L.A.: «Queda más guay decir que no, pero para mí sí es un objetivo sonar en la radiofórmula y llegar a más gente»

Entrevistas

L.A. llevan ya unos meses presentando su ‘King of Beasts’. Un quinto álbum de estudio con el que la banda liderada por Luis A. Segura se despoja definitivamente de cualquier tipo de etiqueta para ofrecer su entrega más variada y ambiciosa, a través de 17 cortes que se impulsan en el pasado para saltar hacia otro punto insospechado del futuro.

«Es la primera vez que me pongo a los mandos de la producción», apunta a Mercadeo Pop el líder del grupo, Luis A. Segura, quien añade: «Esa es la gran diferencia de este disco con los anteriores. Además, Antonio Noguera ha sido el coproductor y fue quien me incitó a dar el paso de hacerlo yo mismo con su ayuda».

Una voz tomada esa decisión, el resultado de los esfuerzos de la pareja es una obra en la que, por supuesto, hay rock, pero también otras sonoridades que oscilan entre el folk, el pop y el funk, con variopintos arreglos electrónicos. Todo ello puesto en pie desde la base de una banda clásica con voz, guitarra, bajo y batería.

«Es un disco muy orgánico y ecléctico, con partes instrumentales, como un desastre organizado. A nivel técnico es el mejor sonido que he sacado en mi vida. Y hay mucha tecnología juguetil, es una cosa que siempre me había llamado la atención. Además, llevo tiempo escuchando Solange, Kendrick Lamar o Kanye West y me han atraido mucho», explica.

«Mi voz y mis melodías mandan en L.A.», aclara, para los despistados, al tiempo que señala que ‘King of Best’ «tal vez sea un primer paso hacia un universo sonoro nuevo que está por venir y que puede enriquecer mucho la propuesta». «Lo que pueda ir añadiendo es lo que puede ensalzar o tirar por el suelo las canciones. Todo lo que hemos metido es bastante acorde con el momento actual y cómo suena el mundo», apostilla.

Ya desde sus comienzos, a L.A. se le identificó directamente con bandas como Pearl Jam, algo que acepta de buen grado Luis, quien añade que también tiene un «sello muy Beatles». Pero una vez admitido eso, se pregunta «por qué no ir sumando otros» pues, a su juicio, «todo enriquece y esto no es un dispositivo con capacidad limitada, sino que es más bien infinito».

Y aún agrega: «También hay canciones con voz y guitarra acústica porque funcionaban bien así y no era necesario meter parafernalia. Algunas de ellas podrían estar en un disco de country o de americana perfectamente. El single ‘Leave it all behind’ es el tema más Tom Petty del disco y convive con otros en plan The last shadow puppets o Florence and The Machine».

Con el abanico absolutamente abierto, también aprueba de buen grado Luis la comparación con Ed Sheeran en temas como ‘Turn the lights on’: «Puede ser. Tengo dos niñas pequeñas y una de ellas se dormía a diario con Ed Sheeran. El tipo es un portento, aguanta los shows el solo con su guitarra. Acepto la comparación».

Ante tal enumeración de referencias y con tanta experimentación, Luis confiesa que, efectivamente, «cuando tienes tantas opciones puedes perder la cabeza muy pronto y hay canciones que llegaron a sonar excesivamente barrocas». «Pero nos acotamos bastante en plan ¿en serio necesitamos cuatro pistas de maracas?», bromea.

A este respecto, añade que «es complicado cuando te metes en el mundo de la tecnología de los sintes y los samplers porque la propuesta es tan amplia que es fácil perder los papeles». Por eso, recalca que hay que «ir con mucho ojo y mucha autocrítica», al tiempo que explica que han trabajado con «libertad absoluta pero controlada, con buen gusto y el criterio musical» que han ido «ganando con los años».

Al tratarse del quinto disco de un grupo en constante progresión, cabe preguntarse si sonar en radios comerciales y llegar a más público está entre sus objetivos. Y Luis responde sin rodeos: «Sí que es un objetivo, claro. ¿Por qué no introducir ese concepto en la música indie actual, que no es la de 1995? ¿Por qué no pueden sonar Love of Lesbian, Second, Lori Meyers, L.A. o mogollón de bandas en la radiofórmula?»

«Claro que es un objetivo para mí, amén de que eso repercute en público, en ventas, en giras y en todo de lo que yo me nutro en mi vida. Es absurdo negar eso. Queda más guay decir que no, pero para mi sí es un objetivo. Es un objetivo seguir creciendo, que acuda más gente a vernos y que esto dure más tiempo», resalta.

Y todavía remacha: «Eso de yo solo quiero tocar para cuatro tíos en un bar de mala muerte, bueno, ok, lo acepto, me parece fantástico, pero no es mi caso. Por supuesto que quiero llegar a más gente y crecer. Yo quiero seguir aquí. Si tienes ganas de llegar a un sitio, tienes que luchar por ello, eso por lo menos».

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