Loquillo (2010) Sala La Riviera. Madrid

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Lugar: Sala La Riviera. Madrid
Fecha: 26 noviembre 2010
Asistencia: 2.500 personas (sold out)
Artistas Invitados:
Precio: 27,60 euros
Músicos: José María Sanz Beltrán (voz), Igor Paskual (guitarra y coros), Laura Gómez-Palma (bajista), Laurent Castagnet (baterista), Santi Clomet (teclados y coros), Jaime Stinus (guitarras)


Ya sabemos lo que ve Loquillo en las calles de Madrid, y en realidad es algo muy parecido a lo que también nosotros vemos un viernes por la tarde cualquiera. Gente maqueada, gente contenta, calor de hogar en las ventanas, caras en los autobuses, ilusión en las miradas pero, por encima de todo, pesar en los corazones de una ciudad que gira tan rápido que te tira del tiovivo sin que te des cuenta. Gente que llora viendo los telediarios por temor a que todo se vaya a la mierda y te pregunta, seria, cómo puede ser que Irlanda se haya ido a la mierda: ¿acaso Bono no compra suficientes bonos irlandeses? Oh por favor, qué responder a eso. Así estamos.

Pero sobre todo en Madrid hay gente que se odia y gente que, sobre todo, se quiere. Gente que no vino aquí para hacer amigos pero que cuando toca cantar que siempre puedes contar conmigo se golpean el pecho y te pasan la cerveza. Porque ahora mismo los bares no se nos cierran, lo cual me da a entender que es nuestro momento de ser los mejores y disfrutar mientras en cada esquina nuestra juventud se suicida noche tras noche. Correcto mientras sea al abrigo de la madrugada con chicas que beben, fuman y hablan con los hombres, y no tienen prisa por partir. ¡Márcate un Ramírez!. Qué barbaridad.

Pégate a mi, soy mala compañía pero vigílame todo el rato, no te vayas, mírame mal, no soy tan raro, es difícil ser humilde cuando se es tan grande y, sobre todo, no olvides, no traiciones, lo que siempre te ha hecho vivir, lo que te levanta cada mañana de la cama, tu rocanrol actitud, aunque te emborraches y llores cuando tienes depresión. Esta noche somos una puta banda de rocanrol, buscamos beber a toda prisa, no tenemos tiempo que perder, Loco, pon la pose, mueve las caderas, agita los brazos, tenemos treinta y tantos pero no, que no, el juego no se ha acabado.

Algún día miraremos atrás y nos recordaremos en noches como esta, como los jóvenes airados que todavía somos, combativos, peleones, gastones cuando se podía comprar todo, incluso vuestras almas, pero siempre fuimos nosotros, marcando una línea clara. Tipos duros que no lo somos tanto en realidad gracias a que el rocanrol nos enseñó a amar. ¿Cómo puede ser que Loquillo agote semanas antes sus entradas para La Riviera a 27 pavos después de haber tocado tropecientas veces gratis en Madrid y alrededores? La respuesta a esta pregunta es lo que da sentido a una fría noche de noviembre en la que se trata sencillamente de compartir en los callejones de la gran ciudad.

No faltó ni una de las que tienen que estar, seguramente las mismas de toda esta gira de aniversario, aunque, la verdad, no lo sé. Jaime Urrutia salió a cantar el hombre de nego, todos cantamos El Rompeolas en uno de esos momentos colectivos que no necesitan explicación, esos cuando miras a tu alrededor y sólo ves felicidad, uno de esos momentos que te gustaría tener siempre presentes. A ver, chicos, necesito saber cuando vamos a volver todos a juntarnos en una como esta. ¡No puedo afrontar el lunes si no es con un horizonte así! Necesito aferrarme, necesito alguien a mi lado que me recoja al caer, no quiero llorar y tener depresión. No más.

Suena Autopista y me acuerdo de las infernales highways de Los Angeles, con catorce carriles y la salida, oh no, justo al otro lado. Pero ni una vez nos perdimos. Feo Fuerte y Formal peta a clásico desde el primer acorde y demuestra que no sólo de los ochenta vive Loquillo, flanqueado, además, por esos dos totems que son Igor Paskual y Jaime Stinus en las guitarras. Suena Por Amor y me viene a la cabeza Take ‘Em As They Come de Springsteen. Por favor no te vayas nunca. Bruce, no te vayas. Tu tampoco.

La cerveza debe ser gratis aquí porque somos más de diez y no puedo deshacerme de mi bebida. ¡Todos tenemos una en la mano! Yo te la paso y tu me la pasas, nos descojonamos y nos abrazamos. Nos miramos y cantamos sé que la mataré. Sale Sabino Méndez al escenario y la noche queda completa con esas canciones que compusieron para explicar lo que es ser joven y lo que todos anhelamos ser de mayores, si es que nos sale de las pelotas llegar. A lo mejor para entonces ya podemos eutanasiarnos y tenemos que soportarnos unos a otros con más arrugas de las que ya nos asoman.

Venga Sabino, esa entrada que sólo tú sabes hacer, demonios. Después de tanta reafirmación rockera, de tanta llamada a la actitud -de la que, está mal que yo lo diga, vamos sobrados de la hostia los 2.500 esta noche- suena el canto definitivo a esa estrella del rocanrol que todos llevamos dentro. José María lleva toda la noche asombrado de la respuesta del público, contento, feliz, con la sonrisa, más saltarín de lo normal porque el cuerpo se lo pide, porque no muere jamás tu rocanrol actitud, porque en el Metro nos buscamos unos a otros a través de lo que suena a todo trapo en nuestros auriculares y, a veces, sólo un segundo, nos encontramos y asentimos levemente. Somos de la banda.

Acaba Cadillac Solitario y hay quien me busca para confesarse: joder, de tan famosa que es, no era la que más esperaba, pensaba que era un coñazo, pero tío cómo mola. Es como los que pedimos que U2 no toque más With or Without You en frío. Luego sólo nos queda pedir perdón in situ, porque las canciones más grandes que la vida hay que respetarlas. Cuando las cantas en compañía te das cuenta de que siempre han estado ahí esperando su momento de ser enormes, su momento de ser cantadas, su momento de cobrar sentido. Es entonces cuando no sabes si gritar o llorar y, perdido, te abrazas a quien te pilla a mano. Si es un cuerpo caliente, mucho mejor, eso que te llevas.

Le quedan tres semanas, dice, y es verdad, pues cumple años el 21 de diciembre, y reconoce que esta noche es el mejor regalo posible. Nosotros el 20, así que también éramos los pequeños de la clase antes, y los más jovencitos ahora. Tiene que molar que te pregunten la edad al entrar a La Riviera aunque ya tengas treinta. Sucedió, es real, así de bien están algunas en nuestra manada. Hay críticas a los políticos catalanes desde el escenario e incluso ondea la bandera madrileña entre un mar de puños y cuernos al aire. Esto parecen los tiempos de Leguina el desencantado.

Pero estamos ya en 2010, Loquillo va a cumplir cincuenta, igual que mi cuñado, al que le estoy haciendo en tiempo récord un álbum de esos de fotos que recuerdan toda una vida. Y me estoy viniendo abajo entre tantos recuerdos del Carabanchel de los setenta y los ochenta, pelotillas, Simca 1000, Ford Transits, carteles del PCE como decorado donde ahora hay un Banco Santader con pintura rosa en el suelo que no se borra y enormes gafas de pasta cuando no eran de moderno. Las bodas de oro van a ser apoteósicas. Enhorabuena a los premiados. Y que llegue pronto esa gira conjunta -que llegará, confiad en mi- de Loquillo, Bunbury, Calamaro y Urrutia. Esa noche será para acabar etiquetado en una mogue marroquí con el DNI español en la boca. No nos toquéis las palmas por favor, no lo hagais. Con poquito nos animamos y nos damos mucho miedito.

Recordemos
Loquillo (2010) Parque Aluche. Madrid
Loquillo (2006) Fiestas de Palencia

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10 thoughts on “Loquillo (2010) Sala La Riviera. Madrid

  1. ¿Conoces a diez personas que te acompañan a un concierto de 27 euros la entrada? Qué bárbaro, yo no consigo arrastrar a más de dos ni a los conciertos gratuitos…

    Por lo demás, estoy listo para un concierto de Loquillo diferente. Cadillac solitario es la polla, pero pierde su lustre después de oírla 30 veces en directo.

  2. "Hay críticas a los políticos catalanes desde el escenario e incluso ondea la bandera madrileña entre un mar de puños y cuernos al aire. Esto parecen los tiempos de Leguina el desencantado".

    ¿Seguro que estuviste en ese concierto? ¿Seguro que viste "cuernos" mientras el Loco hablaba de Barcelona?

    Soy el que llevaba la bandera y por respeto la bajé mientras comentaba sus opiniones sobre Barcelona.

    Ni yo ni ninguno de los que me acompañaban tuvimos la poca cabeza ni la mala educación de hacer los "cuernos", que quede claro. Repito, ¿estuviste en este concierto?

    Si quieres dar un toque más original a tu crónica, no quieras hacer ver a los lectores lo que no sucedió.

    Un saludo.

  3. Nacho Monkey Man…no creo q el autor de esta cronica quisiera decir que la peña hizo los cuernos a la bandera de Madrid ni la gente de Barcelona, aunque los famosos "cuernos" son mas com un saludo heavy y durante el concierto dsd mi lado se vieron muchas veces.

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