Mägo de Oz: «No montéis un grupo pensando en hacer giras y ganar dinero, para eso os vais a Operación Triunfo»

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Después de celebrar su treinta aniversario con la Orquesta Sinfónica de México,Mägo de Oz ponen fin a cinco años de silencio discográfico con Ira Dei (Warner Music, 2019), un trabajo doble -número 1 en su primera semana en México y España-, como es costumbre conceptual, en el que, con un sonido endurecido y la participación de Ara Malikian, sitúan a la humanidad en un mundo apocalíptico con no demasiadas esperanzas.


«Nos imaginábamos un armagedón, los cuatro jinetes del apocalipsis», apunta a Mercadeo Pop el batería y principal compositor, Txus di Fellatio (Jesús María Hernández Gil, Bilbao, 1970), quien explica que «todo gira en torno a una protagonista llamada Rebeca, una joven palestina a la que una sociedad secreta, con el fin de traer a Cristo y clonarlo, insemina artificialmente con el adn de la ‘vera crucis’, la cruz en la que supuestamente fue crucificado el niño Dios».


Y aún prosigue: «La sorpresa es que tiene dos embriones y uno es Cristo y el otro el anti Cristo. Cada uno desconoce la existencia del otro, uno funda la ciudad del bien y otro la oscura. Es el antagonismo, el bien y el mal que todos tenemos eso dentro. Dios no existe y el diablo tampoco, eran extraterrestres que vinieron a colonizar este planeta hace millones de años. Somos un planeta más y nosotros en nuestra incultura los llamamos dioses».


Como dato, en la portada del álbum aparece crucificada esa protagonista, Rebeca, encarnada por la actriz porno Apolonia Lapiedra, algo que no fue premeditado, según Txus: «Buscamos modelos pero solo decían que no. Apareció esta muchacha angelical pero me dijeron que era actriz porno. Yo nunca quise que fuera ella pero tanto Warner como nuestro director de imagen dijeron que daba igual, aunque yo temía que se usara ese argumento y se desviara la atención».


Las canciones, en cualquier caso, son las que captan esa atención al dibujar un mundo en el que «no parece que haya salida», tal y como admite el violinista Mohamed (Carlos Prieto, Madrid, 1969), quien añade: «Vamos recibiendo señales. Entre la naturaleza, que se va a la mierda como ya decíamos en Gaia, y nadie hace caso, o los políticos que mandan como Trump, nos vamos a la mierda. En nuestras manos está poder reconvertirnos».


Asiente su colega Txus, quien argumenta que tiene la impresión de que «mientras haya fútbol», por ejemplo, el ser humano va a estar ocupado y distraído para olvidar lo que «realmente importa». Así, tras recordar que en el Océano Índico hay una isla de plástico del tamaño de Francia, prefiere tirar de sentido del humor para asegurar que cada vez están más cansados de luchar, por lo que «si viene el fin del mundo, por lo menos que nos pille borrachos».


Pero retoma entonces el tono grave Txus para destacar que, efectivamente, aunque los discos de Mägo de Oz sean «muy catastrofistas, siempre está el mensaje de que hoy toca ser feliz». «En el fondo creemos en la humanidad, creemos que el hombre es bueno. ¿Para qué sirve el horizonte si das dos pasos y se aleja esos dos pasos?. El horizonte vale para que camines. Siempre amanece gratis y de lo poquito que no cuesta dinero es que salga el sol cada mañana para ofrecer un nuevo día e intentar cambiar tu destino».


Las temáticas apocalípticas de las letras de Txus son diversas y especialmente duras en Tu funeral, que protagoniza una mujer que «habla en primera persona al cadáver de su maltratador». De hecho, el cadáver está en la sala de autopsias y la maltratada le dice ‘y en ese ataúd tendrás otra cama para poder volver a violar’.


Se trata de afrontar la violencia de género, por tanto, como parte de ese mundo gobernado por la ira de Dios. «Otros lo hacen más suave y pueden hablar de esto poniéndole tiritas, pero nosotros teníamos que hacerlo de la manera más cruda. Es una canción muy extremista y me gusta abrir esa discusión de si se puede alguien alegrar de la muerte de su maltratador», reflexiona el batería y principal letrista del grupo.


«Es que el rock tiene que hacerte pensar», tercia Mohamed, quien subraya que Mägo de Oz nunca le dice a la gente «qué tiene que hacer, pero sí que hay que pensar las cosas». «Nuestras letras no son de estar con mi chica en la playa, sino de levantarse y luchar», apostilla el violinista, antes de que su compañero remate: «Sin esto, el rock se convierte en pop».


En la canción El séptimo sello también se canta a los ancianos que mueren en soledad, otra señal del fin del mundo, según Txus: «Que nuestros ancianos mueran solos es el ‘warning rojo’ de que esta civilización está enferma. He visto muchos ancianos solos y me parece increíble que la única compañía de una persona que lo ha dado todo sea la radio y el botón rojo de asistencia».


CARRETERA Y MANTA


Con el disco ya en la calle desde el pasado 8 de marzo, los planes de Mägo de Oz pasan ahora ineludiblemente por volver a esa carretera en la que, en realidad, nunca han dejado de estar durante el último lustro, compaginando los conciertos con la composición de este ambicioso nuevo álbum.


«En un mes iniciamos gira por España hasta octubre. Vamos luego a Estados Unidos otro mesecito. En marzo de 2020 haremos presentación en Madrid y Barcelona tocando el disco completo y luego nos vamos tres meses a Latinoamérica», anticipa Txus sobre esta generosa gira cuyas fechas se pueden consultar en www.magodeoz.com.


Muchos planes, en definitiva, para un grupo que afronta así otra década de vida ya con 31 años cumplidos y que sigue activo e ilusionado porque, en palabras de Txus, «lo importante cuando haces música es que quieres expresar algo que tienes dentro».


Y por eso lanza un mensaje rotundo al universo: «Queridos niños, no montéis un grupo de música pensando en hacer giras y ganar dinero, para eso os vais a Operación Triunfo que ya os manipularán las compañías y las televisiones. Duraréis dos años y luego seréis como Rosa de España arrastrando su cuerpo por escenarios mínimos».


«Nosotros hace algo más de cuatro años tocamos para 5.000 personas en Moscú y eso sí que no lo esperaba nunca. Cantando en castellano, además», rememora el batería, para luego sentenciar que «el éxito y el fracaso son dos impostores, no existen». «Es suerte, estar en el momento idóneo. Porque trabajo, pasión y dedicación la tienen miles de grupos y no tienen la suerte que nosotros», apostilla.


Más cerca en el tiempo tiene esta pareja su reciente visita a México, pues aún están sufriendo las consecuencias del jet lag. Pero lucen encantados y cuentan orgullosos que estuvieron «nueve horas firmando discos para 2.000 personas», algo que consideran una «barbaridad». «Es que allí somos un grupo extranjero con todo el aura que eso tiene, mientras que aquí somos los Mägo de aquí y ya se sabe que nunca nadie es profeta en su tierra».


Y termina entre risas: «Mägo de Oz somos odiados y amados a partes iguales y eso desgasta mucho. Vale, algo de drogas y alcohol puede tener que ver pero es que esto es una banda de rock, no somos Andy & Lucas… Aunque cada vez menos. Yo llevo tres cafés esta mañana y a las cuatro de la madrugada estaba haciéndome unos macarrones por el cambio horario. El rock n roll es una mentira. Los youtubers son los rockeros de hoy en día».

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