– Extreme (2008) Sala La Riviera. Madrid

Lugar: Sala La Riviera. Madrid
Fecha: 31 octubre 2008
Asistencia: 2.000 personas
Precio: 27,50 euros
Artistas Invitados: Voodoo Six
Músicos: Gary Cherone (voz), Nuno Bettencourt (guitarras y coros), Pat Badger (bajista y coros), Kevin Figueiredo (baterista y coros)

Setlist: Comfortably Dumb, Decadence Dance, Rest in Peace, It’s a Monster, Star, Tell Me Something I don’t know, Medley (Kid Ego, Little girls, Teacher’s pet) Play With Me, Midnight Express, More Than Words, Ghost, Cupid’s Dead, Take us Alive, Flight Of The Wounded Bumblebee, Get the Funk Out
Bis: Am I Ever Gonna Change, Hole Hearted

Hay dos cosas que al musiquero le ponen. Una, desprecintar un cd nuevo con sumo cuidado. Dos, saborear el momento desde que se apagan las luces en un concierto hasta que aparecen los músicos en escena, desde la penumbra. El grado de excitación es comparable a ese instante en el que decides saltar en paracaídas pero sientes que quieres echarte atrás. Es demasiado tarde, así que simplemente disfrútalo a muerte. Es algo profundamente tuyo, tan tuyo como el instante previo a tu muerte, sólo que en esta ocasión saes que lo puedes disfrutar.

Y en estas sale Nuno. Porque primero está Nuno y los de detrás vienen con él. Bueno, antes estaba Eddie Van Halen, pero Nuno se lo aprendió de puta madre. Gary también se lo aprendió, lo disfrutó, lo sufrió y lo abandonó, no sin antes robarle una canción al Van Halen III (1998). Se trata de Ghost, una canción más que propia de la última época de la mítica banda californiana, en la que Cherone desembarcó sin demasiada suerte. Pero esta es otra historia y la retomaremos después… o no. Lo que petó La Riviera a base de bien fueron temas como It’s a Monster y Decadence Dance.

Ahora voy a decir alguna palabra gruesa: Cherone y Bettencourt son una pareja casi al nivel de Jagger y Richards, de Bono y Edge, de Hetfield y Ulrich. No voy a decir que sean como Lennon y McCartney, no soy tan osado y temerario. Pero si no se hubieran tirado trece años surfeando sobre proyectos de dudoso valor, tal vez su tiempo no fuera perdido, sino aprovechado en discos y canciones que nunca nadie podrá ya escuchar.

De acuerdo, se puede decir que Extreme iban de más a menos allá por mediados de los noventa, y que cuando se separaron ya no recibían la misma atención, pero en 1995 yo fui al Madrid Rock de Gran Vía a una firma de disco y me quedé sin firma y sin nada porque había cienes de personas suplicando por una firma con foto. Eso demostró que tenían cuerda para rato, maldita sea, era necesario que siguieran. Pero claro, entonces hicieron oídos sordos, el tiempo pasó y luego ya no lo recupera ni More than words.

Bueno, More than words sí. Porque es una canción destinada a salvar el mundo, a sembrar la concordia en general y el amor en particular. Después de la ultra exhibición de Nuno en Midnight Express, ya a medio concierto, arranca el primer acorde y uno se acuerda del amor de su vida y luego del amigo que valorará la llamada hortera. «No me jodas que me clavas el More than words» se escucha al otro lado entre risas. Los pelos de punta son una necesidad si estás vivo. Porque sí, por historia, por decreto, por Kiss FM, M80 y por la madre que parió al duo Gary-Nuno.

A mitad de concierto, apabullado por la potencia de unas canciones atemporales, por un rock duro de incontables quilates, uno se acuerda de hypes como los Strokes (sí, un hype en toda regla, aunque haya durado unos cuantos discos). ¿No les dará vergüenza? Vale que los Ramones demostraron que se puede triunfar sin saber tocar, pero en fin, hay al menos setenta y cinco peldaños y cinco pisos sin ascensor entre las bandas de niños malencarados que supuestamente van a cambiar el mundo y los grupos de música con talento y conocimiento de su responsabilidad.

También cabe acordarse de tantas y tantas bandas que llegan a la ciudad como la nueva gran sensación y apenas reúnen a 1.000 personas, a pesar de contar con toda la atención de los moderno pensantes. Ajenos a las modas, Extreme casi llenan La Riviera, no defraudan en vivo y demuestran que hay motivos para que sigan tocando hasta que les dé la gana, aunque no salgan en los medios masivos. ¡Vaya armonías vocales, vaya coros, vaya guitarra (parece que hay más de una, pero no), vaya demostración de saber hacer!

Musicalmente hay cinco pisos sin ascensor entre Extreme y los Strokes, pero la historia será injusta y se acordará de Julian Casablancas antes que de Gary Cherone, un frontan como la copa de un pino e injustamente cuestionado desde el inicio de los tiempos. Albert Hammond Jr aparecerá en más portadas que Nuno, a pesar de que éste sea el heredero de Eddie Van Halen y sea admirado por Brian May. ¿Albert Hammond qué? ¿Qué? ¿Estás de broma? Seamos serios, esto es cosa de hombres.

Hace 18 años Extreme rompió las listas de éxitos con Pornograffitti. Hace 16 editaron ese misil que es Rest in peace y las tres partes de cada historia. Hace 16 años arrasaron en el homenaje a Freddy Mercury en el Wembley Stadium de Londres, robando protagonismo a bandas como Metallica, Guns n Roses y Def Leppard. Llevan trece años esperando en la punchline y yo llevo esos mismos trece años esperando mi foto y mi autógrafo. Pero como ellos dicen, lo importante es que están de vuelta (canciones nuevas como Star -en el video-, la mencionada Ghost y Take us alive sonaron a gloria) por nosotros. Y yo me lo creo y lo disfruto. Porque quiero. Además, es viernes por la noche y los astros están aparentemente en línea.

Nuno, tan inalcanzable él, tocó todo el tiempo con la misma guitarra eléctrica. Sólo cambió para los tramos acústicos. Sólo cambió para abrir bocas con las acústicas. Antes de esa greguería marciana que es Midnight Express bromeó con tocar el Wanted dead or alive de Bon Jovi. Antes de darle a More than words inició Starway to heaven de Led Zeppelin y hubo descojone general. Él, con los ojos medio abiertos o medio cerrados, con su mirada fumeta de latin lover, se moría de la risa. Sobresaliente toda la noche, también realizó un trabajo espectacular en Tell me something I don’t know, concretamente en la parte final. Un lujazo.

Porque Get the funk out y Hole hearted sonaron a gloria a pesar del paso (y del peso) del tiempo. Porque las tendencias más modernas del rock están huérfanas de gente maja y profesional que lo dignifique, que toque dos horas y te deje con ganas de más, con ganas de desempolvar viejos discos y viejas camisetas. Llegan a provocar que añores tus viejas cintas casettes y denostes el eMule. Porque merecen la pena. Porque en Madrid dieron una lección de rock divertido, melodioso, con enjundia, de rock grande. Porque todavía son grandes, aunque en los periódicos nadie publique apenas unas líneas. ¿Y eso qué más nos da? No nos importa una mierda, desde luego. Nosotros sabemos disfrutar lo bueno sin los focos de la mayoría.





PD: el autor escribió este post apenas dos horas después del concierto, con todavía pitidos en los oidos, con un ron con coca cola o dos en las manos, en medio de una rara fiesta de Halloween, absorto en sus cosas. Él espera que sepan perdonarle ciertos derrapes, si acaso los encuentran.

Enlaces necesarios:
– http://www.cherone.com/
– http://www.lastfm.es/event/735668
– Fotos de alta calidad en Flickr
– http://www.extreme-band.com/
– http://es.wikipedia.org/wiki/Extreme
– http://www.myspace.com/nunobettencourt
– http://www.lastfm.es/music/Extreme
– Sobre el concierto en Foro Azkena Rock
– Crónica de Franaor
– Crónica de Metal Trip
– Crónica en Luminoso y Desértico