El Ayuntamiento de Madrid cierra La Riviera

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No sé puede legislar a golpe de titular de prensa. Eso lo sabe cualquier político con un buen asesor de prensa, aunque un buen asesor de prensa también saben que la rentabilidad de este tipo de medidas efectistas es muy elevada. El alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón, cuenta sin duda con un buen asesor, y precisamente por eso se ha lanzado al cierre indiscriminado de locales que, no es de ahora, llevan meses, incluso años, incumpliendo la ley y acumulando denuncias de todo tipo y condición en los juzgados.

Como suele suceder en estos casos, un trágico suceso se ha convertido en detonante y catalizador de una incontrolada cruzada en contra de las discotecas. Tuvo que morir el joven Álvaro Ussia a las puertas del inefable Balcón de Rosales para que toda la opinión pública se llevara las manos a la cabeza. Tanta hipocresía no puede ser buena. Los porteros de estos locales llevan años haciendo lo que les da la gana, agrediendo con y sin razón (la mayoría) a los clientes que se atreven a desafiar su autoridad, la cual, todo sea dicho, no emana de ningún poder del Estado, sino de cualquier gitano cutre lleno de testosterona y de pastillacas.

Apenas seis días después del fallecimiento de Álvaro, el consistorio madrileño arrasa con todo y anuncia el cierre de un puñado de locales bien asentados en la capital. Junto al Moma o el But, se encuentran dos salas muy representativas en la escena musical madrileña: La Riviera (ya ejecutado) y Macumba (en la lista negra). La primera vez que fui a La Riviera fue en 1997 a un concierto de los escoceses Texas (por aquel entonces todavía hacían rock). A Macumba he ido menos veces, pero grandes artistas han desfilado también por sus tablas, desde los madrileños Hamlet hasta el estadounidense Ted Nugent. Ambos lugares, más allá de que su trato a los asistentes fuera dudoso, y más allá de que los precios de sus bebidas fueran un atraco, al menos cumplían con una necesidad, con una obligación para una ciudad del tamaño de Madrid: eran sitios en los que podían reunirse entre 1.500 y 2.500 personas para asistir a conciertos. [Foto tomada en un reciente concierto de Keane en La Riviera]


¿Ahora qué señor alcalde? ¿Dónde tocarán todos esos grupos, todos esos solistas que no pueden tocar en un pabellón por falta de demanda, pero que tampoco pueden encerrarse en pequeñas salas por exceso de seguidores? ¿Los obviamos? Esto al ayuntamiento le da igual, porque ahora, hoy, esta semana, lo que importa es mostrar mano de hierro, justamente ahora para así salir bien en los periódicos. No importa que todas estas salas lleven años acumulando denuncias e irregularidades ante la pasividad de la administración. Ahora todo vale, se saltan los procedimientos lógicos de notificación y aviso y se anuncia a través de la prensa que se cierra todo. ¿Vas a dejar algo abierto, Albertito?

La cultura nunca le ha importado un pimiento al PP más allá de Norma Duval y tres o cuatro casposidades rancias más. Si se cierran estas salas, mejor que mejor, porque así no podrán juntarse en ellas ni los melenudos, ni los guarros, ni los pastilleros, ni los bakalas, ni nadie. Pero ojo, las juventudes del PP tampoco podrán como cierren la Joy Eslava, sala que, por otra parte, no puede absorber toda la demanda de conciertos que hay en la ciudad. Madrid corre el riesgo ahora de salir del circuito de conciertos de los artistas internacionales de nivel medio, igual que hasta hace poco estaba fuera de los de los artistas más conocidos que se negaban a tocar en sitios tan infradotados como La Cubierta de Leganés o el Palacio Vistalegre. El nuevo Palacio de los Deportes de Goya sí es un buen recinto y Madrid vuelve a recibir a bandas de nivel, tras años de olvido.

Si cierran las salas, lo menos que podrían hacer es ofrecer alternativas. Se podría aprovechar este cierre unilateral para construir, tal vez en la zona del Madrid Arena en la Casa de Campo, un recinto para conciertos con aforos variables desde 500 hasta 3.000 personas en función de las necesidades. Se podría así dar uso a una infraestructura poco explotada y que está ubicada en un lugar donde los vecinos cercanos no serían molestados. Pero poca fe puede tenerse en esto, porque una vez pasada esta semana de locura anti discotecas, todo volverá a la normalidad, los porteros seguirán comportándose como retrasados mentales y el alcalde podrá seguir gastando millones en promocionar la candidatura olímpica de Madrid 2016, algo que sólo le importa a él y a sus amiguitos. Mientras tanto, esta ciudad sigue, firme y segura, su camino hacia la más absoluta tristeza y monotonía. [Foto de un concierto de Editors en La Riviera, en abril de 2008]

En los próximos meses La Riviera tenía que acoger conciertos de grupos como Sidonie, Kings of Leon, Iván Ferreiro, Vince Neil, P.O.D., Filter, Warcry, Kaiser Chiefs, Sisters of Mercy y muchos otros. Los que no vendan entradas suficientes para llenar el local podrían reubicarse en alguna otra sala más pequeña, pero ¿y el resto? Bah, a quien le importa.

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5 thoughts on “El Ayuntamiento de Madrid cierra La Riviera

  1. Yo me encuentro bastante costernado desde que he conocido esta noticia (sobretodo porque tengo entradas para Monster Magnet y porque el concierto de Iván Ferreiro iba a ser mi primer concierto de nivel como fotógrafo acreditado) 🙁

    Suscribo, por tanto, todo lo que dices y muestro mi disposición a tomar las medidas necesarias para mostrar nuestro descontento al ayuntamiento.

    Un saludo.

  2. España siempre sera asi, a los grupos medios tocando en sitios imposibles ya que a los ayuntamientos se la pela porque no tienen nombre, y los grandes mucha publicidad pero venta de entradas y trato ala gente faltal… que sigan matando la cultura y sacaran una buena generacion de analfabetos, que es lo que esta pasando en la zona de alicante…

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