MTV Madrid Beach (2012) Madrid Río

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Lugar: Palacio Madrid Rio
Fecha: 21 de septiembre de 2012
Asistencia: Miles de personas
Precio: Gratis
Artistas Invitados:
Deivhook, Carlos Sadness (con Zahara como invitada), El Columpio Asesino, The Yall, The Zombie Kids

Antes de que se montara una farra apocalíptica que se saldó con sesenta heridos de diversa consideración (veinte de ellos policías), once detenidos, contenedores en llamas y coches destrozados, la segunda edición del festival MTV Madrid Beach estaba discurriendo con relativa normalidad. Pero es cierto que ya de primeras llamaba la atención cómo la muchachada estaba acudiendo en masa a la llamada de una fiesta en la que la música sólo era un elemento más, y no necesariamente el más importante.

A eso de las ocho de la tarde decenas de chavales y chavalas van cogiendo posiciones en los alrededores del recinto del festival. Aprovechando que este año se ha colocado el escenario mirando hacia el Palacio Real, se puede escuchar la música e incluso ver el escenario desde el otro lado del río, mientras tranquilamente vas bebiendo lo que has comprado en el súper, sin necesidad de estar más cerca del meollo. Dentro, además, alguien ha decidido que no se venda alcohol, y lo ‘más parecido’ son minis de cerveza sin a 7,5 euros. Para partirse el culo.

Los conciertos gratuitos son ETA, y por allí el público no podría ser más variopinto. Mucho curioso de todas las edades, algunos cuantos fans de los grupos en cuestión, y mucho adolescente con ganas de fiesta y de aparentar en las redes sociales que su vida es la hostia de excitante. La policía a esas horas pasa de todo y charlan entre ellos en corrillos mientras, como casi todo el mundo, miran tontunas en sus teléfonos móviles. Por supuesto, se hartaron de corear el ‘Seven Nation Army’ de los White Stripes como si les fuera en ello. Se queda uno con ganas de preguntar al azar cuantos conocen a Jack White. Pero casi mejor pasar, no es cuestión de pillarse un berrinche innecesario y gratuito. Los que estaban en el recinto al menos lo daban todo y mostraban cierta inquietud musical sólo con su presencia.

Carlos Sadness desgranó las canciones de su disco ‘Ciencias Celestes’ provocando no pocos grititos por parte de la parroquia femenina. Mucho flow, una buena ración de pop blandito para corazones jóvenes pero ya magullados (chicos y chicas, anda que no os queda, todo termina siempre yendo a peor, así que no sufráis, total para qué). Muy coreado fue el pegadizo estribillo de ‘Celeste’, igual que la aparición en escena de Zahara para cantar a dúo ‘Au Revoir’. Interesante propuesta que se espera de largo recorrido y aún en la rampa de lanzamiento.

Turno después para El Columpio Asesino, el grupo independiente del año, que hizo el recital habitual de esta temporada, con un ruidismo tan troglodita y drogata como melódico y frágil, de menos a más con las canciones de su exitoso álbum ‘Diamantes’, tales como ‘Perlas’, ‘Dime que nunca lo has pensado’ o ‘Corazón Anguloso’. El momento cumbre, por supuesto, llega con ‘Toro’, una de esas canciones enormes que prenden instantáneamente y que bien valen toda una carrera como banda. El público se abre y entre todos ordenadamente hacemos la raya de farlopa más larga de Europa. Desde Madrid hasta Berlín concretamente, con la piel de gallina por puro instinto de supervivencia.


Vamos a confesar en este punto que entre que el resto de la noche nos daba bastante igual y la imposibilidad de tomarse una cerveza para adultos en el recinto, optamos por cruzar al otro lado del río y seguir el festival a una razonable distancia. Pavor al descubrir que ya había muchas más gente fuera que dentro, que se sentía el descontrol en el ambiente, que nadie había previsto algo así, y que Madrid Río parecían Las Vistillas funcionando a pleno rendimiento.

Las propuestas guerreras y machaconas de la electrónica de The Yall y The Zombie Kids pusieron banda sonora al inminente apocalipsis bélico. Sus canciones fueron excitando progresivamente al personal mientras se hacía cada vez más complicado moverse por toda la zona entre Príncipe Pío y La Riviera. Pocos curiosos ya entonces, aunque aún quedaban algunos tiernos infantes correteando en el epicentro de la intoxicación colectiva.

Cuando ya nos estábamos preguntando qué iba a pasar con estas miles de personas en el momento en que acabara la música, vimos llegar por el Puente de Segovia una veintena de coches de policía con las lucecitas encendidas pero aún sin sirenas. En un primer momento pensamos que llegaban para salvar a Carlos Sadness y liberarle del asedio de las fans del MTV Bitch (yaaaaa, es broma), pero rápidamente nos dimos cuenta de que realmente estábamos en el centro de una olla a presión, así que saludando al tendido pusimos pies en polvorosa, pues aunque por lo general la jarana nos pone cachondos, esta noche este que escribe tiene la boda de unos amigos que merecen nuestra presencia en plenitud de facultades. Por una vez fuimos buenos, por una vez nos retiramos a tiempo y por una vez no tuvimos la culpa de todo.

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