Lugar: Las Vistillas. Madrid
Fecha: 14 mayo 2014
Asistencia: 2.000 personas
Artistas Invitados: Contrabanda
Precio: gratis
Noche psicotrópica y macarra con Mucho y Burning en Las Vistillas
Del rock cósmico y psicotrópico de Mucho al clasicismo macarra de Burning no hay un trecho tan largo como el erudito fanático de las etiquetas pudiera asegurar. De hecho, la mezcla resulta poderosa y lisérgica a partes iguales, sabrosamente aderezada por ese entorno de alguna manera mágico para la música en vivo que son los jardines de Las Vistillas.
Con el sol escapándose y decenas de niños correteando aparecieron Mucho en escena con la clara intención de aprovechar la oportunidad de exponerse a un público mayoritariamente curioso y que pasaba por allí. Y lo consiguieron, tal y como apuntaba ese jevi melenas que empezó admitiendo que ‘no sonaban mal’ para terminar preguntando ‘¿y entonces cuántos discos tienen?’.
Lo cierto es que las canciones de Mucho, melodiosas y psicodélicas ellas, lograron embaucar al personal que, cerveza en mano, estaba por la labor de viajar astralmente con quien hiciera falta. Así, sonaron ‘En la base de la montaña’, ‘Como si no hubiera mañana’, ‘Más feliz sin televisión’ o ‘Grupo revelación’, entre otras, con un público cada vez más convencido de las bondades del rock cósmico. Notable actuación y oportunidad aprovechada.
Ya con la noche cerrada y castiza dominando el lugar, Johnny Burning y sus secuaces toman el escenario derrochando chulería de barrio y buen hacer sobre las tablas, cantando eso de «sin vivir en Madrid no lo entenderás», sin duda una sentencia inspiradora en la noche del patrón de la ribera del Manzanares.
Los Burning actuales se muestran en un estado de forma excelente, así que defienden con solvencia un cancionero ganador de largo recorrido que encandila suavemente al personal con ‘Qué hace una chica como tú en un sitio como este’, ‘Baila mientras puedas’, ‘Esto es un atraco nena’, ‘Mueve tus caderas’ o ‘Como un huracán’. Una de esas veladas de éxito asegurado.
La chulería de Johnny («hay dos cosas de puta madre en la vida: ¡hacer rock y ser de Madrid!») lidera un karaoke verbenero que celebra el pasado y festeja el presente sin más aspiración que el divertimento puro y duro, la risa fácil, la resaca inevitable. «Cuando Dios hizo la noche, sabía bien lo que se hacía. Estaba escuchando un rock ‘n roll. Oh mama, mama, nada, nada va a pasar…».
