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De la generación beat a Bukowski: influencias literarias en la obra de Tom Waits

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Por Rafael Rosado Domínguez

Al igual que la sección instrumental de la obra compositiva de Tom Waits denota un sinfín de influencias que progresivamente a lo largo de su extensa discografía quedan claramente marcadas por nombres en particular como Bob Dylan, Randy Newman, Thelonious Monk o Frank Sinatra, y en general por estilos tan diversos como el folk, el jazz, el bluegrass, el vodevil, el tango o incluso el avant-rock (o rock experimental), en sus letras quedan patentes claras referencias a diversos escritores.

Autores suelen centrar sus temáticas en el mundillo de la noche, los personajes marginales que se apartan de la sociedad (bien por iniciativa propia, o por ser esta misma la que les da la espalda), la crudeza de la vida callejera y, en general, todo lo que comprende el espectro de la dualidad entre los conceptos de la gran ciudad y sus inherentes bajos fondos.

Así pues, siendo Waits desde muy temprana edad un ávido lector, encontró durante su adolescencia su primera gran referencia en los escritos de la denominada generación beat. Que incluyendo a autores como Jack Kerouac, William S. Burroughs, Allen Gisnsberg, Neal Cassady, Carl Solomon, Gregroy Corso o Lawrence Ferlinghetti, entre otros, desarrolló a lo largo de la década de los cincuenta en Estados Unidos un movimiento literario que concentraba temas en torno a conceptos como el anticapitalismo, el consumo de drogas, la libertad sexual, la pobreza autoimpuesta, el aprecio y casi endiosamiento a músicos de bebop como Charlie Parker y, en compendio, el rechazo a la mayoría de los valores asociados al “sueño americano”.

El interés de Waits en esta serie de escritores se acrecentaría con los años a raíz de conocer a una serie de músicos también interesados en dicho grupo literario, con los que establecería amistad y trabajaría a lo largo de su carrera. Como el bajista Bob Webb o el cantautor Chuck E. Weiss, cuya relación con Waits llega a ser comparada por el escritor y crítico musical Barney Hoskyns con la que compartieron a lo largo de su vida los propios Kerouac y Cassady.

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Asimismo, un dato importante a tener en cuenta y que expone la vinculación que el músico tuvo con el colectivo beat al margen de su interés personal, es el hecho de que su primer representante fuese el productor musical Herb Cohen, quién con anterioridad había fundado diferentes cafés y salas de conciertos como el “Unicorn” o el “Como’s Alley”, ambos lugares de culto para la generación beat. Sumado a esto, debemos añadir que conforme pasaron los años y su trayectoria profesional fue acrecentándose, Waits llegaría a tener contacto directo con algunos de los miembros de dicho colectivo.

El tema recurrente en las canciones de Waits sobre personajes marginales y apartados de la sociedad beberá también de autores posteriores fuera de Kerouac y compañía. Como ejemplo, la obra de Bukowski será una de sus principales fuentes de inspiración desde el inicio de la década de los setenta. De nuevo, Hoskyns en su biografía sobre el músico nos habla de obras específicas de autores como Nelson Algren, John Rechy o incluso de cómicos asociados a este tipo de temáticas en sus monólogos como Richard “Lord” Buckley, que sin estar internados en la generación beat comparten ese conjunto de materias deprimentes, oscuras, “libertinas” y asociales.

Cabe destacar que uno de los principales motivos por los que Waits estuvo desde tan joven interesado por este tipo de temas, es debido a uno de los factores que más marcó su vida: el abandono de la familia por parte de su padre cuando él no alcanzaba aún los once años de edad. En varias entrevistas, Waits ha afirmado que su padre era un bebedor asiduo y que es posiblemente debido a esta causa que ya desde muy joven sintiera un inmenso interés por todo lo que rodea al concepto de bar. Tugurios oscuros, alcohólicos empedernidos que narran historias depresivas, disputas…

Pero según Hoskyns en base a entrevistas realizadas al propio Waits, este punto cuenta con una doble lectura y no es solo el hecho de que el abandono de su padre impulsara su interés por ese tipo de atmósferas. También que tener en cuenta que sus búsquedas de autores literarios y músicos que le sirvieran de inspiración esconden realmente una indagación sobre figuras paternas que suplieran el vacío con el que convivió desde la marcha de su padre.

KEROUAC

Kerouac es, sin duda alguna, una de las figuras que más ha influido en la trayectoria compositiva de Waits. Su novela más conocida, “On the Road”, está considerada como una de las principales obras de toda la generación beat. En ella Kerouac describe algunos de sus numerosos viajes a través de las carreteras estadounidenses en compañía de otros miembros del colectivo beat y aborda la importancia que este grupo otorgaba a la música jazz, la poesía y el consumo de drogas, así como diferentes anécdotas que permiten conocer las vivencias de este grupo poético a través de pseudónimos.

Según un artículo del periódico británico The Daily Telegraph publicado en el 2017, Waits compuso la canción (Looking For) The Heart of Saturday Night de su álbum homónimo como tributo a la novela de Kerouac, a través de versos que sugieren perderse en la noche, en las luces de neón y en las sonrisas y miradas de soslayo de las camareras. Sin embargo, cabe también destacar que según Hoskyns, tanto la canción como el álbum tienen más similitud con otro libro de Kerouac llamado “Visiones de Cody” donde se habla de la excitación que le producía insertarse en el tráfico nocturno del corazón de la ciudad, más si cabe en un sábado noche. Así mismo comparten esta temática otras canciones de dicho álbum como son Semi Suite o Diamonds on my Winshield.

Un uso más directo se da en ‘Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards’, donde Waits canta y recita a medias parte de “On the Road”, sobre la música interpretada por el grupo Primus, devolviéndole el favor que les hizo Waits para la grabación de su canción Tommy the Cat en 1991. En este mismo álbum lleno de rarezas, podemos encontrar la conmovedora adaptación musical del poema Home I’ll Never Be también escrito por Kerouac y en el que llama a su padre a voz partida (aún más si cabe) en los versos “Father, Father where you been/ I’ve been out in the world and I’m only ten?”.

A pesar de que nunca llegaría a conocer a Kerouac debido a la prematura muerte de este último en 1969 a causa de una hemorragia interna, Waits ha llegado a conocer y a trabajar codo con codo con algunos de los miembros de esa generación que tanto significó para el desarrollo de su obra.

SAN FRANCISCO

Ya en 1968, después de adquirir su primer coche y mucho antes de ser una persona conocida si quiera, Waits condujo hasta San Francisco única y exclusivamente para acudir a la librería “City Lights” de Lawrence Ferlinghetti (fallecido el pasado febrero), con el que tuvo una pequeña charla. Años más tarde coincidiría durante la gira de su primer disco con Bob Donlin (amigo de borracheras de Kerouac) y Gregory Corso, el cual, tras una breve conversación, le haría saber que la tumba de Kerouac se encontraba muy cerca de allí, así que más tarde junto con su amigo y contrabajista durante esa gira Bob Webb (que como se menciona con anterioridad también era un seguidor acérrimo de la literatura beat), emprendería el camino hacia dicha tumba a modo de peregrinaje. Pero sería con el también escritor William Burroughs con el que al fin colaboraría décadas más tarde.

Junto a Burroughs (autor de otra de las obras claves de la generación beat como es “El almuerzo desnudo”) y el afamado director de teatro Robert Wilson, producirían la obra de teatro “The Black Rider”, basada en un relato del S. XIX, del escritor alemán August Apel, pero llevada a una reinterpretación actual y desde la visión conjunta y personal del trío. El título que da nombre a la obra sería además el mismo del decimosegundo álbum de Waits, en el que reúne casi en su totalidad las canciones compuestas para la obra.

Burroughs, quien se encargó de coescribir la obra junto a Wilson, también colaboraría con Waits en algunas de las piezas que forman parte del disco. Así pues, a la música compuesta por Waits en las canciones That’s the Way, Flash Pan Hunter y Crossroads Burroughs aportaría las letras, además de añadir su voz en T’aint no Sin.

UNA HISTORIA DE IDENTIFICACIÓN

Dejando a un lado a los beat y al margen de la búsqueda de figuras paternales, Waits encontró en Bukowski un espejo en el que se reflejaba su propia obra. Supo de el a través de la columna semanal que escribía en el periódico L.A. Free Press y rápidamente se sintió identificado, ya que interpretó que su escritura estaba ligada a los desposeídos y a la gente sin voz, desde una perspectiva cínica, deprimente y antisocial, que encajaba perfectamente con los personajes que protagonizaban sus canciones.

La referencia más clara que podemos encontrar se halla en la canción Frank Wild Years, del álbum “Swordfishtrombones”. Más allá de los claros paralelismos temáticos el propio Waits citó a Bukowski como inspiración para dicha canción. En este caso la canción cuenta con ritmo suave de jazz en el que impera un contrabajo marcando el tempo y un órgano hammond que juega con las disonancias tan comunes en la obra musical de Waits, mientras el recita la letra en tono suave.

Como contrapunto a la recitación calmada nos encontramos una letra totalmente oscura, explícita y misógina (algo bastante común no solo en la obra de Bukowski sino también en su personalidad), en la que se nos narra como el protagonista de la canción asesina a su esposa atravesando su frente con un clavo (“on a nail that he drove through/ his wife’s forehead”) para luego acabar prendiendo fuego a la casa (“to the Shell station, he got a gallon of/ gas in a can, drove home, doused/ everything in the house, torched it”). Al igual que hizo con diferentes escritos de Kerouac en el disco Orphans: Brawlers, Bawlers & Bastards, Waits incluyo una versión recitada del poema “Nirvana” de Bukowski.

CHRISTMAS CARD FROM A HOOKER IN MINNEAPOLIS

Para finalizar y como dato interesante, cabe destacar el caso de una de las baladas más conocidas y emotivas de Waits: ‘Christmas Card from a Hooker in Minneapolis’ del álbum “Blue Valentine”. La canción narra como una prostituta le escribe una carta por navidad a su expareja, narrándole que está embarazada y que ha dejado de beber. Cuenta como ha tenido la suerte de encontrar a un buen hombre con el que se ha casado, que es músico y que la quiere, aunque no sepa si el bebé es realmente suyo.

La carta sigue describiendo como todo está mejorando progresivamente en su vida, solo para dejar caer el triste y aciago final en la última estrofa, donde confiesa que es todo una mentira y que necesita dinero: “Hey Charley, for chrissakes/Do you want to know the truth of it?/I don’t have a husband/He don’t play the trombone/I need to borrow money/ To pay this lawyer/ And Charley, hey/ I’ll be eligible for parole/Come Valentine’s Day”.

Lo curioso de esta canción en concreto es que, si bien encaja perfectamente con una temática que podría ser habitual en una obra de Bukowski, Waits nunca dijo nada al respecto. Sin embargo, durante los últimos años se comenzó a extender un rumor que afirmaba que esta canción de Waits estaba inspirada de manera casi literal en un supuesto poema de Bukowski denominado “Charlie I’m Pregnat”. Sin embargo, este poema nunca existió y en el 2018 un artículo de la revista “Vice” desmintió finalmente este bulo, que, aunque falso, sirve como un claro ejemplo de hasta qué punto la sociedad ha establecido paralelismos entre la obra de Waits y la de Bukowski.

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