Los Toreros Muertos (2011) Galileo Galilei. Madrid

Sin categoría

Lugar: Sala Galileo
Fecha: 28 febrero 2011
Asistentes: 500 personas
Artistas Invitados:
Precio: 10,80 euros
Músicos: Pablo Carbonell (voz, guitarra y trompetilla), Many Moure (bajo), Guillermo Piccolini (teclista), xxx (baterista)

Este concierto en realidad empezó en los primeros noventa o en los últimos ochenta, con un grupo de chavales, balones de fútbol bajo los brazos a las cuatro de la tarde del verano más abrasador, cantando por el parque Eugenia de Montijo y asustando a las abuelas con sus cánticos pre hooligans. Cánticos escuchados por ahí, quien sabe donde pues internet no había, sin duda por algún hermano mayor de dudosa influencia. ¿Sabes esos recuerdos que no se borran? Esos molan.

Lo malo es que el concierto acabó un lunes con algunos de los integrantes de esa cuadrilla tirados en una acera cualquiera cantando ‘yo soy falangista’ a pleno pulmón. Y es que no son estos tiempos en los que cantar por la calle esté bien visto. Antes sí, antes molaba, antes se podían hacer cosas molonas sin ser tildado de delincuente. Cantar por la calle con tus colegas era una de ellas. Ahora la cosa se complica si cuando llegan los munipas cambias de tema y pasas al ‘tu madre tiene bigote’. Tu te ríes pero, ay, ELLOS no.

Munipas que te persiguen en Madrid si es lunes por la noche. Lo hacen por tu bien, pero caen mal. Verles entrar en un bar de la calle Galileo mientras todo el bar entra en un tenso silencio es de esas cosas que te hacen pensar. Se van al fondo de la barra, hablan con los camareros, se van dando las buenas noches. Todos los clientes explotan, se rién, hablan entre ellos, los camareros piden que no grites pero que vale que está todo controlado que os podeis quedar un rato más. ¿Qué hemos hecho para merecer esto? Yo no quiero un avalista para irme de turista, es que a veces sueño con una vida llena de libertades en un gulab siberiano.

Porque hubo un tiempo en el que grupos tan absurdos como Los Toreros Muertos sonaban en las radios, salían en la tele, decían cosas en la prensa. Políticamente incorrectos, surrealistas, zafios, guarros, borrachos, noctámbulos, transgresores y definitivamente estúpidos. Luego muchos grupos han seguido la senda mundo idiota y han hecho del humor si razón de ser. Tal vez ni si quiera los de Pablo Carbonell fueran los primeros, de hecho no lo fueron, pero vamos a reconocerles una cosa: molan.

Molan porque musicalmente reivindican lo mejor de la música británica de los ochenta y todo lo que allí había antes del tedioso brit pop del demonio. Pues el ska y el rollito Madness y Stranglers. Porque tanto rollo con que Keane son el primer grupo que triunfa sin guitarras y luego resulta que Los Toreros Muertos van por la vida con bajo, batería y teclados. La guitarra acústica aparece en algunos temas pero a ver, que la toca Pablo Carbonell y eso, seamos francos, es menos que nada. Él lo sabe y avisa de que va a homenajear a Andrés Segovia cuando se la cuelga sobre su oronda figura. Y el cabrón no bromea.

Tampoco bromean ni engañan los de Ticketea, que en la entrada para el concierto ponen sin problema y por las bravas que esta noche vamos a ver a Pablo Carbonell y no a Los Toreros Muertos. Mal, obviamente, mal. Pues aunque se lleva todas las miradas y tiene a todo el público expectante ante sus ocurrencias, el repertorio es el que es. Por eso aunque hay quien diga que ha visto al tipo en solitario allí mismo y fue más gracioso que esta noche, reconozcámosle que ya de primeras hace gracia sólo con aparecer enfundado en un mono naranja que, evidentemente, no está hecho para él. Claro joder, porque para el slim fit sólo hemos nacido unos cuantos.

A ver, es que a mi barrio iban los gitanos con la cabra cuando yo era canijo. Y salía a la terraza y por algún estúpido motivo me hacía ilusión ver al bicho subido en el taburete. Y la cosa es que ver a un tipo de casi cien kilos subido en un taburete similar haciendo no ya el cabra si no la cabra, es algo por lo que bien vale pagar 10,80 euros un lunes por la noche. Porque en Madrid siguen pasando cosas a pesar de todo. Cosas que preferirías no haber visto pero que te hacen gracia en el momento oportuno. Cosas como constatar que un lunes por la noche puede ser un viernes. O eso o la gente, inusitadamente animada, disimula muy bien.

Pero finiquitemos, que ya cansa. La noche comenzó con On The Desk. Siguió con Somos Los Toreros Muertos intensamente coreada. Tanto que los del grupo se sintieron estrellas del rock. Se crecieron y se pasaron, pues nadie esperaba dos horas de concierto. Hora y pico habría sido lo ideal, las cosas como son. Porque también dispararon al principio su agüita amarilla. Tan al principio que luego hubo un reprise en la recta final, por supuesto ultra bien recibido. No faltó ninguna, piensa en la que quieras, la tocaron. Alguna bastante mala incluso, aburrida diríamos. Pero piensa en la que quieras, la bailamos. Piensa en la que quieras, la cantamos. Antes, durante y después. Yo no me llamo Javier.

Comparte
Tagged

7 thoughts on “Los Toreros Muertos (2011) Galileo Galilei. Madrid

  1. Santo cielo, ¿es verdad lo que ven mis ojos? ¿Un concierto en Galileo sin mesas? ¿Por fin se ha hecho realidad lo que llevo lustros pidiendo?

    Tenía que haber ido a éste. A cambio, fui a ver a un personajillo que es un cáncer musical, pero que nació con una flor en el culo y lleva treinta años estirando el chiste. Iba a cubrirlo para un medio con el que el management del artista y el propio artista tienen una "excelente relación", así que no cabía la opción de criticarlo. Lástima, tenía ya unas cuantas frases que eran dinamita.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *