Aparcar en el parking de un supermercado. Subir el volumen. Apoyar la cabeza con todo su peso contra el volante. Dejar que la música sea el suero que te mantiene con vida. La insulina que niegas, pero necesitas. Subir aún más el volumen. Retumbar por fuera. Resonar por dentro. No te sorprendería que las ventanillas se hicieran añicos. Como tú. Atado a tantas cosas.
Alguien te manda una canción con intención. Disimulas. Todos disimulamos. Somos escudos humanos. Canciones que te salvan o te destruyen. Ambas cosas, sí, es perfectamente posible. Caminas bajo la lluvia, te dejas llover. Igual tienes una canción en el bolsillo para ti, mientras piensas que nadie se acuerda de ti.
Cruzas sin mirar escuchando la canción tres de aquel disco que te compraste hace tanto tiempo. Te pitan. No cruces. La Castellana es muy ancha, aunque no tanto como tu espalda. Pasa un coche caro con una canción de mierda a todo trapo. Te apoyas en el semáforo en verde. Pero ahora no cruzas porque no te da la gana. Alzas la mirada y te colocas las gafas de sol. Contemplas los coches correr de más.
CRUZAS MAL
Por lo que sea, cruzas cuando está en rojo para ti y verde para los coches. Sientes que puedes porque no estás realmente allí, sino en aquella otra canción seis tan cruel. Dan volantazos, te insultan. Abres los brazos wide open como una estrella del rock de camino a casa. Esa sensación la hemos tenido todos: ganar perdiendo.
Caminas pesado. Haces algunas eses por destello. Dejas tus huellas en un charco de barro delante del hospital al que vas. Te echas un piti con Editors en la puerta. Vas a cruzar la última calle que queda pero, entonces, pisas mal, te retuerces, te caes y te golpeas. Te atropella la canción once de aquel disco irlandés.
Tirado en el suelo, con tu chupa de cuero, no eres otra cosa que otro más de ellos. Con la mano abierta, el móvil destrozado. Suena esa canción final con una calidad desastrosa. Ni en esto fuiste bueno. Tan cerca, tan lejos. Ves acercarse la última canción. Sabes que te va atropellar y te da igual. Nos atropellan canciones por cruzar sin mirar.
