Neuman: «La música es un arte, no algo rutinario y mecánico»

Iván Pujol

El nuevo disco de Neuman, Crashpad, entró directamente en el número 6 de la lista de ventas españolas en su primera semana a la venta. «Es un álbum fantástico que tenía muchas ganas de hacer. Estoy muy emocionado con todo, empezando por el diseño de doble vinilo», plantea exultante a Mercadeo Pop el líder del grupo, Paco Román (Melilla, 1972).

Con una mezcla de orgullo y sentido del humor, explica Paco que el último disco siempre «es lo mejor porque, aparte de ser la novedad, vas creciendo y aprendiendo a expresarte de la mejor manera». Y aún añade divertido: «Los discos no son unos mejores que otros, son distintos. Aunque ahora creo que Crashpad es mejor que cualquier otro».

También lo considera mejor que If, su anterior entrega, que le ha mantenido en la carretera desde su lanzamiento en 2014 y con el que Neuman ha alcanzado sus más altas cotas de popularidad, con presencia en la práctica totalidad de los festivales españoles y llegando a llenar La Riviera madrileña en noviembre de 2015.

Precisamente ese salto exponencial fue el que llevo a Paco a repensar su propuesta con la intención de «empezar una nueva etapa después de tres años con If, un disco con un ciclo que terminó alargándose muchísimo». Para abrir esa nueva fase, llegó a pensar en irse a Chicago para grabar con el productor Steve Albini, conocido por sus trabajos con Nirvana, Pixies o Veruca Salt.

«Pensé en Steve Albini porque me gustar arriesgarme y no repetir fórmulas. Pero lo medité y decidí cambiar diametralmente el plan y montar un estudio en mi casa para ir grabando canción a canción. Algo laborioso, porque tienes que montar los instrumentos de manera específica para cada tema y hay que empezar de cero con cada uno. Pero lo importante es que una canción te conmueva, no que esté perfectamente milimetrada», apunta.

Con el disco ya disponible para el público, asegura Paco que el proceso «ha sido largo y tedioso» pero satisfactorio por poder volver «a esos inicios en los que lo hacía absolutamente todo». Encantado con el resultado, aprovecha el músico melillense para recordar que que «el rock de toda la vida se ha grabado así, en cinta analógica y canción por canción». 

«Técnicamente es un proceso muy laborioso pero la música es un arte, no algo rutinario y mecánico», apostilla, al tiempo que reflexiona: «Soy un poco freak, me gusta el tema analógico, las válvulas y todo ese romanticismo. Los grandes discos de los setenta tienen ese espíritu, ya no solo en el sonido sino en la forma de hacer canciones. Así te arriesgas porque puede sonar mejor o peor, pero lo que sí te aseguras es que va a sonar distinto y eso para mi es muy importante para no caer en clichés».

Con ese leitmotiv creativo siempre presente, destaca Paco que él hace música «por amor al arte», y echa la vista atrás para recordar el camino transitado desde la formación del grupo en 1998: «Ha sido muy duro. Pero mi vida es la música y he renunciado a muchas cosas por ella. Este es el momento soñado de Neuman».

El éxito de su anterior álbum propició la llegada de la estabilidad a la vida de Paco y a la trayectoria de Neuman. «Ahora todo se enfoca de una manera más tranquila», afirma, al tiempo que recalca que se moría de ganas de volver a la carretera para una «extensa gira» de presentación de Crashpad, que «ya tiene muchos festivales para el año que viene».

«Es un disco que nos va a dar muchas alegrías», vaticina Paco sobre este Crashpad con el que él personalmente desea que la carrera de Neuman «siga igual pero un poquito mejor para seguir subiendo pequeños escalones». Y todavía lanza una última proclama de autoafirmación vital: «La hora y media que estoy tocando es lo que hace que todo merezca la pena. Los kilómetros, dormir y comer fuera… todo lo compensa el concierto».