– Coldplay (2005) Palacio de los Deportes. Madrid

Crónicas

Lugar: Palacio de los Deportes
Fecha: 22 noviembre 2005
Asistencia: 15.000 personas
Artistas Invitados: Goldfrapp
Precio: 33 – 40 euros
Músicos: Chris Martin (vocalista, teclista y guitarrista), Jon Buckland (guitarrista), Guy Berryman (bajista), Will Champion (baterista)

Setlist: Square One, Politik, Yellow, Speed Of Sound, God Put A Smile Upon Your Face, Trouble, X&Y, How You See The World, White Shadows, The Scientist, ‘Til Kingdom Come (acústica), Green Eyes (acústica), Clocks, Talk
Bis: Swallowed In The Sea, In My Place, Fix You
[fuente: http://gio1984.googlepages.com/conciertos#08]

Es que ni aposta. Fue entrar y todo se fue a la mierda. Apagón, plomos fundidos, Goldfrapp desaparecidos. Una situación como para imaginarse las caras de la concurrencia, que no sabían muy bien si aquello formaba parte del guión o si realmente se trataba de un lamentable episodio de falta de potencia energética. O tal vez de exceso, demasiado para sus bodies. Ciertamente, es una escena bastante triste ver cómo un grupo está sobre el escenario haciendo su actuación y se quedan sin suministro eléctrico. Triste e incluso patético, aunque no sea culpa suya. Orejas gachas y al camerino.

Fuera como fuese, lo cierto es que Goldfrapp desaparecieron tras un par de temas, tal vez tres, y los ‘pipas’ de Coldplay comenzaron a prepararlo todo mientras el ambiente en la pista se hacía cada vez más insoportable y agobiante. ¿Buena o mala señal? Los conciertos con el público sobre excitado están bien, tienen su aquel, te motivas quieras o no pero, uf, ojo porque puede salirte el tiro por la culata. Ya desde un buen rato antes del inicio del show el Palacio de los Deportes era una olla a presión a muchos grados centígrados (y farenheit, y farenheit también), a pesar de que más allá de sus puertas el frío reinara sobre Madrid.

Lights off, esta vez aposta, gritos desesperados de los más fanáticos, apreturas y mucho movimiento de cuello en busca de un ángulo de visión que permita ver algo. Con algo habría que conformarse en un primer momento, aunque como siempre, con el transcurrir de los minutos uno siempre termina por hacerse un hueco del que disfrutar. Lo primero que Chris Martin nos ofrece de sí mismo es si silueta sombreada ante una gran pantalla que preside el escenario. Se mueve espasmódicamente con los primeros compases de Square One y, sí, efectivamente, tal vez esté mal decirlo, pero se parece demasiado a Bono de U2, al Bono de los buenos años de Zoo TV y Zoo Station.

El bueno de Martin se lo pone demasiado fácil a quienes critican a su banda de querer ser los nuevos U2. Desde imitaciones en las poses (esos brazos arriba, esa pierna arriba, esos saltitos, ese caminar altivo y desafiante, miradas fijas a las cámaras), hasta utilizar los mismos truquitos escénicos (que si me meto entre el público y aparezco en la grada para cantar unas estrofas, que si toco dos canciones acústicas a mitad de la actuación, que si cronómetros contando hacia atrás, que si decenas de detallitos similares). Musicalmente, es evidente que Coldplay busca (tal vez les salga sin querer) la trascendencia que han obtenido los irlandeses a través de canciones como Clocks (su Where the streets have no name particular), Talk, Speed of sound, In my place o Fix You.

No tiene nada de malo tener referentes musicales. De hecho, la gente lo agradece, pero Coldplay, al menos en esta gira, consiguen que el seguidor extremo de U2 no pueda evitar hacer comparaciones. Y si el seguidor extremo lo hace, la prensa musical extrema lo hará todavía más. Así hasta que Coldplay logren editar el disco definitivo que supere a sus gurús artísticos, o hasta que se vean devorados por sus propias aspiraciones de grandeza.

El público y la banda, mientras tanto, encantados de haberse conocido. Los músicos estaban contentos y así lo hacían notar constantemente. Chris chapurreaba en castellano y se llevaba todo el protagonismo, mientras sus compañeros le daban un gran apoyo musical un poquito más allá de los focos. Con un sonido impecable, desgranaron su ya importante colección de himnos, algunos que ya suenan bien añejos (me acuerdo de Trouble y Yellow ahora), y otros muy de nuestros días. Pocas canciones de relleno hubo.

Retomando los guiños a las costumbres escénicas abiertas por U2, uno de los momentos más llamativos y pretendidamente impactantes tuvo lugar cuando Chris Martin se abrió paso entre el público y llegó hasta la mitad de la gradería izquierda del pabellón. Minutos antes, un equipo de fornidos muchachotes se había encargado de actuar como el Moisés biblico y abrir en canal al público para que el cantante pudiera llegar al punto designado. Al apartarnos de esa manera, haciendo un cordón para favorecer la vía libre, estaba claro que alguien pasaría por allí. Pasó tan rápido que apenas hubo tiempo de ver su rizada cabellera. Segundos después entonaba la parte final de In My Place desde las alturas, como puedes ver en este par de fotos (a Bono puedes verle hacer algo más que similar en los primeros conciertos de la gira Elevation de 2001).


Coldplay tienen hasta la fecha tres discos, cada uno mejor que el anterior. En ellos hay un buen puñado de exitazos, de temazos, que enganchan al público enterado y al menos exigente. Están llenando pabellones con gran facilidad a pesar de tener apenas algo más de un lustro de vida. Son grandes y pueden serlo más, pero también pueden dejar de serlo bruscamente. El concierto de Madrid fue notable, un espectáculo para todos los públicos, con clara vocación de entretenimiento de estadio, y con un nivel musical muy alto. Una pega, eso sí, es que apenas superara los noventa minutos de duración.

Para terminar, me quedo con lo que escribe F. Londres en Muzikalia:

Al final lo comprendí todo. Cuando después de hora y media escasa terminó el concierto y el público aún esperaba un nuevo bis que nunca llegaría, la enorme pantalla situada detrás del escenario comenzó a emitir el anuncio de la campaña «Make Poverty History», en el que, en riguroso blanco y negro, personajes famosos concienciados piden el fin de la pobreza extrema. Y allí, justo al final, apareció él: Bono, y todo el Palacio de los Deportes correspondió a su aparición con una cerrada ovación, como si ése hubiera sido el segundo bis de la noche.


Crónicas del concierto:
Muzikalia
Alta Fidelidad
Lenguas de Fuego

Terra
No dejes de leer:
http://www.coldplay.com/
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1 thought on “– Coldplay (2005) Palacio de los Deportes. Madrid

  1. Menudo coñazo…

    Mis frases eran, llevaros una almohada, aburren a las ovejas, etc., etc., etc.

    Pero claro, todos iban a verlo, aunque sólo fuera por dar la coña después, “ya os lo dije”, bla, bla, bla, tenía que estar allí.

    Ver a 18.000 personas acojona, así que empecé a verlo de otra manera.

    Pues sí, debo reconocerlo, es la música que escuchan los músicos, menudo directo, me cautivaron desde el minuto cero, tema a tema me fui metiendo mis palabras por el culo.

    ¿ESTAN CONTENTOS? Parecía increparme directamente a mi Chris, “joder, que si… ya he dicho que sois la hostia”.

    Politik, Yellow, Speed of Sound Trouble, Clocks, Talk, así me fueron machando hasta caer rendido a sus pies. Pero aun me quedaba lo último, abriéndose paso entre el público llego hasta el final del Palacio de los Deportes y encaramado a una de las escaleras canto, hasta que le cayó un vaso de mini en la cabeza, gracioso la verdad.

    Ya tengo ganas de otra sesión de Coldplay.

    Por cierto, tengo toda la discografía, rarezas, etc. etc.

    Rectificar es de sabios.

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