¿Conciertos de pequeño formato a finales de mayo?

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes el plan de desescalada para salir del confinamiento en el que nos mantenemos por culpa del coronavirus.


Entre otras consideraciones, ha avanzado que auditorios, teatros, cines y espacios similares (salas de conciertos y exposiciones, museos) podrán reabrir durante la fase 2, que se espera para finales de mayo si todo va según lo previsto.


Eso sí, para ello todos estos recintos tendrán limitación de aforo de un tercio de su capacidad habitual y deberán dar butaca preasignada. De hecho, ha concretado Sánchez que al llegar a esa fase 2 se podrán realizar actos culturales con menos de cincuenta personas en lugares cerrados con aforo delimitado (como ya viene haciendo tiempo atrás una sala de Suecia), y si es al aire libre 400 personas siempre y cuando estén sentadas.


En el caso concreto de la música en vivo, estas medidas hacen inviables prácticamente todos los conciertos tal y como se concibieron, pues las salas más no pueden afrontar una reducción tan drástica de aforo manteninendo un mínimo de rentabilidad. ¿Conciertos en El Sol o Gruta 77 para 50 personas? Con ese aforo no van a salir las cuentas ni para encender los plomos. Y si es el artista el que alquila la sala, ya me diréis cómo va a sacar algo para él. Y ni hablar para las salas más grandes, claro.

¿Un concierto para 50 personas en el Fun House de Chamberí? Eso es más factible por su reducido tamaño. O en el Libertad 8, donde cabe un centenar de personas (y ya hablamos de la mitad). El plan de desescalada va por fases y por Comunidades, de manera que dentro del desconcierto generalizado es mejor aún no aventurarse. 

¿Pero podría un ciclo como Noches del Botánico en Madrid reducir su aforo de 3.000 a 400 personas? No parece viable en ese caso en concreto, pero esto abre la posibilidad de que tengamos algunos conciertos en verano al aire libre siempre y cuando no fueran inicialmente pensados para más de ese aforo.

De manera que tal vez sean los conciertos en las salas más pequeñas de entre las pequeñas los que tengan alguna viabilidad, así como, por ejemplo y siguiendo con Madrid por ser lo que más conozco, alguna cosa en plan como las las que suelen hacerse en los Veranos de la Villa, que nunca buscan la masificación. 

Tendremos que ir descubriéndolo sobre la marcha pero, mientras tanto, los grandes conciertos y festivales van a seguir sentenciados, pues la fase 3, que llegaría en el mejor de los casos en junio, también contempla reducciones de aforo.

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