Low Cost Festival (2012) Benidorm

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Lugar: Ciudad Deportiva Guillermo Amor. Benidorm (Alicante)
Fecha: 27, 28, 29 julio 2012
Asistencia: 50.000 personas
Artistas Invitados: Suede, Placebo, Kasabian, Vetusta Morla, La Casa Azul, Supersubmarina, Iván Ferreiro, The Sounds, The Whip, Varry Brava, The Right Ons, We Are Standard, Second, Triángulo de Amor Bizarro, Bigott, La Habitación Roja, El Columpio Asesino, Cosmonauta…
Precio: Desde 50 euros (abono)

Benidorm, ciudad hostil, despropósito urbanístico, desorden alimenticio, agotador exceso cubista, no hay por donde cogerte pero permaneces de alguna manera inexplicable adorable en el recuerdo. Tres días intensos por tus calles me han restado tres semanas de vida que en el futuro añoraré, pero que me quiten lo bailado con Suede, Placebo, Kasabian, Vetusta Morla, La Habitación Roja, Second, The Right Ons, Supersubmarina y tantos otros. Eso ya nadie nos lo quita a ninguno de los que por el Low Cost Festival nos arrastramos con más pena que gloria, con la mejor de nuestras maltrechas voluntades, meneando tokens, pegando botes y refrescando gaznates con la única preocupación del aquí y el ahora.

Arrancó la maquinaria un viernes en el que todo eran sonrisas y depósitos llenos a full. Tótemes del pop británico de los noventa, los reunificados Suede inundaron de nostalgia la primera jornada del festival gracias a clásicos como We Are the Pigs, Animal Nitrate, The Wild Ones, Filmstar, Trash o Beautiful Ones. Liderados por un saltarín, sudoroso, glamuroso y ‘slim fit’ Brett Anderson (50 años, 50 kilos, 50 lonchas) por el que no pasan los años, torrente de voz aún aparentemente intacto, triunfaron fácil con un repertorio para treinteañeros en el que tampoco faltaron The Drowners, So Young, New Generation o la emotiva Saturday Night en la parte final.

Mientras acababan su concierto estándar de noventa minutos no eran pocas las chiquillas que se arremolinaban en las primeras filas en busca de un buen sitio para el segundo plato fuerte de la velada, esos Supersubmarina cada vez más fenómeno de pop guitarrero efervescente y criticado por la facción indie más purista que parece no soportar del todo bien el éxito masivo de unos estribillos violentamente radioformulables.

También durante hora y media Supersubmarina repasaron las canciones de su irregular segundo largo, ‘Santa Cruz’, si bien cuando realmente lograron incendiar a la concurrencia fue con temas de su debut ‘Electroviral’, tales como ‘LN Granada’, ‘Ana’, ‘Cientocero’ o ‘XXI’. Esta banda crece le pese a quien le pese, con un directo a ratos no tan bueno como cabría esperar, pero siempre exultantemente efectivo. Y que tienen un cantante guapo, dicen, en plan Brandon Flowers de Despeñaperros, de esos que todos los paletos del pueblo quieren arrojar al pilón por pura envidia cochina.

La tarde arrancó mucho antes, aún con sol, gafas y gorritos, con la diversión desenfrenada de Varry Brava, ideales más para la madrugada loca que para la luz del día. Prosiguió con el huracán rockero de The Right Ons, una de esas bandas que merecen mucho mucho mucho más y que debieran plantearse ya en serio cantar en español para partirlo a vida o muerte. Coño, que son los Black Keys españoles, con aires a Jet, AC/DC, Black Crowes y dios sabe cuantas influencias molonas más.

Iván Ferreiro, barbudo, estuvo tan intenso como siempre haciendo jirones su corazón y el de cualquiera que le prestara acaso un poquito de atención en temas como ‘Turnedo’, ‘Pobreza Extrema’ o las pirateras ‘Años 80’ y ‘Promesas que no valen nada’. Hay quien incluso cree que tanto dolor le da mala suerte siempre que le ve en directo pero no, eso son paparruchas, pamplinas. Iván es certero en el diagnóstico y eficaz en la purificación del alma que vaga buscando respuestas. Aplauso sincero.

La organización habla en esta primera jornada de 17.000 personas, todas ellas perfectamente repartidas en todo momento por otras actuaciones como la de los bailones We Are Standard, siempre contundentes, un valor seguro para la fiesta. The Whip y The Sounds también desafiaron al desánimo con esa voraz vitalidad festivalera que parece poder con todo, que todo lo anega, que te hace desafiar los límites de tu capacidad física. Pero el viernes, primera jornada, todos podemos con todo, si bien progresivamente nos vamos agotando, algunos poco a poco, otros súbitamente, tirados cual piltrafas por el suelo, preciosos cadáveres indies.

El sábado amanece más o menos perezoso en función de la hora de recogimiento de cada cual la noche anterior. De manera perfectamente escalonada el personal va recuperando posiciones y se anima pronto con Anni B Sweet, Cosmonauta y Fanfarlo. Ya para cuando llega el turno de Second esto vuelve a parecer un festival gracias a ese pop rock épico tan marca de la casa y tónadas como Rincón Exquisito, Autodestructivos o Muérdeme. Como siempre, elegantes y rotundos a partes iguales. Lo hemos dicho mil veces, pero venga, una más: tendrían que estar ya llenando pabellones, son banda para ello. Y como somos así, después les seguimos hasta el escenario Sol Música, donde se marcaron un acústico de cinco temas en plan de andar por casa que nos vino de perlas a modo de bis. Mientras tanto, el personal bailoteaba desacomplejado con los arrolladores Fuel Fandango, siempre sudorosos, buenrollistas y quema zapatillas.

Turno entonces para Placebo, abrumadores, contundentes y rocosos. Ganadores de la jornada gracias a un repertorio trufado de clásicos como Battle for the sun, Every you every me, Special Needs, For what it’s worth, Meds, Slave to the wage, Song to say goodbye, The bitter end o Infre-red. Al igual que a principios de mes en su paso por Madrid, Brian Molko se mostró comunicativo y socarrón, perfecto líder para una banda que arrolla y que ya trabaja en su esperado nuevo álbum para el año próximo.

Es el Low Cost un festival perfectamente organizado, en un emplazamiento cómodo, con una oferta gastronómica de locura (¡ay esa panceta por dios!) y que trata de no solapar conciertos más de lo inevitable. Así las cosas hay momentos ciertamente locos como todo el mundo moviéndose a la vez desde Placebo hasta El Columpio Asesino cruzando los dedos para tener tiempo de desfarrar con ‘Toro’, ese temazo que alguien de nuestra tropa afirma que es para los indies como el ‘Born to Run’ de Springsteen para los más clasicotes. Joder, tal vez sea excesivo, pero desde luego dispara la adrenalina hasta límites irracionales. Una canción que bien vale un concierto, un disco, un grupo, una carrera musical. «Sois el quinto mejor público que hemos tenido este año», braman desde el escenario, siempre desafiantes, siempre pétreos los navarros.

Para entonces el festival ya se había vuelto del revés arrojado a los brazos de la fiebre del sábado noche, momento de mayor asistencia de toda esta edición. Y cuando se trata de fiesta siempre puede aparecer La Casa Azul con su irrefrenable poder para provocar el baile más o menos errático incluso del más tímido del lugar. Destacable también su despliegue audiovisual, siempre plausible. A tiro hecho, éxito esperado con mucho mucho público. En la recta final de la noche Citizens!, Etienne de Crecy, Make the Girl Dance y los siempre incendiarios The Zombie Kids con el personal literalmente fuera de sus casillas jugando peligrosamente con los límites de sus reservas físicas.

Tras desfondarse el viernes y el sábado, la sesión final del domingo se antojaba titánica y, como no puede ser de otra manera estos días, olímpica. Dj Warm Up y McEnroe tuvieron el papelón de abrir para un público absolutamente de domingo y al que le costaba arrancar. Nosotros nos fuimos de nuevo al Escenario Sol Música a ver el acústico de los Right Ons, pues son una de nuestras apuestas de la temporada. Como la cosita fue corta, tranquilamente a ver a The New Raemon y nos encontramos a un estadio moribundo con todo dios tirado por el suelo salvo unos cuantos irreductibles en las primeras filas. Tímidamente por momentos hay destellos de energía, pero claro, la música por ahora tampoco es que anime especialmente a la fiesta. Más bien lo contrario, recogimiento, reflexión, botellitas de agua, aún en vías de recuperación.

Los bailes estrambóticos de Bigott ya sí van logrando resucitar al gentío un poquito más, pero se hace evidente que hay que dosificar con Kasabian y Vetusta Morla en el horizonte. Sin embargo, el pop guitarrero de filiación británica de La Habitación Roja resulta reparador cual ducha de agua fresquita y ya los que se sienten con fuerzas vuelven a arrojarse al averno. Suenan de lujo, limpios y potentes, y triunfan con canciones tan redondas como ‘Ayer’, ‘El resplandor’, ‘Voy a hacerte recordar’ o la épica emotiva de ‘Indestructibles’. Esta banda, plena de oficio, merece más reconocimiento por sus años de dedicación a la creación de bonitas melodías pop, algo que todos creen poder hacer, pero no tantos consiguen. Sus letras arañan pero suenan cargadas de esperanza, así que venga, arriba, indestructibles.

Tristemente a Jero Romero nos lo tenemos que saltar por motivos que no vienen al caso, pero de nuevo estamos preparados para los hipnóticos Kasabian. Se nota menor afluencia de público que el sábado, pero los que están son ruidosos y se hacen rápido con los mandos de la noche gracias a ‘Days are forgotten’, ‘Shoot the runner’, ‘Velociraptor!’, ‘Underdog’, ‘Where did all the love go?’, ‘Club Foot’, ‘Misirlou’ (la de Dick Dale, la de Pulp Fiction, vaya), ‘Goodbye Kiss’ y ‘Lost Souls Forever’. Actuación coreable, con la banda a buen nivel y sinceramente agradecida, que acaba con ese himno de estadio que es ‘Fire’ y todos contentos, raudos muchos a darse un baño ruidista en el otro escenario con Triángulo de Amor Bizarro quienes, por supuesto, atronan sin piedad. Como tiene que ser, demonios.

Vetusta Morla son el otro gran nombre de la noche y hacen una actuación ya de sobra conocida por todos, en la que arrancan con ‘Mapas’ y después desgranan las canciones de ese su segundo disco, mezcladas con la histeria que casi sin querer siguen provocando ‘Copenhague’, ‘Un dia en el mundo’, ‘Autocrítica’, ‘Sálvese quien pueda’ o ‘La cuadratura del círculo’. A pesar de la evidente falta del factor sorpresa, lo cierto es que tienen un directo que arrolla y no falla, que inyecta, que remueve, que emociona. Un directo de un grupo con mayúsculas que pone el corazón cada noche, algo que se contagia y que precisamente por eso hace de cada velada algo necesariamente único y especial. Bendita sobre exposición noblemente defendida desde las tablas con canciones que crecen con vida propia.

Tiempo ya entonces de ir plegando velas con todo el dolor de nuestro corazón, pues sólo nos llegan buenas palabras de gente absolutamente de fiar sobre los directos de Putilatex y Kakkmaddafakka. De Le Corps Mince de Francoise y Buffetlibre ya no tenemos información, pues estaban sus actuaciones programadas a horas dignas de héroes olímpicos. Por eso enfilamos el camino hacia el descanso y la reflexión sabiendo que el lunes será, como no puede ser de otra manera, largo, duro y difícil, tembloroso, trémulo, doliente, penante.

Por nuestra parte sólo buenas palabras para un Low Cost Festival que acoge a sus visitantes con los brazos abiertos (lo de los tokens y no poder pagar con euros no mola, eso no, digámoslo), como un reducto de lógica dentro de todo lo excesivo e irracional que hay alrededor, más allá de las puertas y las pulseritas de colores. Un festi nada baratija que trata bien a la muchachada, en el que triunfaron los que tenían que triunfar, ligaron los que tenían que ligar, y fallecieron los que tenían que fallecer.

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2 thoughts on “Low Cost Festival (2012) Benidorm

  1. Grandioso festival! Los grupos impresionantes y la compañía más.

    Intenso y divertido, exactamente como lo has contado, así ha sido, merece la pena y mucho. Los tokens un coñazo pero es lo de menos.
    Siempre soy tan feliz en este festi que miro a Benidorm con buenos ojos a pesar de los hooligans de 7 años y de su monstruoso urbanismo

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