercera planta del recinto capitalino. Descontento generalizado y conatos de tanganas constantes en cada rincón, apacigüados con paciencia por los responsables de Joy Eslava.

Por eso, la velada comenzó con gritos de «timo, timo, timo» por parte de un sector del público que manifestaba así su enfado mientras el presidente de Universal Music trataba de acerse escuchar. Pero tuvo que desistir y pasar de discursos. Por suerte para todos, los ánimos se calmaron en el mismo momento en el que Raphael salió al escenario.

Como en él es habitual, ampliamente sonriente, derrochando agradecimientos, buen hacer, carisma y con su proverbial chorro de voz para presentar esta nueva cara renovada con la que ansía, además de retener a los suyos de siempre, acercarse definitivamente al público más joven. Convertido en algo así como El Padrino de toda una nueva generación de músicos que le veneran con regocijo. Protagonizando su propio curioso caso de Raphaelín Button.

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