La fiesta de la frontera. Tándem curioso en la avenida Complutense. De entre los dúos propuestos a lo largo de todo el ciclo Noches del Botánico, el de esta noche no parecía tener demasiada relación estilística entre sí. Asaf Avidan tiene seis veces más escuchas en spotify que Calexico. Sin embargo, en España la formación de Tucson arrastra más personal y fue el israelí el encargado de abrir la velada.
El timbre de voz de Avidan es inconfundible, extremadamente agudo como el de Geddy Lee o John Kiszka, y su enorme rango vocal hace que encare sus temas con un deje soulero a lo Jeff Buckley. Los otros cuatro miembros de la banda hacen coros que empastan muy bien con el líder, que con su tupé y las amplias chaquetas de colores que visten todos parecen sacados de un vídeo ochentero.
No oculta sus referencias, en ‘My Old Pain’ añade armónicas dylanitas y la guitarrista contesta sus fraseos, mientras que ‘A Man Without A Name’, tan oscura y blusera, parece una respuesta directa a ‘You Want It Darker’ de su adorado Leonard Cohen. Sus primeras palabras son las mismas que emiten todos los artistas que tocan a las 20:45: “It’s hot”, y tras un comienzo donde dejó que las canciones hablaran por él, empezó a relatar historias sobre sus influencias y a comunicar impresiones sobre sus composiciones.
‘The Jail That Sets You Free’ da un giro hacia el funk, grito tarzanesco incluido. Asaf también improvisa un fingerpicking “siempre he intentado copiar a Cohen con la guitarra española”, pero la mística enseguida vuelve con su gran hit, ‘One Day’, exitoso a partir del remix del DJ alemán Wankelmu, una remezcla que de primeras no le gustó al autor e incluso pidió su eliminación. “La gente puede interpretar lo que quiera, claro, pero quiero que sepáis que no escribí la canción por un sentimiento de carpe diem, sino que es un lamento por una persona que se alejaba de mi vida”, y de repente su tema cobra un nuevo sentido.
Agradecido y emocionado tras 95 minutos de actuación, Avidan explica por qué prefiere terminar con ‘I See Her, Don’t Be Afraid’: “Este escenario es un microcosmo de todo el espectro humano de emociones, estar aquí no es sólo cantar la canción famosa de subidón, es por eso que vamos a terminar abajo”.
CALEXICO
Llegó el turno para Calexico. La excusa de la gira era la presentación de su nuevo disco ‘El Mirador’, del que interpretaron temas como ‘Cumbia del polvo’, tan arenosa como sensual -“De Arizona al mundo, ¡cumbia!”- o ‘Caldera’, con esos recitados de Joey Burns entreverados con sinuosos riffs de guitarra -marca de la casa Calexico- que suben la tensión y la temperatura. En todas sus nuevas composiciones se vislumbran acolchados ambientes, casi cinematográficos, para acompañar aventuras entre Mexicali y Tijuana.
No por habituados nos deja de sorprender la calidad de la banda que acompaña a Burns y Convertino, los fundadores. En ‘Splitter’ emocionaron las dos trompetas al unísono, mientras que en ‘Then You Might See’ la marimba y en ‘Stray’ el acordeón aportan colores que enriquecen la experiencia. ‘Minas de Cobre’ en directo es excitante como pocas, una instrumental donde se luce especialmente Martin Wenk con la trompeta.
El tirón de Calexico entre el público madrileño es notorio, no solamente llenan salas, sino que aquí tienen a muchos músicos amigos que hacen de sus conciertos eventos únicos e irrepetibles. Hace ya 4 o 5 años que Jairo “Depedro” Zavala no gira con ellos, pero sigue grabando en sus discos (‘Harness the Wind’ es claramente Depedriana) y subió al escenario para cantar ‘Victor Jara’s Hands’ y ‘Flores y Tamales’.
También se dejaron caer el Indio de Vetusta Morla a los bongos, el multiinstrumentista Raúl Marques y Amparo Sánchez, que bailó, cantó y animó al público en ‘Inspiración’, ‘Cariñito’ y el gran final de ‘Güero Canelo’. Como resumió Jairo al pisar las tablas: «Han pasado tres años, demasiado tiempo sin ver a la mejor banda del mundo».
