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Niños Mutantes: «Estamos en un mundo en el que las desigualdades se agudizan cada vez más, también en la música»

Entrevistas

Niños Mutantes vuelven, continúan más bien, asumiendo retos y admitiendo miedos. Abriéndose en canal y optando por la sinceridad como mensaje principal. Para lo malo y para lo bueno, eso es su último álbum, ‘Cuchillos y diamantes’.

Partiendo del indie-rock, artesanía y orfebrería musical que pasa por del post punk melódico a la electrónica, de la psicodelia folk al pop atemporal, recuperando al tiempo las guitarras a un volumen que hace tiempo no tenían en sus discos.

Líricamente, las canciones van también un paso más allá. Frases que nos interpelan directamente como sociedad, mensajes que nos calan como individuos. Confesiones personales que a la vez son fragmentos de una historia común.

Con la banda granadina también de regreso en la carretera con su actual gira por salas, pillamos por banda a Juan Alberto Martínez (voz y guitarra) y Nani Castañeda (batería). Y hablamos de ‘Cuchillos y diamantes’ mientras nos dejamos llevar por la conversación.

¿Qué son estos cuchillos y diamantes? ¿Cuáles son los cuchillos y los diamantes de Niños Mutantes?

NANI: ‘Cuchillos y diamantes’ está tomado de una de las canciones del propio disco, ‘Mensajes’. Nos pareció un título chulísimo porque, al final, la vida son cuchillos y diamantes, momentos buenos y malos. Resume muy bien los sentimientos de todo el disco, el nuestro y de la gente en general.

Un disco que transmite muchas sensaciones. Algunas positivas y otras no tanto. ¿Es nostálgico, melancólico, luminoso, la vida misma?

JUAN ALBERTO: Melancólico no. Es un disco que tiene una parte descarnada y otra también muy de exaltación de cosas bonitas. Lo de cuchillos y diamantes tiene que ver con cuando estás en un momento complicado, y nosotros lo hemos estado a nivel colectivo y personal en mayor o menor medida. Hemos pasado fases que no han sido de las mejores de nuestra vida. En esas situaciones tienes que coger el toro por los cuernos, y esas serían las canciones descarnadas, las que están hablando claramente de algunos de esos cuchillos que hemos tenido o tenemos clavados. Por otra parte, también te agarras a las cosas que te hacen seguir, a los motores de tu vida. Yo creo que tiene una parte vitalista y otra parte dura y de meterse en terrenos bastante tenebrosos. Tiene las dos partes, por eso nos parecía perfecto el título.

El paso del tiempo nos preocupa a todos mucho. Más según van pesando los años. Y está presente en el disco. Tanto que ‘Madreselvas’ dice «tiempo para de una vez, deja ya de hacernos daño».

JUAN ALBERTO: Es que ya van llegando edades que dan vértigo, jaja. No nos sentimos viejos, pero no nos podemos sentir jóvenes. Quizás en el mundo de la música y del rock hay una sensación de que eres un poco eterno y vives una juventud perpetua, pero ninguno somos inmunes a las leyes de la naturaleza y la básica es que es el tiempo pasa y los seres envejecemos. Pero yo creo que en este disco no lo miramos con nostalgia. Porque por ejemplo está ’16’, que es una canción que habla de las distintas etapas de la vida, está hablando de conservar unas energías puras que nosotros señalamos que nacen a los 16 años. Pero al final lo que dice la canción es que da igual los años que tengas siempre que conserves ese rollo. En ‘Madreselva’ sí que es verdad que hay un grito de decirle al tiempo que se pare, pero para poder seguir disfrutando de las cosas que nos gustan. Pero creo que no vamos lloriqueando por hacernos viejos, aunque la procesión vaya por dentro, jaja.

NANI: En el transcurso del tiempo están los acontecimientos y la experiencia. Si no pasa el tiempo, no vives. Así que no hay otra que mirarla con alegría. No creo que estas canciones sean tristes, si bien hay una queja en ‘Madreselva’ y una celebración como en ’16’.

JUAN ALBERTO: Al final, nosotros estamos muy contentos de conservarnos tan bien a nuestros 16 años, jaja.

Cuanto más se le canta al paso del tiempo más se detiene también de alguna manera.

JUAN ALBERTO: Pues puede ser. Pero lo cierto es que es imposible no reaccionar ante el paso del tiempo. Nosotros lo hacemos en las canciones, otros lo hacen cuando se acuestan por las noches… en el cine, en la poesía. Es la gran condena o el gran regalo que tenemos, porque si eternizas el momento más intenso se convierte también en una pesadilla.

NANI: El paso del tiempo y el amor son dos grandes temas del arte. Siempre lo serán.

Musicalmente, ¿qué me contáis del disco? El anterior, ‘Ventanas’, nació antes de pandemia, este ya después. Son discos muy diferentes. Y ‘Cuchillos y diamantes’, en esencia, es un disco de rock.

JUAN ALBERTO: El otro día, Ángel Luján lo describía muy bien en su Instagram. Él como productor tiene mucho que ver con este disco porque planteó el objetivo de rebuscar en las esencias iniciales de Niños Mutantes, pero en vez de reproducirlas como eran, adaptarlas al momento actual. Hacer como un sonido Niños Mutantes 2.0 mucho más sofisticado. ‘Ventanas’, efectivamente, era un proyecto mucho más abierto y más libre en el que las canciones no estaban ni montadas de la misma forma, con una banda al completo en el local de ensayo. Este disco sí recupera el trabajo de banda completa, pero luego, en lugar de intentar reflejarlo de una forma sencilla, desnuda y cruda, lo retuerce en los sonidos de cada elemento, en las interpretaciones. Ángel nos ha apretado hasta el límite. Es una experiencia dura en el estudio porque no lo pasas bien cuando te planteas si eres capaz de hacer cosas que se están intentando, que no sabes si están en tus capacidades. Pero por otra parte es muy importante, porque en esa zona de no ser autocomplaciente… estoy dando vueltas para no decir la puta zona de confort, jaja… Se trata de apretarse, de aprender cosas nuevas y forzar el sonido, en definitiva. Estamos súper contentos con eso porque en el camino hay sangre, sudor y lágrimas, jeje.

La creación se alimenta siempre de las tensiones. Buenas y malas. Seguramente, más bien malas.

NANI: Totalmente.

JUAN ALBERTO: Hay una anécdota muy buena, porque en el proceso de grabación algunos que estábamos un poco hechos trizas y el propio proceso era tan exigente que a veces era un poco incompatible con ese ambiente festivo que suele ser la creación… Pasamos muchas cosas. Y por entonces escuche una frase de una entrevista con Arcade Fire, que contaban que coincidieron con Neil Young y les preguntó qué tal y le dijeron que estaban grabando un disco nuevo. «Pues disfrutad mucho», les respondió él, y se fue. Luego volvió a los cinco minutos para decirles, oye, no, «pasadlo muy mal». Y ahí lo que estaba diciendo es que en los discos en los que se pasa mal es de los que salen cosas buenas. Eso nos dio un poco de fe en el proceso, jaja.

Pues este disco costó, estuvisteis un montón de meses en ello.

JUAN ALBERTO: No es que estuviéramos desde diciembre hasta agosto grabando todo el tiempo, fueron sesiones discontinuas, agrupando bloques de canciones. Pero sí fueron muchos meses en los que hubo mucho trabajo de conversaciones e intercambio. Creo que el proceso más prolongado de todos los que hemos hecho. Y cuando estaba el disco supuestamente finalizado en julio nos dimos cuenta de que había cosas que necesitábamos y me fui yo solo con Ángel a Madrid en agosto chupando 40 grados, jaja. Esa fue la dosis de sufrimiento final adicional que el disco necesitaba para que fuera el proceso más arduo de todos y pudiéramos contarlo en las entrevistas.

Habláis de un trabajo intenso y agotador, a pesar de lo cual mucha gente piensa que una canción sale de un chasquido. Por eso parece, quizás, que la música es la rama menos valorada de las artes y, por eso, a su vez, se ve como menos cultura y más ocio y diversión. No sé si se valora la música en su justa medida, en definitiva.

NANI: No me había planteado eso, la verdad. Sí que hay como distinciones musicales. Con un artista de jazz y uno de música clásica se da por hecho que es alguien con una formación increíble, pero uno de rock es un pringao que se junta con los colegas y ya, jeje. Puede ser que eso esté ahí. También es verdad que hay un montón de artistas del rock y el pop desde hace décadas que son súper queridos y valorados. Eso va a depender directamente, a lo mejor, de la cultura que tenga el receptor.

JUAN ALBERTO: Pero es verdad que hay un gran desconocimiento del trabajo que hay detrás de la música pop, de la música rock. Quizás por la imagen festiva y lúdica de la diversión de los conciertos y los postconciertos, todos los mitos del sexo, drogas y rocanrol. Todo eso empaña el trabajo que hay, que es muy duro. Se da por supuesto que un escritor se levanta al amanecer para encontrar un ambiente tranquilo, se enfrenta al folio en blanco y se documenta durante varios años… bien, pues nosotros también tenemos ese tipo de procesos de trabajo muy intenso, muy complicado. Aparte, en los grupos está la parte de poner de acuerdo a personalidades distintas, que también es en sí otro trabajo, jeje. Quizás todo eso tiene un poco que ver con la visión social de falta de respeto hacia los músicos de nuestro gremio y en general hacia lo que la gente llama el artisteo. Porque tenemos todavía un poco el trato de titiriteros o de comediantes y juglares de la Edad Media que hacían su actuación y se les echaba limosna o se les daban las sobras del banquete. De hecho, a nivel legal se sigue hablando del Estatuto del Artista, por ejemplo. Se van dando pasos pero hay un problema de fondo de no considerar que este trabajo es un trabajo. Y este es un trabajo muy duro, que además está sujeto a la inestabilidad, a factores de azar, de suerte, que no te garantizan que pese a que tú te dejes la piel en un proyecto luego vayas a encontrar resultandos. Eso es consustancial a esto, pero hay mucho trabajo desconocido y que la gente cree que esto es simplemente subirse al escenario, tomarse un chupito y que empiece la fiesta y la diversión. Pero hay muchas horas detrás.

También hay mucho desconocimiento por parte del público en el espinoso asunto del precio de los conciertos. Porque la gente no sabe lo que cuesta ir los tíos en furgo desde Granada a tocar a la otra punta del país con los instrumentos, los técnicos, la gasolina, el hotel… Y pides 20 euros y les resulta caro, pero luego pagan 200 euros por cualquier estrella internacional.

NANI: También es verdad que a la gente le cuesta pagar esos 20 euros, como a todos. El precio de un libro, del cine. Al final, respirar es gastar. Lo que es una putada es lo que cobramos no los músicos, sino todos. Si subieran mucho los sueldos seguro que subirían los conciertos y subiría todo, con lo que seguiríamos igual.

JUAN ALBERTO: Estamos en un mundo en el que las desigualdades se agudizan cada vez más, y en el mundo de la música también. En este mundo de la música tenemos las giras de Madonna y Bruce Springsteen con entradas que pueden valer más de 1.000 euros, y grupos nacionales como nosotros girando a 20 euros. Se han ampliado las diferencias porque antes no eran tan grandes, pero lo nuestro no es extraño a lo que ocurre en otros muchos ámbitos fuera de la música.

La clase media es la que está sufriéndolo más, quizás. O al menos perdiéndose un poco en la música española. Vosotros lleváis casi treinta años, algo sabréis de esto.

JUAN ALBERTO: Nosotros lo vemos. Van apareciendo nuevas generaciones y el sistema se vuelve cada vez más despiadado. Nosotros llevamos treinta años, pero estamos viendo carreras fulgurantes sin tener el rodaje previo que por ejemplo tuvimos nosotros de patearnos toda España antes de ser conocidos para ir aprendiendo y haciendo el cayo del oficio. Aquí hay chavales que con un single o una canción que se viraliza de repente se ven en escenarios principales de grandes festivales y al año o los dos años han desaparecido. La putada que le ha hecho la vida a quien le pasa eso, que sin perspectiva de repente encuentran un éxito bestial y al poco tiempo lo pierden, es que les convierte en juguetes rotos y cabecitas destrozadas.

Es un momento con muchos grupos nuevos, hay un salto generacional. Hay muchas bandas de chavales que nosotros ya no conocemos y los chavales no os conocen. Second o El Columpio Asesino lo dejan… Está pasando algo aquí, es un momento de cambio.

NANI: Hay un doble proceso, porque relevo generacional siempre ha habido. Nosotros relevamos a otros que estaban. Pero ahora hay un relevo generacional y musical, que es lo jodido. Me imagino que al final sobrevivirán todos los estilos, pero ahora mismo la música de los jóvenes hasta treinta años está en su mayoría en la urbana, que está llenando sitios increíblemente grandes. Falta muy poco para que los grandes festivales que conocemos todos como alternativos dejen de ser alternativos y sean urbanos. Ahí vendrá el momento jodido de ver quienes sobreviven de todos los que estamos en el otro estilo más rock y pop. No vamos a desaparecer de repente, nunca pasa eso, pero es verdad que en los próximos cinco años la cosa va a cambiar bastante, y la nueva generación no escucha rock ni escucha pop. Además, la música urbana es muy amplia, desde el hip hop más clásico de los ochenta hasta lo último del trap y el reguetón o la mezcla de todo. Eso viene muy fuerte y los que están vendiendo entradas son ellos.

JUAN ALBERTO: Nosotros tenemos la canción que dice ‘Todo va a cambiar’ y yo digo que todo ha cambiado ya. Yo eso no lo plantearía en los próximos años, ya está aquí y son movimientos naturales. Desde que el pop es pop ha ido pasando eso, con generaciones que acaban prácticamente barriendo a la anterior, pero bueno, siempre quedan algunos representantes en pie. Bueno, por ahora nosotros estamos en ese grupo de guerreros aguerridos, jeje.

NANI: Aunque Juan dice que ya está aquí, todavía muy pocos festivales se atreven a mezclar la música urbana con lo alternativo. No hay. Y eso va a empezar a hacerse ya o no va a hacerse porque se va a quedar la urbana. Todavía no ha empezado ese momento de mezcla, que cuando se haga es porque ya están las dos cosas unidas y tirando para adelante. Pero ahora mismo no existe en España ese festival que lo aglutine todo.

JUAN ALBERTO: Para mí, la duda es si a la velocidad que va todo, con la mercantilización que lo convierte todo en producto de usar y tirar a una velocidad increíble, esta ola musical va a durar mucho o rápidamente vamos a ver otra que de repente acabe borrando a esta. Da la impresión de que toda la música urbana y el impacto del reguetón está globalizado totalmente y viene para quedarse mucho tiempo, pero a mí me asalta la duda de si al ritmo que van ahora mismo las cosas no vaya a ser una ola breve o que pronto vamos a ver algo que llegue con la misma potencia y lo reemplace. Y que va a ser una sucesión de estilos incluso más rápida que a las que estábamos acostumbrados de décadas anteriores.

NANI: Ese nuevo estilo musical no se adivina por ahora, pero puede ser que llegue.

Pues mientras llega o no llega, contadme los planes de Niños Mutantes. Estáis ya en ruta.

NANI: Estamos ya inmersos en la gira de ‘Cuchillos y diamantes’, sí. Nos queda carretera por delante, sobre todo en salas. Y nos llegan noticias de que se van agregando fechas ya más bien para verano. Muy contentos de volver a las salas, que hacía mucho tiempo.

JUAN ALBERTO: En 2017 y 2018 hicimos la gira de ‘Diez’. A mitad de aquel año hicimos un montón de conciertos en Sudamérica, completamos algo más en salas y fue un año de tanto trabajar que acabamos destrozados y decidimos que en 2019 apenas íbamos a tocar para centrarnos en ‘Ventanas’ como proyecto nuevo. Entonces, claro, nos pilla 2019 de retiro voluntario y luego 2020, 2021 y 2022… la pandemia. Así que son casi cinco años sin hacer una gira por salas, que es lo que hacíamos desde el 98, por lo que ahora estamos recuperando las sensaciones de lo que es montarte en una furgoneta, hacer kilómetros, llegar a una sala, tocar viendo las caras de cerca de la gente… y la verdad es que en las pocas fechas que llevamos hemos acabado muy contentos de recuperar esas sensaciones. Es bonito. La música en festivales está muy bien, pero la música en las salas tiene algo especial de calor, de conexión directa. Y además hemos hecho un esfuerzo por trasladar al directo un disco complicado al directo y estamos contentos. No suena a un concierto de toda la vida de Niños Mutantes, hay un sonido diferente.

Yo opino que el reconocimiento de verdad de la música al nivel del cine y otras artes pasa por lo que ocurre en las salas. Es ahí donde se le da valor de verdad a lo que está pasando, donde se produce la conexión.

NANI: Son discursos diferentes porque el discurso de un artista en un festival no puede ser nunca el mismo de una sala. Es muy difícil y no pasa en otras artes. No pasa en el teatro, ni en el cine, ni en la pintura, pero para nosotros sí, cambia mucho el medio. En un festival tu expresión artística es diferente obligatoriamente. Muy rara vez vas a poder mostrar todas las aristas y matices de tu música porque no tienes ese tiempo y porque la gente no está allí para eso. Uno paga 20 euros en una sala para que te el artista te explique lo que es él en su cien por cien, pero no es así en un festival donde la gente no está atendiendo para eso.

¿Pues por qué ir a veros a una sala?

NANI: Para comprobar que treinta años después todavía se puede hacer rock, jaja.

JUAN ALBERTO: Vistos los primeros conciertos, animaría a que vengan a las salas porque aunque llevemos mucho tiempo hay gente que aún no nos conoce en la distancia corta, que es donde ofrecemos esos matices. En el festival tienes que pintar a brocha gorda, porque se mira desde muy lejos, y en las salas te puedes permitir hacer trazos más finos que yo creo que llegan mucho más dentro.

PRÓXIMOS CONCIERTOS DE NIÑOS MUTANTES

18 de marzo. Teatro Barceló (Bee Week). Madrid
19 de marzo. La Casa Encendida. Madrid
24 de marzo. Teatro Victoria. Monzón
25 de marzo. Sala Veintiuno. Huesca
15 de abril. Berlín Social Club. Almería
5 de mayo. Sonidos del Puerto. Cartagena
9-13 de agosto. Sonorama Ribera. Aranda de Duero

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