Noel Gallagher High Flying Birds (2011) La Riviera. Madrid

Crónicas

Lugar: Sala La Riviera. Madrid
Fecha: 26 noviembre 2011
Asistencia: 2.500 personas (lleno)
Artistas Invitados:
Precio: 30 euros
Músicos:Noel Gallagher (voz y guitarras) y sus colegas

Setlist: It’s Good To Be Free, Mucky Fingers, Everybody’s on the Run, Dream On, If I Had a Gun, The Good Rebel, The Death of you and Me, Freaky Teeth, Wonderwall (acoustic), Supersonic (acoustic), Record the Machine, What a Life, Talk Tonight, Soldier Boys & Jesus Freaks, Broken Arrow, Half the World Away, Stranded on the Wrong Beach, Little by Little, The Importance of Being Idle, Don’t Look Back in Anger

Cuando las parejas saltan en pedazos hay que hacer el doloroso reparto de pertenencias: la casa, el coche, los niños, los amigos, los recuerdos, los fondos de pensiones, las fotos, los electrodomésticos, los discos, los libros, las facturas, las ropitas, las llagas, las heridas, los jirones de las sábanas compartidas y, lo más importante de todo, las canciones. En el caso de la pareja formada por los siempre mosqueados y palabroteros Gallagher, esto último se lo ha quedado Noel -Liam pasa total-, quien defiende ahora junto a sus ‘angry birds’ un notable disco en solitario, pero cuyos conciertos despegan realmente gracias al legado incontestable de la enormidad que es Oasis.

Porque vamos al grano: anoche en La Riviera sonaron ‘Wonderwall’, ‘Supersonic’ (tal vez la mejor canción de los de Manchester), ‘Talk Tonight’, ‘Little by Little’ y ‘The Importance of Being Idle’. Sólo por eso ya tiene sentido que 2.500 personitas, muchas españolas y muchísimas inglesitas, se congregen frente a un escenario a corear alzando sus minis de cerveza, mostrando desvergonzadamente a ese hooligan que todos llevamos dentro y con el que en mayor o menor medida todos terminamos peleándonos en la intimidad. Pero es que el concierto echó el cerrojazo con ‘Don’t Look Back in Anger’ y, ay, ese es uno de esos momentos que ya no se olvidan y que te reconcilian primero contigo, y después con los demás, que son los otros.

Concierto de noventa minutos clavados, como si de un partido del Manchester City se tratara, perfectamente milimetrado, y que de hecho duró más por los interminables espacios entre canción y canción. Hay que tener muchas pelotas para ponerte a afinar tranquilamente tu guitarra el tiempo que haga falta sin ponerte impaciente. Más pelotas aún hay que tener para empezar una canción (‘Mucky Fingers’ concretamente) y detenerte en seco a los tres segundos porque eso no te suena como tiene que sonarte. Llamas al técnico, le das la guitarra y te rascas el brazo frente al público mientras esperas. Eso es ser perfeccionista, estamos de acuerdo, pero también es mostar un desprecio asomobroso por lo que viene siendo el más mínimo sentido del espectáculo.

Pero como la cosa funcionó, y como la gente estaba ya de antemano muy por la labor de darlo todo (largas colas a las puertas de la sala desde más de dos horas antes del primer acorde), al final del día todo son caras sonrientes y dientes blanqueados. Y oye, es que en realidad da gusto acudir a un concierto y darte cuenta de que llevas una intensidad y una ilusión que esta noche, por una vez y que nunca jamás vuelva a repetirse, está por debajo de la media. La gente lo canta y chapurrea todo con un adorable puntito hooligan, de modo que poco a poco entras en la película mientras ves cómo ante ti se alzan miles de puños, vuelan los minis de cerveza y el personal se desgañita en el intento.

Pero es que como sucede cuando las parejas se destruyen, lo más complicado después es tomar conciencia de uno mismo como una unidad con derecho a la vida. Pero si pudo hacerlo el ordenador enloquecido de ‘2001 Una Odisea en el Espacio’, y si Noel puede hacerlo y sale por ahí sin su hermano, qué demonios, tu también puedes. Por eso al final lo disfrutas y simplemente sucede. Magia. Sucede gracias, todo sea dicho, a grandes temas como ‘Everybody’s on the Run’, ‘If I Had a Gun’, ‘The Death of You And Me’ y esa pequeña gran maravilla que es ‘What a Life’, lo mejor de la noche tras las visitas a Oasis. Chris Martin mataría por componer algo como esto, pero es que Noel aún le saca varios cuerpos de ventaja.

Ya que hemos vuelto a mencionar a Oasis, pues a ver, es que molan mucho y ya juegan en la división de las canciones relacionadas con recuerdos intensos. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que escuché ‘Wonderwall’ en 1995, en una vieja casette que me grabó un compañero de instituto. Realmente algo tiene esa canción, pues a los treinta segundos yo ya tenía claro que me acompañaría de por vida, y aquí estamos en 2011, peleando aunque ya con la dignidad extraviada hace mucho. Cierto que esta noche no ha sonado en toda su enormidad, pero no la necesita en realidad, pues es el público el que la eleva a un escalón muy superior. Y sin solución de continuidad, versión acústica de ‘Supersonic’, una de mis favoritas de siempre. Frío, vértigo, picores, cosquillitas, nudo en la garganta, terminas pensando en otra cosa mientras canturreas, pero regresas al aquí y ahora, y lo paladeas despacito.

‘Talk Tonight’ es una maldita cara b, además de otra pequeña gran maravilla que recuerda el estado de gracia de Noel a mediados de los noventa. ‘Little by Little’ sabe a gloria también, igual que ‘The Importance of Being Idle’. Es entonces cuando suenan los primeros acordes de ‘Don’t Look Back in Anger’ y el tiempo en cierto modo se detiene para nosotros. Ingleses y españoles hermanados en el pop, dándolo todo porque no hay otra opción, porque esta es una de esas pocas canciones que son más grandes que la vida y que asombrosamente siguen creciendo con el paso de los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los dolores, los sufrimientos, las alegrías, las emociones, las lágrimas, las sonrisas. Por todo ello, gracias Noel, tío borde. Dios nos bendiga us all.








Puedes ver más videos del concierto AQUÍ.




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5 thoughts on “Noel Gallagher High Flying Birds (2011) La Riviera. Madrid

  1. un poco pesado con la palabrita hooligan, aunque no quieras darle realmente el sentido tal, ya cansa.Yo lo llamaría simplemente amor.Y no me parece de desprecio al público parar la canción y cambiar de guitarra, ya sea afinar 1 min si hace falta. Todo esto lo digo sinceramente, fuera de fanatismos o sesgos.

  2. Yo estuve allí. También estuve en Beady Eye y en el de Oasis en el Palacio de los deportes. Me parece bien que Beady Eye cante las canciones de Beady Eye, porque son otro grupo. No suenan igual las canciones de Oasis sin Liam (y menos la de Supersonic). La verdad es que esperaba más de Noel, no cumplió con mis expectativas. Recuerdo que en el de Oasis no acabó Don't look back in anger hasta que no nos callamos y lo hizo él solo, ésta vez era como si fuera feliz mientras todos la coreábamos, como si fuera un Teletubbie y al acabar quisiera darnos un abrazo fuerte.

    Soy de Liam.

  3. Noel Gallagher, o cómo saber madurar sin terminar siendo una parodia de sí mismo, como el pesao de su hermano.

    Seamos francos, lóço único en lo que ha palmado este tío con el divorcio ha sido no poder quedarse con la custodia de uno de los hijos: Gem Archer.

    Siempre me pareció curioso lo de este hombre: no es el mejor guitarra, ni de lejos. Tampoco es el mejor cantante, ni de coña (aunque en los últimos tiempos ha dado un par de pasos al frente en este sentido). Tiene un carisma chiquitito sobre un escenario, es un sieso. A veces se "inspira" demasiado en otros y en sí mismo a la hora de escribir una canción y etc, pero… consigue en sus canciones y en el intimismo que le imprime a la hora de interpretarlas un magnetismo que deja huella durante el paso del tiempo, olorcillo de autenticidad, melodías, letras, himnos inolvidables… canciones que escuchas pasados 15 años y siguen sonando como antes y pequeñas joyas de nuevo cuño que tienen pinta de quedarse en la mochila y hacerte compañía durante también mucho tiempo (hay alguna cara b de este nuevo disco que vuelve a sorprender por haberse quedado fuera del tracklist, como en los viejos tiempos).

    Por mí, que por favor siga en solitario mucho más tiempo, le sienta de fábula.

    Por cierto, enhorabuena por la crónica.

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