La adorable y elegante madurez de U2 en ‘Songs of Experience’

Críticas Discos


Recuerdo la primera vez que escuché muchos de mis discos preferidos. Y también algunos de esos chascos que comprabas, abrías cuidadosamente y luego pensabas ‘mierda, dinero mal invertido’. Esto último ya no pasa, es imposible, pues para empezar nos enseñan varias canciones para llamar nuestra atención. Y para acabar, está la chunga magia del streaming a tiro de pinchito. 

Recuerdo muchas cosas en general, eso también. Muchas más de las que la gente tiende a pensar, pues tengo fama de ir a mi puta bola y a veces me lo han echado en cara. Yo que sé, luego pidieron perdón cuando hizo falta. Sencillamente escucho canciones en mi cabeza constantemente, así que es probable que un porrón de cosas me pasaran por el forro de la indiferencia. 

Pero se me pira, porque eso qué coño importa. Lo que venía a decir ahora es que todo el sábado 25 de noviembre de 2017 me lo he pasado pensando en el nuevo disco de U2, Songs of Experience. De manera que si me habéis hablado en las últimas horas, seguramente hayáis vuelto a pensar que paso de vuestro culo. Ahora caigo, es probable que tengáis razón pero, ¿y qué? ¿Vais en serio?

Es que este sábado me desperté temprano como de costumbre dispuesto a sonreíros a todos (y una mierda, es pronto y bah). No, en serio, estaba como siempre desorientado hasta que agarré el móvil para aferrarme a la vida y de muy mala gana abrí un poco los ojos para comprobar que ahí estaba el dichoso nuevo disco de U2, el tan largamente esperado advenimiento

En calidad culera y de origen desconocido (esas cosas ni se dicen ni se preguntan, no ha sido canal oficial, aunque ya está bien difundido) pero a la distancia de un click. No hubo romanticismo en plan voy a la tienda, pago mis euritos, saludo al dependiente, le abrazo incluso, lloro sobre su hombro, le lamo el cuellito. Nada de eso. Esta vez ese tipo de cariño lúbrico sería virtual y el caso es que está bien. 

El origen y la calidad de la grabación no son los justos y necesarios para honrar al grupo que tanto tiempo nos ha hecho esperar. Ese es mi argumento para pasar un poco del tema mientras asimilo que el asunto está ahí mismito. Asi que tardo lo que viene siendo un cero coma hasta que agarro el móvil, conecto el bluetooth y comedidamente reviento a Lemmy Kilmister (forma cariñosa que tenemos en casa de referirnos a nuestro poderoso equipo de sonido, de esos que laten y te hacen latir, oh sí).

Vaya chapaza para básicamente decir que escuchar un disco de U2 por primera vez a mi personalmente me marca y esto que estoy haciendo ahora me marcará para siempre. Sentado aquí (y ahora que me leéis, me recordaréis, lo sé). Este es mi yo que recordaré desde otra vida. Entre otros motivos porque, efectivamente, «amor y amor es todo lo que nos queda y un bebé llora en la puerta«.

Ese bebé es Bruno, quien ya estuvo en un concierto de U2 en julio de 2017 en Dublín, hace cuatro meses, antes de nacer oficialmente en septiembre, lo cual le da un pedigrí que qué de qué. Pues que Love Is All We Have Left es, desde el momento actual, la continuación de aquel The first time de Zooropa. Que sí, que este es el nexo, procedo a desarrollarlo.

Tanto en cuanto a sonido como en cuanto a letra, pues la canta un hombre que ha sumado 24 años y ha pasado de describir lo que sentía la primera vez que descubrió el amor a recordarnos insistentemente que, al final, ese amor es todo lo que dejamos. Como yo, como cualquiera. Es todo lo que queda. Si nos vamos ahora, el amor que hayamos sembrado es lo que hay. Sin bises. Y lo canta en plan lúgubre pero con melodía muy Beatles. Jodido Bono, con el barítono nos tumba.

Es gracioso que la segunda sea Lights of Home, porque aunque Bruno tiene apenas dos meses, me he permitido la licencia de gitanear un poco en una casa amiga con un poquito de whisky. Pero mientras venía de camino, solo pensaba en las luces de mi casa, que aparecieron brillantes ante mi para abrazarme. Eso es lo que siento con esta copla clásica de esas que crecen con The Edge pero distinta en Larry Mullen y con Bono cantando, como en el resto del disco, de manera esplendorosa (no grites, no aúlles, cuéntanos).

La parte que ya conocemos se hace ahora tediosa aunque You’re the best thing about me ya es un hit entre los otros pequeños de la casa, con Clara jaleando a Nicolás para que cante «you are wasabi wisibi» (para los críos de cinco años es pegadiza, prueben). Y a él se la pela y lo hace y ella se mea y se crea una burbuja impenetrable en forma de micromundo triunfante. Estos otros dos son los otros dos que también son Gallardo y sin los cuales nada tendría razón de ser. Tres minis y un jefe aún desorientado a los 38, apañados vamos.




Justo por esto último me hace risa que la siguiente me diga que me aparte de mi propio camino, porque más allá de que siempre piense en Fleetwood Mac y su Go your own way, aquí tenemos otra cosa, una copia noble de Beautiful day llamada Get out of your own way (aaah ahaaa aaah). Una pieza pop con empuje y mucho brillo, hermana menor de la susodicha, que improbablemente crecerá a su nivel aunque, sin el precedente, bien lo valdría. Y con Kendrick Lamar de remate en plan Martin Luther King. Vente arriba Bono, esta comparación es la que querías, te la regalo.

El rapero estadounidense lanza unas cuantas verdades como puente a American Soul, que es un pelotazo muy loco aunque surja de dos canciones ya conocidas: Volcano de Songs of Innocence y Glastonbury, estrenada en vivo en 2010 pero nunca terminada en estudio. Esa parte de ‘you and I are rock n roll‘ embelesa y subyuga, el riff de guitarra es muy The Who y el mensaje a favor de la integración de los inmigrantes en Estados Unidos (América para los guiris, ay) cala contra Trump.

Summer of Love es una puta joya, me la abrazo, me la como, me la canto enterita en tu karaoke ya. Dejadme ir. Que me dejéis. Siempre me gustó Malibu de Miley Cyrus, no tengo problemas con el pop bonito. A esa concretamente me recuerda esta otra, solo que mejorada porque canta Bono, porque acompaña The Edge y porque la banda está preciosa y encantadora. Es, en definitiva, un pasaje muy de conducir escuchando al mar y sintiendo al viento. Y susurrando al volante «I was thinking in the West Coast…»

Se me hace largo esto porque aunque soy fondista, son las tres y media de la madrugada y mis horarios son un tanto dispersos. Pero Red flag day tiene un punto War que te pega en la barbilla, con cierto aire a los Clash no necesariamente de Sandinista, no a esos no, sino a los buenos. Esta copla es una grower evidente, con un sonido muy orgánico, como el resto del disco, con los adornos justos, pues parecen cuatro pavos juntos tocando mirándose aunque sea de reojo. Y oliéndose cerca, eso seguro.

Hay mucha frescura en general, es muy pop de cuando el pop era buen pop. No en plan el disco Pop de U2, eso tampoco (aunque sea la repanocha, que lo es). Es más Beatles, Beach Boys y eso, muy California (la canción injustamente relegada de Songs of Innocence, aunque Nicolás desde que tenía un año me pedía que la pasara en el coche). Eso es The showman (little more better), con una guitarra acústica poderosa, una melodía gustosa, percusión sencilla y, al final, una composición pop rock pegadiza con bonitos coros. Si así dicho no te engancha, espera a darte el derecho a dedicarle tres minutos.

No sé si lo he dicho claro, pero este disco de U2 es una bendición. Porque muestra una parte clara de deseo de crecimiento que es inédito a este nivel y a esta edad. Porque el single escogido You’re the best thing about me aparece claramente superado por otras muchas canciones. Porque evidentemente estoy entregado, pero si fuera una puta mierda, quiero creer que lo diría. Una puta mierda no es. Joder, he escuchado mucho los últimos de otros tantos que no quiero nombrar (Bon Jovi, Bruce Springsteen, Rolling Stones, MUSE en decadencia con su último… por hablar de ese nivel de popularidad, se entiende, así entre amigos).

La siguiente es The little things that give you away, que la banda ya tocó al final de la mayoría de los conciertos de su reciente The Joshua Tree Tour 2017. Es un crescendo salvaje en la línea épica que tan bien les sale. Me resulta tan creíble que por un tiempo pensé que debía cerrar Mercadeo Pop por culpa de esta letra y la inminente paternidad (ya decidí que ni de coña pero estuvimos cerca): «Sometimes I can’t believe my existence, See myself from a distance, I can’t get back inside, Sometimes, The air is so anxious, All my thoughts are so reckless, And all of my innocence has died. When the pane of glass shatters. And you’re the only thing that matters. But I can’t see you through the tears. Sometimes. The end isn’t coming. It’s not coming. The end is here. Sometimes».

Al escuchar en vivo estos versos en Dublín pensé que el final de esta web era preciso para reciclarme como padre dedicado, pero seamos claros, yo puedo ser un poco eso aunque al mismo tiempo siga siendo el jodido pavo que lleva este tinglado. Cuando no pueda escucharemos el sonido del silencio si acaso, aunque… solo renové mis votos contigo. En fin, sigamos, no sin antes decir que ya le tenía cariño al pianico de The little things that give you away que se han follado en la versión final. Da igual, pues nos lleva a un lugar distinto y eso es muy de asentir. Porque, además, la melodía me mantiene en vela a las 4:52.

Landlady parece ser una Piedra Roseta según esos chats que os digo que me mantienen despierto indefinidamente, aunque no termino de pillarlo. O sea, claro, es genial porque Bono canta elevándose lo justo, sin forzar, sencillamente mostrando esa puta voz que alguien le regaló. Otra canción que apuntala el mayoritariamente sonido pop, con apuntes acústicos, con las justas estridencias y dejando toda la autovía a las melodías egregiamente construidas. Los estribillos se apoyan en esa base y crecen que no veas.

The Blackout no estoy muy seguro si va a quedar solo como la secuela mal entendida de Even better than the real thing o como una rareza agresiva y noventera dentro de un conjunto en el que comparte rol con Americal soul. Al final, este no es el sonido del álbum, que es mucho más orgánico, simple y, en definitiva, esta vez sí, pop. Es un grower, en cualquier caso, pero que ahora mismo por conocida, pasa quizás en demasía inadvertida.





Y claro, llega ahora Love is bigger than anything in it’s way que, si nos flipamos, es poco menos que la canción definitiva de U2. La que cualquiera esperaría en 2017. Una letra pretenciosa con mazo de love love love, unos cuantos arreglos electrónicos (bien certeros), una melodía pegadiza y, por encima de todo, un estribillo salvaje. La definición de épica caída del cielo como maná sobre los fans ávidos de exactamente esto. De jovial vida sobre sus cargados hombros.

Tengo una teoría para acabar. Que este disco tendrían que ser todo canciones surgidas claramente de Songs of Innocence. O sea, que se notara. Como se nota en 13 (There is a light), que comparte estribillo con Song for someone. Amo ese disco no porque sea excelso, sino porque mis hijos Nicolás y Clara, que acaban de cumplir cinco años, me obligaron a que girara de manera constante en el coche. Pensé en odiarlo pero fue un instante de locura. ¿Puedo tener más fortuna en mi vida?

Estoy contento, estoy feliz. Porque este es un día que recordaré para siempre con todos sus personajes. Porque a las cinco de la madrugada aún sigo sintiendo necesidad de escribir mis paridas y no me da vergüenza que quien quiera las lea. Porque hay confianza entre nosotros. Y porque, eh: «Don’t close your eyes, Love and love is all we have left, A baby cries on a doorstep, Love is all we have left, Don’t close your eyes, Love and love is all we have left, The only thing that can be kept, Love is all we have left».

Tanto si has llegado hasta aquí como si empezaste y saltaste a tiempo, te abrazo. Si llegaste hasta aquí, en cualquier caso, te abrazo y te invito a la siguiente. Porque la conclusión final es que tenemos que querernos y abrazarnos. Si es escuchando a U2 mucho mejor. A esto incitan estas canciones tan aparentemente sencillas pero, a la par, tan emocionalmente complejas

A veces el final no está llegando, el final está aquí. Es una reflexión genial que nos vale para hoy. Pero solo para hoy, ni de coña esto acaba aquí. Con las canciones que nos enseñan a vivir no terminaremos nunca de aprender. Y no me refiero a las de la experiencia, ni a las de la inocencia. Hablo de todas esas en las que estáis pensando y ardo en deseos de que me contéis cuando nos podamos abrazar. De esto va la movida. That’s not all folks!


Love is all we have left:

Nothing to stop this being the best day ever
Nothing to keep us from where we should be
I wanted the world but you knew better
And that all we have is immortality

Don’t close your eyes
Love and love is all we have left
A baby cries on a doorstep
Love is all we have left
Don’t close your eyes
Love and love is all we have left
You argue ‘cause you can’t accept
Love is all we have left



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6 thoughts on “La adorable y elegante madurez de U2 en ‘Songs of Experience’

  1. Joder..cojonudo, tío! jaja! Yo también he estado como loco esperando oírlo y no he parado de hacerlo, desde q por fin ese tal Mike (gracias, Mike!), tuvo a bien subirlo a Mixcloud. Me ha encantado el disco! es más q disfrutable! Llama la atención, p.e. q apenas haya un solo de The Edge..pero bueno! Por cierto, Book of your Heart, no está, no?! Un saludo!

    1. Songs of Innocence me pareció un disco muy The Edge, este es todo lo contrario. Estoy justo escuchando un solo muy noble pero normalito en 'The lights of home'. Parece que no era su momento. Aunque Edge nunca fue de solos y seguramente lo sabes, jeje. Muchos abrazos.

    2. El trabajo de Edge a la guitarra en este álbum es más sutil que en otros, seguramente cuando lo escuchemos con mejor calidad lo apreciaremos mejor. El que si se aprecia es el trabajo de Bono, tremendo, canta con una cadencia desconocida para mi en bastante canciones. Enorme, estoy como loco. Les quiero, te quiero, os quiero a todos!

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