Roger Waters (2011) Palacio de los Deportes. Madrid

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Lugar: Palacio de los Deportes. Madrid
Asistencia: 15.000 personas (sold out)
Artistas Invitados:
Precio: Desde 50 euros
Músicos: Roger Waters (boz y bajo), Robbie Wyckoff (voz), Graham Broad (baterista), Snow White (guitarras), Dave Kilminster (guitarras), G.E. Smith (guitarras), Jon Carin (teclados), Harry Waters (teclados), Mark-Venice (voces), Kipp-Venice (voces), Michael Lennon (voces
)

Setlist: In the Flesh, The Thin Ice, Another Brick in the Wall (part I), The Happiest Days of Our Lives, Another Brick on the Wall (part II), Mother, Goodbye Blue Sky, Empty Spaces, Young Lust, One of my Turns, Don’t Leave Me Now, Another Brick in the Wall (part III), Goodbye Cruel World, Hey You, Is There Anybody Out There?, Nobody Home, Vera, Bring the Boys Back Home, Confortably Numb, The Show Must Go On, In The Flesh, Run Like Hell, Waiting for the Worms, Stop, The Trial, Outside The Wall

Las camisetas de Pink Floyd florecen incluso en tierra muerta. Será la primavera. Gastadas, desteñidas y agujereadas, pero guardadas con mimo por sus legítimos propietarios a la espera del momento perfecto. ¿Y qué ocasión más propicia que la llegada del alma mater de la banda británica a la capital para presentar el megaespectáculo ‘The Wall’? Dejémonos de literatura barata: la hostia.

El rock tal vez no sería lo que es sin los discos conceptuales que la formación liderada por Waters –básicamente por Waters– y David Gilmour facturó durante los años que duró su fructífera relación, y puede decirse que la gira de presentación de este disco editado en 1979, desde luego, cambió el curso de la historia de los macroconciertos. Tan ambicioso era lo que Pink Floyd tenían en mente que sólo pudo llevarse a cabo en unas cuantas ocasiones a principios de los ochenta, e incluso terminó por resquebrajar del todo la relación entre sus dos líderes.

El álbum, uno de los más vendidos de todos los tiempos con más de 23 millones de copias despachadas sólo en Estados Unidos, alcanzó un nuevo sentido tras la caída del muro de Berlín y el concierto que para celebrarlo ofreció Roger Waters en la ciudad alemana ante 200.000 personas en 1990. Pero lo que ‘The Wall’ es ahora, veinte años después, supera cualquier visión que entonces pudiera tener el megalómano compositor británico. Dejémonos de literatura barata: la hostia.

Un espectáculo monstruoso y faraónico en el que todo está tan calculado al milímetro que el espacio que queda para la improvisación y la naturalidad es prácticamente nulo. Pero a quién puede importarle esto cuando tiene entre manos canciones tan icónicas en la historia del rock como ‘Another Brick on the Wall’, ‘Confortably Numb’, ‘Mother’ o ‘In The Flesh’. Todo para contar una historia ya conocida e inmortalizada en cine por Alan Parker (director) y Bob Geldof (protagonista) sobre la crisis existencial de una estrella del rock que poco a poco levanta un muro para aislarse del resto del mundo.

Un muro que en este caso tiene más de 50 metros de ancho por 10 de alto y que es el absoluto protagonista de la noche. Un bloque gigante de Lego que empieza dejando ver a la banda pero que progresivamente la va tapando y progresivamente va convirtiéndose en una gran (acojonante) pantalla de proyección con millones de posibilidades. Apabullante es la puta palabra. Hasta que termina por ocultar absolutamente a los músicos, que siguen a lo suyo como si no pasara nada. No tíos no, joder, que os están tapando, o es que no os pispais. ¡Tenéis que salir de ahí!

Musicalmente, desde que termina de sonar el ‘People Get Ready’ de Curtis Mayfield previo, es otra aventura paralela apasionate gracias a un sonido envolvente con altavoces al fondo de la pista. Esto la gente de las gradas no sé cómo lo apreciaría, pero es una sensación brutal escuchar ametralladoras, sirenas y helicópteros sin saber exactamente de donde demonios proceden. Comienza a sonar ‘In The Flesh’ y ya te cagas, te tiemblan las canillas, necesitas agarrarte a algo para no desfallecer. Bum bum bum. Bum bum bum. Es Roger con su gabardina pseudonazi, sus gafas de sheriff, toda su imponente mala leche. 67 años y ahí le tienes, defendiendo uno de los espectáculos más impresionantes jamás ideados en nuestra música popular. Ergo, el rock.


‘Another Brick in the Wall’ merece capítulo aparte simplemente porque en mi casa siempre estuvo el single en vinilo y me flipó la portada desde siempre. Desde siempre es desde que vivo acojonado con caer en una máquina trituradora y acabar convertido en carne picada. O peor, afeitarse las cejas. Puto Bob Geldof, no puedes traumar así a un niño de cuatro años. Luego acaba convirtiéndose en esto. En yo. Y el Palacio lo flipó y lo cantó. Y como en esta obra conceptual digna de El Circo del Sol ‘Another Brick’ tiene varias partes y varias variaciones, al final te vas a casa (mentira) con el riff metido en la cabeza y convertido en un tipo paranoico perseguido por el big brother. Mal rollito, amigos. Roger lo consigue, asusta, inquieta, incomoda, atosiga, remueve, agita.

Poquito a poco los hombrecitos de negro que supuestamente no vemos van moviendo los bloques del muro, ladrillito a ladrillito, sepultando al personal hasta lograr la pretendida sensación de aislamiento. Una vez completado, no deja de ser curioso ver a miles de personas jaleando un escenario vacío. No les queda nada más, no tienen otra opción, que alzar sus brazos hacia un gran muro blanco. Iconografía legendaria, kilos de cartón piedra.

Vamos a ponerle un pero a la noche: 20 minutos de intermission son muchos. Muchísimos. En el baño, largas colas de tíos, el baño de las señoritas completamente vacío. Definitivamente no es Pink Floyd un grupo que haya encontrado su lado femenino. Pero en realidad, si supiéramos de antemano lo que aún nos esperaba, nadie habría silvado pidiendo el inicio del segundo acto. Habríamos esperado pacientemente, conscientes de que el ‘huracán Rogelio’ todavía tenía que sacudirnos de manera milagrosamente salvaje.

Marionetas gigantes, el cerdo volador -por supuesto-, proyecciones delirantes y mareantes, antimilitarismo desde la parafernalia militar, mierda contra Bush, Hitler y todo dios (sea de la religión que sea, tiene su ración de hostias). Vamos a más, vamos a más, ya cuesta cerrar la boca, realmente estamos en otro planeta y nos sentimos confortablemente insensibles ya. Por el amor de dios, menudo punteo de guitarra, menuda ejecución en ‘Confortably Numb’, ya todo da igual, esto ha terminado de ponernos a todos de rodillas. Miento, lo que cuesta es cerrar los brazos y pegarlos al cuerpo, se escapan. Hombretones talluditos básicamente reencontrándose con ellos mismos. Es más fuerte de lo que pueda explicarse.




Pasamos en la recta final por un crescendo insoportable en el que las imágenes a mil por hora avasallan, atropellan, angustian, abusan de nosotros, pero nos gusta, por supuesto, lo confesamos, mientras la banda nos lleva a un lugar inóspito e insoportable, con las pulsaciones a mil, la piel de gallina y unas ganas incontrolables de gritar algo, lo que sea. Oh yeah por ejemplo. La única salida es que el muro caiga de una vez, hemos de tirarlo abajo, escapemos, rompamos las cadenas. Y cae, joder, cae, y aplaudes porque te sientes liberado. En dos horas nos hemos puesto al límite pero hemos pasado la prueba con nota. Podríamos estar en Berlín o en Marte, pero estamos en Madrid y es viernes. Hemos superado nuestros miedos y ahora necesitamos un Brugal con cola light. Por Rogelio. Por Pink Floyd. Por la madre que le parió. Por la madre que nos parió. Por ‘The Wall’.







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ABC



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16 thoughts on “Roger Waters (2011) Palacio de los Deportes. Madrid

  1. Acojonante. Vi a los Pink Floyd en San Sebastián en la última gira y todavía me acuerdo de aquel concierto, y de este me acordaré también durante años.

  2. Yo tengo mi cita el próximo martes en el Sant Jordi y a día de hoy ya estoy emocionado.Imaginaros en los horas previas.

    A parte de Bruce, si hay una banda que me ha marcado mi vida musical han sido y serán siempre Pink Floyd así como Roger Waters en solitario.

  3. Cuando Galko lo flipa, las crónicas son apabullantes, y ésta es de las mejores…… Enhorabuena por esa gran noche de rock!!

  4. Buenísimas las fotos y la crónica. Es un espectáculo faraónico porque tiene que ser así, es que esto son palabras mayores. Impresionante.

  5. Joder, joder, joder, joder, joder, que buena, ahora si he tenido tiempo de leerlo bien. Ya ves, menuda me he perdido yo también! Lo malo es….¿habrá próxima? Tiene mala pinta!

  6. Yo fui al de Barcelona y todavia sigo en OFF, espero todavia no despertar aún de esta sensación…. ya como ahora todos se habran dado cuenta el concierto en su cabalidad fue maravilloso, alucinante, desgarrante, alterador de cada uno de los sententidos……

    Espero lo vuelvan a traer, ya que en muchas ciudades europeas se repite, como por ejemplo Milán, ciudad donde tocan después de Barcelona y donde hasta ahoran cierran la gira. Asi a cruzar los dedos….

  7. Magnífica crónica, como siempre. Y las fotos…me las llevo prestadas. Un espectáculo sin igual. Lo recordaremos de por vida. Un saludo.

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