Rhino Bucket (2013) La Boite. Madrid

Los primos segundos de AC/DC

Lugar: Sala Boite. Madrid
Fecha: 12 febrero 2013
Asistencia: 300 personas
Artistas Invitados: Chamán
Precio: 15 euros (+ gastos)
Músicos: Georg Dolivo (voz y guitarras), Reeve Downes (bajista), Brian Forsythe (guitarras) y Dave DuCey (baterista)

Es ese loco punto que da entrar en una sala con el ‘Problem Child’ de AC/DC atronando y prever tus siguientes horas resumidas en húmedos flashazos perfectamente lúbricos para que todo sea tan suave como milagrosamente placentero. Tu vida se va por el sumidero y en apenas unas horas todo seran achaques, dolores y relativamente mentirosos arrepentimientos. Pero fuck off bitch, qué demonios, mejor pedir perdón que pedir permiso.

Más allá de que la velada estuviera montada como un homenaje a Bon Scott (se cumplen 33 años de su fallecimiento el 19 de febrero), con sorteo de memorabilia varia, la banda de versiones Chamán (comandada por Mat Van Kriedt, hijo del que fuera bajista original de AC/DC, Larry Van Kriedt) y toneladas de música rugida por Bon y Brian, los protagonistas principales eran los estadounidenses Rhino Bucket, sin duda fans de todo lo que de lejos huela a los hermanos Young, empezando por un sonido que digamos que calca a la perfección al de la mítica corriente alterna corriente continua.

El de Madrid era el concierto 33 de una agotadora gira sin apenas descansos que la noche anterior recaló en Cádiz, siendo este un dato relevante a la vista de la aparente apatía de un vocalista que lejos de irradiar electricidad, demostraba unas evidentes ansias de pillar la cama a toda costa. Porque la vida del rock es dura, amiguitos, e incluso los más apasionados rockeros se sienten en ocasiones vacíos de energía, jugando peligrosamente con la reserva.

Pero dejemos una cosa clara: este tipo con voz a lo Bon Scott y aspecto de Biff Byford de Saxon estuvo impecable en la tarea, gracias sin duda a los tres tercios de cerveza que tenía perfectamente ordenados junto a su pie de micro, y que procedió a degustar también con impecable orden, antes de pedir otro par para rematar la faena. Y otro dato: estos eran los únicos objetos que estaban sobre la tarima, ni un maldito pedal para hacer efectos con las guitarras, así de directos te hostian, sin efectos, con volumen, golpetazo en el cielo de la boca.

Sin solución de continuidad fueron sucediéndose los temas, a cada cual más AC/DC que el anterior, sin trucos, sin cara oculta de la luna, a rostro descubierto, con el bajista de La Unión, Luis Bolín, tomando buena nota por allí (curioso, eh). El recinto se convierte progresivamente en una olla a presión con las canciones de su debut, de los siguientes, de su más reciente referencia discográfica, ‘Who’s Got Mine? (2010) y temas como ‘Beat To Death Like A Dog’, ‘The Hardest Town’, ‘Hey There’ o ‘Welcome To Hell’.

Majestuosamente monolíticos en su sonido, como debe ser, si acaso meten un delay o un redoble de más salimos en las noticias por disturbios justificados y nos aplican la ley de vagos y maleantes. ¿Para qué innovas, cabronazo, botellazo, abrazo, te incito a un copazo y te invito a la penúltima, esa que es la que tumba, mamonazo desconocido por el que en este instante daría la vida? Así de urgentes y de incitadores a la autodestrucción resultan (somos fáciles para esto, lo admitimos, quede constancia escrita), con un batería pegón pegón, un bajista bailón y un guitarrista pintón a la par que maquinón, que no necesitó más que su sempiterna Fender Telecaster para trallar al personal durante la hora y media de recital.

Si no conoces las canciones el concierto es poco más o menos como escuchar el ‘Powerage’ de AC/DC por primera vez siete veces seguidas. Atolondrado a la par que risueño, empalmado pero incapacitado para distinguir si tu taxista es Django Desencadenado o tu vecino de toda la vida, aquel con el que jugabas a las chapas y siempre te ganaba con la Cinzano de José Luis Laguía. Dejemos los matices para otro dia, hoy las gónadas rebosan por las corneas y los gatos no es que sean pardos, es que maullan como el puto Juan Pardo en pelotas en tu ducha enjabonándote los bajos. Un martes como otro cualesquiera.