Download Festival Madrid (2019) Caja Mágica. Madrid

Crónicas
SCORPIONS EN DOWNLOAD FESTIVAL MADRID

Download Festival Madrid: Metal ardiendo contra la ola de calor

Retumba el fin de semana. Mucho. Es uno de esos lunes en los que el reloj apenas avanza, los minutos parecen horas y todo va como ralentizado. No en vano, han sido tres días intensos de rock y metal en el Download Festival Madrid en plena ola de calor con temperaturas de espanto. Y eso, al final, aunque lo obvies y hagas chanzas, pesa y te resta tiempo de vida indudablemente.

Además, las cosas como son, que nos hemos regado de lo lindo. Por purita necesidad, eh, con agua y con todo lo que pasaba por nuestras manos. Y empezamos con mucho ímpetu con Scorpions y su sucesión de himnos conocidos y disfrutados por todos. ‘Big city nights’, ‘Rock you like a hurricane’, ‘Blackout’… el repertorio de siempre, con baladones como ‘Send me an angel’, ‘Wind of change’ o ‘Still loving you’.

Siempre rotundos, solventes y efectivos. Llevan mucho tiempo despidiéndose -en 2014 se suponía que era la definitiva- y tocando lo mismo, pero lo cierto es que les sale fácil y suenan como un tiro. Contar con el exMotörhead Mikkey Dee en la batería les da una pegada aún mayor y, bueno, los años se notan para todos pero estos aún tienen cuerda para rato. Haciendo exactamente lo que hacen se pueden tirar hasta el infinito. El vocalista Klaus Maine se queda un poco corto, pero en general Scorpions trascendieron hace tiempo la barrera del bien y el mal, así que solo queda disfrutar.

Había ganas también de Papa Roach y su metal alternativo que por mucho que quieran siempre será de corte noventero. Comandados por el infatigable vocalista Jacoby Shaddix, los californianos se marcan una hora de lo más redonda en la que enardecen con su versión de ‘Firestarter’ de Prodigy y sueltan pildorazos como ‘Getting away with murder’, ‘Scars’ o ‘Last resort’.



Children of Bodom se ganan el sueldo bajo un sol de justicia y la épica guerrera de Sabaton suena bien gorda con ‘Bismarck’ o ‘Primo Victoria’. Dos nombres muy potentes para rematar un viernes que contó con Turbonegro como festivo colofón -hubo más grupos, claro que sí, pero uno no es infinito y tampoco tiene el don de la ubicuidad-.

El sábado empezó con la anécdota del festi, pues a las seis de la tarde bajo un sol infernal nos plantamos en La Caja Mágica para ver a Graveyard… que no eran los que imaginábamos. No eran los suecos hard rockeros, sino los deahtmetaleros de Barcelona. Así que se abre el suelo bajo nuestros pies y nos metemos una sesión de lo más cruda sin esperarlo. Bueno, nos reímos y lo vamos a recordar siempre igual que recuerdo a ese poquito público que había allí danzando bajo los manguerazos de agua salvadores que le daban al momento un punto ya casi surrealista. La fiesta del agua inesperada, a la que se suman luego otros con una pegada que te cagas: El altar del holocausto. Nada menos.

Retomamos la senda esperada con Rival sons, que están muy bien y van sobrados. Forman parte de ese pelotón de bandas revivalistas del rollito setentero y creo que me gustan más que los cacareados Greta Van Fleet. Creo, lo tengo que decidir cuando vea a los otros en el Mad Cool en unos días, a ver qué tal. Porque Rival Sons en vivo son un cañón.

El vocalista Jay Buchanan se pasea por el escenario desgañitándose en la mejor escuela de Robert Plant, con cierta aura mística a lo Jim Morrison. Muchos quilates en el escenario con canciones como ‘Too Bad’, ‘Open My Eyes’, ‘Shooting Stars’ o la irresistible ‘Keep on Swinging’. En vivo Rival Sons reconfirman lo que se intuye en sus discos, y eso es lo mejor que le puede pasar a un grupo tan de directo como este.



La fiesta vikinga de Amon Amarth resulta también de lo más fogosa -literalmente-, antes de que Stone Temple Pilots pongan en marcha su gramola de éxitos del grunge noventero. El nuevo vocalista desde 2017, Jeff Gutt, ex X Factor, resulta de lo más efectivo y, de hecho, es una copia calcada del difunto Scott Weiland -no así del segundo cantante que tuvieron, Chester Bennington de Linkin Park, también fallecido-. Se mueve igual, canta igual y desde luego clava su labor de ‘impersonator’. Es un poco desconcertante incluso, pues lo hace todo tan de la misma manera que el público no puede evitar comentarlo. Pero se hace con el escenario con confianza notablemente.



Los otros tres originales -Dean DeLeo, Robert DeLeo y Eric Kretz- siguen en la brecha con todo el derecho porque suyos son temas tan coreados como ‘Vasoline’, ‘Big Bang Baby’, ‘Big Empty’, ‘Plush’, ‘Interstate Love Song’, ‘Dead & Bloated’ o ‘Sex Type Thing’. Menudo arsenal para viajar hasta una época muy determinada de las vidas de todos los presentes, que lo gozan cantándose a sí mismos 25 años después.

Luego estalla la bomba Slipknot. Tenía ganas de verles por primera vez y, la verdad, cumplen con creces las expectativas. La puesta en escena es apabullante y la música, pues ya lo sabemos, una explosión sin concesiones. Con el inicio ‘People = Shit’ se desata el armagedón de metal y fuego y una avalancha de gente tratando de colarse en la zona VIP delante del escenario. Hubo de todo ahí, en ese preciso instante que contiene la violenta esencia de la banda de Iowa. Durante unos instantes puede ocurrir cualquier cosa y esa incertidumbre es puro rocanrol también.


Los de Corey Taylor, que publicarán en agosto su nuevo álbum, We Are Not Your Kind, resultan inapelables, en definitiva. Decir que son contundentes es quedarse cortos, lo suyo es algo totalmente físico. El sonido es limpio y portentoso, apuntalado por esa percusión tan característica. Y la imagen, con sus archiconocidas máscaras, consigue un impacto personalísimo.

No bajan la intensidad ni un instante y la reciente ‘Unsainted’ provoca el enésimo estallido concatenado, igual que ‘Before I Forget’, ‘The Heretic Anthem’, ‘Psychosocial’, ‘The Devil in I’, ‘All Out Life’ o ‘Duality’. Buen maestro de ceremonias, Corey -que debe estar asándose con abrigo a 40 grados- arenga al gentío e incluso le obliga a agacharse en el típico juego de directo para luego saltar todos a la vez.

En la parte final, lo revientan del todo ya para finiquitar con ‘Spit It Out’ y ‘Surfacing’. Durante la hora y media de recital, los encargados de la seguridad han estado en permanente estado de alerta, pues reinaba en el ambiente en la parte delantera esa sensación de que cualquier cosa podía pasar. La capacidad de crear ese clima de incertidumbre y tensión es determinante y diferencial.

El maratoniano sábado llega a su fin para la mayoría tras la tralla de Slipknot, enfilando las salidas mientras Berri Txarrak hacen tan bien lo que siempre hacen tan bien. Su rock consigue que muchos se paren ante el ‘escenario 2’ para despedirse de la banda navarra -que volverá al WiZink Center el 9 de noviembre-, que dejará este año su actividad por tiempo indefinido. Con los temas de su último disco Infrasoinuak por bandera, Gorka y compañía son el colofón perfecto y de altura para la noche del sábado.

Para el último día escasean las fuerzas pero el público metalero es voluntarioso y fiel. Así que todos de vuelta al horno -maloliente a ratos por la cercanía de la depuradora del Manzanares, aunque no tan repugnante como otros años-. Toundra asaltan el escenario principal con su robusto rock instrumental, los Soulfly de Max Cavalera trituran al personal sin concesiones con temas como ‘Jumpdafuckup – Eye for an eye’, y As it is se revelan como la gran sorpresa personal del festival. Me gustaron estos últimos con su punk rock con punto emo y su buena energía.

Coinciden el metalcore de los rotundos Architects y el ska bailón de The Interrupters, a quien alguien por ahí define como los Rancid del siglo XXI. Luego Sum 41, siempre tan efectivos y divertidos, van sobrados con sus himnos para patinadores como ‘Walking disaster’, ‘Still waiting’ o ‘Fatlip’. Parece que no pasan los años por ellos, aunque ya no sean precisamente los chavales gamberros de antaño.

El domingo fluye en camaradería en un festival que se define también por un público sufrido que va a lo que va, sin postureos, y que ama a las bandas. Ese clima se contagia al final y llega a su máxima expresión cuando Tool por fin aparecen en el escenario después de trillones de años de no pasar por aquí. Un colofón de altura para el festival, qué duda cabe.

Tres días de festival bajo una intensa ola de calor en Villaverde es una cosa muy seria, pero Tool también lo son y, por eso, pasadas las once de la noche, pareciera que todo vuelve a empezar. Contador a cero y todos a la casilla de salida. No hay dolor. Una lucha contra los límites de cada cual.




Tal es el fervor que los de Maynard James Keenan provocan. Arrancan con ‘Aenema’, ‘The pot’ y ‘Parabola’ y aquello es entrega total. Ningún grupo está tocando a la vez para que nadie se pierda esta sesión de hipnosis colectiva con el metal progresivo, denso e inapelable de la banda californiana. Que suena como un tiro y que mantiene a la gente como péndulos andantes. Más aún con ‘Schism’ o ‘Vicarious’.

Puede que a alguien se le haga bola, eso también. Porque no hay muchas concesiones en la propuesta de Tool. Desde la penumbra del escenario lanzando esta gran bola de fuego en una noche ya de por sí abrasiva. Pero rematan la faena largamente pasada la medianoche con ‘Stinkfist’ y hay felicidad en los rostros de la concurrencia por haber llegado hasta este bonito desenlace.

Felicidad, alivio y satisfacción también por haber aguantado un festival más. No quiero tampoco sonar llorica y tal, pero es que con 40 años ya va costando todo esto de ir, venir, escribir, andar, beber, saludar, reír… Bueno, en realidad todo esto es fantástico y no querría yo estar en ningún otro lugar. Pero eso, lo dicho, que incluso divertirse cansa.

Y bueno, pues que el primer día fuimos 22.000, el segundo 23.000 y el último 25.000. En un festival que ha sido cómodo precisamente por haber contado con mucha menos asistencia que en ediciones anteriores, cuando se llegaba a las 35.000 por jornada. Malo para la organización, bueno para el público que puede moverse con fluidez, pedir sin esperas y ver los conciertos sin más agobios que el propio calor que, en definitiva, es lo que hay en verano en Madrid.

– Hay más fotos y cositas en el Twitter de Mercadeo Pop y también en estas crónicas que he escrito estos días para Europa Press (de Tool no hay fotos guays porque no permitieron acceder a los fotógrafos de las agencias, ya veis):

Scorpions rematan fácil la primera jornada del Download
La salvajada de Slipknot despieza el Download
La hipnosis colectiva de Tool

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