– Kaiser Chiefs (2009) Palacio Vistalegre. Madrid

Crónicas

Lugar: Palacio Vistalegre. Madrid
Fecha: 2 febrero 2009
Precio: 23 euros
Asistencia: 3.000 personas
Artistas Invitados: Danananakroyd

Músicos: Ricky Wilson (voz, pandereta y cencerro), Andrew White (guitarra), Simon Rix (bajo), Nick Baines (sintetizador y teclados) y Nick Hodgson (batería)

Setlist: Spanish metal, Everyday I love you less and less, Everything is average nowadays, Heat dies down, You want history, Ruby, Thank you very much, Good days bad days, Na na na na na, Modern way, Half the truth, Never miss a beat, I predict a riot, Take my temperature, The angry mob
Bis: Can’t say what I mean, Oh my god

Primer lunes de febrero. Llueve a mares durante todo el día. La ciudad se mueve por inercia, entre cabreada y resignada. Pero al menos se mueve. No hay nada peor que esas ciudades de hormigón que no sólo parecen muertas, sino que lo están. Madrid puede estar enferma, pero su gente todavía tiene ganas de resucitarla. En las barras de los bares de Carabanchel no es lunes. Puede ser cualquier día, pero desde luego no es un lunes de esos a los que todo el mundo odia. Los lunes nunca hay fútbol, no es el día del espectador en los cines y, en ocasiones, los lunes todavía duran las resacas. ¡Putos lunes!

Tengo que agarrarme a un clavo ardiendo para dar un poco de sentido a esos malditos días. Salir del trabajo un lunes y encerrarme en casa es contraproducente, me hace sentirme como un tedioso oficinista acabado a punto de la jubilación, heroinómano y con un mono del tamaño de la catedral de Burgos, para más señas. Un poco de indie rock vigorizante, por qué no. Unas cuantas cervezas frías, por qué no. Un rato en buenas compañías, por qué no. El treinta aniversario de la muerte de Sid Vicious exige una celebración por todo lo alto. Hay que ser idiota para querer ser como el pobre Sid, ciertamente. En realidad todo es una excusa, buscar un motivo. Está bien.

Vistalegre es mi territorio, es mi barrio. En sus calles soy yo mismo y me siento en casa. En sus bares encuentro mi hogar. Allí está mi familia. En los alrededores del Palacio, otrora plaza de toros, según recuerdan a la mínima los más viejos del lugar, los reventas (feos, sin dientes, desaliñados, talluditos como salidos de otra época) ofrecen entradas a 20 euros. «Más baratas que en taquilla, chaval». Me parece estupendo. Te partiría la cara sólo por dirigirte a mi, sucia escoria, pero te sonrío porque mi educación católica, aunque me pese, ha hecho esto de mi. Es lunes y no tengo ganas de pelear. Es su día de suerte.

Hace mucho que no paso por aquí. Creo que desde que en marzo de 2004 fui con un colega a ponernos hasta el culo mientras ignorábamos a Marea. Era sábado y era el evento del barrio, ¿vale? Está todo igual, pero sin gradas. Pensaba que iba a ser peor, pero las lonas blancas que tapan los graderíos le dan un aire pasable a cine en tres dimensiones un tanto marciano. Hay mucho ambiente pero no está lleno. Hace frío, eso sí. Casi tanto como en la calle, aunque al menos no nos llueve encima. Esta es una solución de mierda y de urgencia por el cierre de La Riviera, otra gran mierda, pero al menos aquí no hay palmeras ni camareras estiradas con exceso de ego. Lo que hay son camareros lentos hasta el vómito.

Porque es lunes, el mundo sufre una crisis económica descomunal, pero los asistentes se agolpan, se meten los codos, se empujan con cierto disimulo y con una sonrisa en la cara, con falso buenrollismo, para conseguir pedir un vaso grande de cerveza. No, no es gratis. No invitan los Kaiser Chiefs. Ni si quiera hay rebajas. Son ocho euros. Delante mía, delante nuestra, un chaval ya manifiestamente perjudicado pide tres whiskies con coca cola. «29 euros». «¿19?» «No, no, 29» «¡Me cago en la puta!» Pero saca el dinero sumisamente y paga. Deberíamos asaltar las barras, pero los sucesos sangrientos tienen que ocurrir en fin de semana. Así está estipulado por ley.

Se apagan las luces. El invento, al menos, suena bien. Al menos igual de bien que La Riviera puede sonar. Tras la introductoria y no muy inspirada Spanish Metal, los hooligans de Leeds meten la directa y ya no paran. Son como una lata de cerveza abierta de mala manera que no cesa de escupirte gas a la cara. Son los AC/DC del indie rock, a todo trapo y sin un mínimo cambio estilístico. Son indie sobrado de testosterona. Si fueran de Hortaleza serían los Porretas. Pero son ingleses y se les emparenta con Blur, The Jam, The Clash y, por coetáneos, con Franz Ferdinand. Gustan mucho a las chicas. Hay muchas chicas. Universitarias tal vez. Hay chicos que no se han enterado de que es lunes y pasean su torpe embriaguez entre la gente. Suerte para ellos.

Spanish Metal

Every day I love you less and less


Las canciones de su primer disco, Employment (2005) son recibidas como clásicos, como si esto fuera un concierto de Pearl Jam y atacaran los cortes de su álbum ‘Ten’. Everyday I love you less and less, la segunda de la noche y posiblemente su mejor tema, es una bomba de relojería. Modern Way, I Predict a Riot y Oh My God, todas ellas del citado disco, suponen puntos álgidos. La intensidad de la banda no baja. La del público tampoco. Pero salvo Ruby (¡cómo se parece a Hold the line de Toto!) y alguna otra perla como Never Miss a Beat o Heat Ties Down, el contenido es plano y confirma que su debut es demasiado bueno. Estos tipos sacados de una peli de Guy Ritchie lo tienen difícil para mantener el listón a la altura necesaria. Tienen que digievolucionar o recibirán una merecida tarjeta amarilla. Pero en directo lo consiguen gracias a sangre, sudor y cerveza.

Acostumbrados a pasearse por tantos festivales como pueden (no cuesta imaginar al público en bañador, con gafas de sol, gorros estúpidos y el cuerpo lleno de cerveza desperdiciada), la actuación queda corta. Apenas setenta minutos. Hacen un buen repaso a sus tres discos, pero precisamente por tener tres discos, pueden enrollarse unos minutos más. Pero pasan. Y eso que la actuación se alarga cuando Ricky decide demostrar los resultados de sus clases de animador futbolero y hace que la gente levante los brazos y grite como si su equipo fuera a lanzar un córner. Pero ni con esas hay para más.

Good days bad days

Lo suyo es llegar, invadir, masacrar y retirarse. The Angry Mob suena a himno casi generacional, me apuntan desde la banda izquierda. Puede ser, desde luego. Es la canción que berrean un grupo de mozalbetes mientras abandonan el recinto, sudorosos pero contentos. Porque la gente se retira contenta. Tal vez un viernes o un sábado habrían reclamado un bis más, pero hoy casi mejor contentarse con el derroche sincero de una hora que con un maratón que termine por provocar algún bostezo. Bueno, eso no, eso parece imposible con Kaiser Chiefs. Un lunes de mierda, como todos, pero desde luego mucho más digno de lo normal gracias a una potente dosis de rock de clase media y de pub inglés. Muy inglés.

Crónicas de la prensa seria:

Otras crónicas en internet:
El Mundo
Público
Flickr (fotos de alta calidad)
Muuma

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14 thoughts on “– Kaiser Chiefs (2009) Palacio Vistalegre. Madrid

  1. coincido en prácticamente todo… excepto en lo de ‘Hold the line’
    Había muchas chicas, sí. Va a resultar que nos gustan los hooligans.
    Enhorabuena por el post, compañero.

  2. Pues sí, un poco de frío, unas cerves y una buena dosis de gamberrismo inglés (un tanto precocinadillo creo yo…), aunque hay que reconocer que sonaban bien.

    los fabricantes de panderetas están de enhorabuena con estos colegas, desde luego…

  3. Si, lo de la bebida fue una clavada. Pero pudo estar peor. Me gustaron bastante, sonaron bien y el sonido era muy decente. Lo peor, la de niñitos que había, que me apuesto el cuello que no se sabían ni las canciones, el frío que hacía y que se estiraron muy poco. De todas todas, yo volvería a ir

  4. Lo has clavado, sin lluvia y viento hubiera ido. Y a lo mejor hubiera arañado una entrada de diez euros a algún reventa desdentado para empezar mejor la semana…

    Aunque, bueno, lo de los setenta minutos me sigue pareciendo de juzgado de guardia.

  5. hahah galko; una cronica bastante viceral … pero cierta .. nice
    Te reto a que hagas otra, en plan "TARANTINO" con OASIS & KINGS OF LEON. "Cheers"

  6. en verdad…unos teloneros muy sufridos pero con mas chillidos que voces…
    muy de acuerdo, con la duracion de la sesion de los Kaiser….el de al lado me decia…» no te vayas…van a salir otra vez», iluso…cuando el salia por la puerta los otros ya estaban en el hotel…
    aunque fuera Lunes la gente tenia muchas ganas…no se moririan si hubieran salido por una sola cancion mas…
    Lo de la bebida…mejor no contar…esos chikillos hacian lo que podian…algunos, seria la primera vez que tiraban una caña…aun asi he de decir que fueron amables en todo momento.
    En definitiva, un concierto dinamico pero algo escaso (aunque sea lunes y algunos nos hayamos levantado a las 6 de la mañana)…
    Otra vez será…

  7. La organización, fatal, vale que fueramos pocos, pero… Creo que se pasaron un poco con la informalidad…
    Los teloneros, aunque llevaban buenas intenciones, a mí no me acabaron de entrar (y mirando a mi alrededor, creo que tampoco mucho…). La bajista como si no existiera, el cantante estaba mejor de batería y el batería mejor de cantante ;P
    Y ya entendí el por qué de las dos baterías… Para tapar un poco los berridos, jajaja!!! El único que merecía la pena era el guitarrista y el batería que sólo era batería 🙂
    Los Kaiser fueron tan buenos como cortos!!! Me quedé con ganas de más, y quizás sea cierto, si hubiera sido otro día de la semana se habría pedido con más ganas que se extiraran un poco más.
    También me sorprendí mucho: éramos casi todas chicas!!!!
    Esperaré a la próxima!!!

  8. Cierto!! que mejor que pasar un lunes con buenos amigos, en un concierto de unos tios que me encantan?!.
    Estuve en primera fila, lo que hizo que saliera la groupie que hay en mí, y que todos, por otro lado, llevamos dentro.
    Fue corto, tanto, que seguía ahí mientras desmontaban la batería, quería más.
    En fin, ¿Cuando vamos al siguiente?

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