– Franz Ferdinand (2009) Palacio de los Deportes. Madrid

Lugar: Palacio de los Deportes. Madrid
Fecha: 3 abril 2009
Asistencia: 16.000 personas (sold out)
Artistas Invitados: Mando Diao y Kissogram
Precio: 40 euros
Músicos: Alex Kapranos (voz principal, guitarra solista y teclados), Nich McCarthy (guitarra rítmica, teclados y voz), Bob Hardy (bajo) y Paul Thompson (batería, percusiones y coros)

Setlist: The fallen, The dark of the matinée, No you girls, Do you want to, Tell her tonight, Twilight omens, Walk away, Take me out, Turn it on, Michael, Bite hard, 40′, Ulysses
Bis: Jacqueline, What she came for, Outsiders, Lucid dreams, This fire

Franz Ferdinand lo tenían muy difícil conmigo en la cita del 3 de abril de 2009. Tal y como preveía, la noche anterior AC/DC me subieron alto, muy alto. Tan alto que apenas pude dormir tres o cuatro horas por la excitación acumulada. Tenía el día libre en el trabajo, así que intenté dormir la siesta para reponer fuerzas. Pero nada, imposible, que no. Aún me pitaba el oído derecho y en mi cabeza sonaban todo el rato canciones de los australianos (¡¡rock n’ roll train, ruuunning riiiight ooooff the traaack!!). Así las cosas, con una evidente falta de sueño, cansancio acumulado y un chip tal vez nada apropiado, me encaminé hacia el Palacio de los Deportes con no muchas ganas, apelando a la heroica… y luciendo una camiseta de AC/DC, por supuesto.

No queda más remedio que tirar por la calle del medio, así que toca comprar unas mahous y esperar a sentir los efectos. Pero en estas se nos cruza un policía especialmente estúpido y nos cuenta el rollo de que no se puede beber en la vía pública y que tenemos que tirar las latas en una papelera, delante de él. Esto sucede donde están las taquillas, donde siempre se ponen los de las ambulancias y unos cuantos municipales.

Me dan ganas de tirarle la lata a la cabeza, pero en fin, que las tiramos a la papelera y nos miramos todos con cara de tontos. Nos cruzamos con decenas de personas que beben en la calle y con más parafernalia que nosotros. Tal vez la camiseta de AC/DC le dio mal rollo al poli tonto ese. Acto seguido nos descojonamos y nos metemos en alguno de los abarrotados bares, claro, a empujones.

La tarde extraña culmina cuando entramos al pabellón y nos encontramos con que ya no se puede bajar a pista. ¡Pero si queda una hora para que empiecen Franz Ferdinand! Nada nada, error de cálculo, resulta que los Mando Diao tienen más seguidores de lo que cabría imaginar y el sitio está ya a reventar. Al final acabamos en la grada justo al lado del escenario, de manera que toca ver el concierto con una perspectiva diferente a la prevista. El caso es que casi me alegro porque así puedo sentarme un rato. Me viene genial porque tengo un dolor de piernas de lo más molesto. Tengo ojeras y estoy algo amarillo me dicen. Vale, ¿ponemos un fondo para cervezas? Claro, claro. Adelante.

Paso los instantes previos sintiendo cómo mi cuerpo se regenera poco a poco. Hoy tampoco me va a fallar, qué majo él. Doy un poco la chapa al resto con que si ayer Angus Young corría por aquí y por allá, con que si el público es totalmente diferente, con que AC/DC juegan en otra liga y todo ese discurso que siempre se hace demasiado largo y cansino para el que lo escucha. Comienza el concierto.

Oigo dentro de mi un click. Cambio fulminante de chip, despegamos de manera correcta. Puedo estar al borde del colapso físico pero esto es un concierto y ahí nunca fallo. ¡Y no, no estoy viejo, cojones! Lo que sucede es que sobrevivir a un atropello no es fácil… pero hubo suerte y estoy aquí cruzando de nuevo la autovía del rocanrol con los ojos vendados, deseando que me vuelvan a llevar por delante.

Estamos al lado de los Franz pero les escuchamos regular. Poco a poco la cosa va mejorando. El guitarra se mueve mucho, no para. Me cae bien el chaval, se le ve disfrutando más que a nadie y te transmite su energía. Son unos pintones, muy maqueados ellos, vestidos para quemar la noche hasta el amanecer. El comienzo es fulminante, van a todo trapo con una filosofía muy ramoniana, sin apenas espacio entre las canciones. Canciones directas y bailonas todas ellas, muy festivaleras. La gente en la pista se vuelve loca. En las gradas baila hasta el apuntador (y no sólo las chicas, eh, como suele decirse de este grupo). Ni un solo cuerno al aire. Buen rollo total.

Qué bueno es el primer disco de estos pollos. Take me out así lo confirma. Lo cierto es que el segundo tampoco está nada mal. Do you want to lo recalca con fuerza. El tercero es más regulero pero los temas cobran fuerza en directo. El guitarra ese que no para también toca los teclados, de los que saca ruiditos imposibles a veces. Es el puntito electrónico que han buscado Franz Ferdinand para su último trabajo y que en directo proporciona algunos momentos en plan rave que la gente recibe alzando los brazos y fluyendo con suavidad. Pero es puro adorno. Aquí lo que sostiene el chiringo es la base de toda la vida de dios: voz, guitarra, bajo y batería. Y un temazo detrás de otro.

Porque cuando sigues a un grupo desde sus inicios a veces es difícil darse cuenta de cómo van creciendo. Pero luego te encuentras con ellos en concierto y constatas que todas las canciones que tocan son singles perfectos, tonadillas capaces de levantar a un muerto. The dark of the matinée, Tell her tonight, The fallen, Bite hard (de lo mejor de su último disco), 40″, Michael, Ulysses…con este repertorio ellos se lo pasan muy bien sobre el escenario y se nota. Pero se despiden, miras el reloj y sólo ha pasado una hora. Han tenido tiempo más que suficiente, eso sí, para mantenerme bien alto. Estaba tan arriba que la caída podría haber sido dramática, pero lo han evitado con facilidad. Únicamente bailando e incitando a bailar.

Tiene pinta de que esto no va a ir mucho más allá de la hora y media. Efectivamente, noventa minutos clavados. Y eso que se extendieron haciendo una especie de batucada en un tema, dándole de nuevo a la electrónica arengante para las masas en otra y hablando un poquito (poquito poquito). Para el final se guardan la que para mi es su mejor canción, This fire, por supuesto de su sobresaliente debut, que me recuerda mucho a The Clash. This fire is out of control, I’m going to burn this city, burn this city! «¿Dónde vamos ahora? / ¿No estabas hecho polvo? / He preguntado que dónde vamos ahora / A Malasaña, al Little Angie / ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Que allí ponen AC/DC!» Y los pusieron. Y también Franz Ferdinand. This fire, casualmente. ¡Chimpón!

Crónicas de la prensa seria. Primero El País y luego El Mundo:

Más crónicas y enlaces sobre el concierto:
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