– HIM (2001) Sala La Riviera. Madrid

Crónicas

Lugar: Sala La Riviera. Madrid
Fecha: 14 noviembre 2001
Asistencia: 2.500 personas (sold out)
Artistas Invitados: Oomph!
Precio: 2.925 pesetas
Músicos: Vile Hemanni Valo (voz), Lily Lazer (guitarra), Migé Amour (bajo), Gas Lipstick (batería) y Zoltan Pluto (teclados)

Setlist: No shit (intro), Right here in my arms, Heartache every moment, Poison girl, Salt in our wounds, Gone with the sin, Your sweet 666, In joy and sorrow, Wicked game, Bury me deep inside your heart, Pretending, Please don’t let it go, Close to the flame, Join me in death
[fuente:
http://www.h-i-m666.com/heartless666/indexf.htm]

Puedes descargar este concierto de HIM en La Riviera en audio y en video.

Una vez hubo terminado de vestirse se plantó delante del espejo para comprobar que todo estaba en su sitio. Las botas, bien limpias; los pantalones, bien ajustados; la chupa de cuero, bien desgastada y lustrosa; el pelo, bien peinado y reluciente. Sí, se gustaba. Pretendía lucir como Johnny Cash pero en realidad se parecía más al Bono de los años de Achtung Baby. No era un problema en cualquier caso. Recordara a quien recordara, se trataba de llamar la atención sobre sus víctimas potenciales. Se puso las gafas de sol y se sentó en su salón a escuchar algo de música para ambientarse. Deep shadows and brilliant highlights (2001) era el disco justo y necesario. Fumando y bebiendo cerveza fantaseaba con su primera vez. En realidad no la recordaba, hacía mucho tiempo de aquello, aunque guardaba la sensación en su garganta marcada por cuchillas.

Siempre encontró divertido asustar a las chicas, especialmente si iban en grupo y podía provocar estruendosos cacareos de terror en alguna calle solitaria, pero no recordaba cuando dio el paso preciso para comprobar que lo más sublime era apretarlas fuertemente entre sus brazos hasta dejarlas inconscientes. Una vez desmayadas, las colocaba muy despacio en el suelo, las contemplaba hasta que no podía soportar el dolor por tanta belleza y allí las abandonaba a su suerte, en cualquier callejón, en cualquier parque, en cualquier baño de cualquier after hour. Muchas veces temió haberse pasado de la raya y haberlas mandado al otro barrio, pero que él supiera, nadie le perseguía por ello. Algunas merecían la muerte y no le habría importado haberles hecho ese favor, pero en el fondo prefería mantener su virginidad asesina por puro romanticismo. Hasta que llegara el momento.

Ya algo tocado por la cerveza, miró su reloj y se apresuró a salir de casa, pues se le había hecho algo tarde mientras paseaba ensimismado entre sus recuerdos, su refugio preferido frente a la mediocridad reinante a su alrededor. Nada más salir del portal estuvo a punto de cambiar repentinamente de planes al cruzarse con un grupo de chicas de esas rubitas pintadas como puertas, de labios finos, que pisan sobre zapatos de tacón y llevan bolsos de marcas caras, esas que aunque no llegan a la mayoría de edad juegan a ser señoras adineradas que no pueden evitar oler a vieja por mucha colonia que se echen encima. A este tipo de chicas no las encontraba nada y deseó abalanzarse sobre ellas para hacerlas todo el daño posible. Pero se contuvo. Sabía que en La Riviera encontraría a otras muchas niñas bonitas que le colmarían plenamente.

Llamaba la atención y eso le gustaba. Siempre con las enormes gafas de sol puestas, le pareció que media sala se giraba hacia las escaleras de entrada cuando hizo acto de presencia. Había pasado de sentirse como Cash o Bono a verse a sí mismo como el puto Terminator (el chungo, el de la 2, claro). En ese momento era uno de esos tipos que son todo pose y a los que no les falta ni un maldito complemento. Ni si quiera sabía fumar, pero iba orgulloso echando el humo a la cara de los pobres diablos mortales que se apartaban a su paso. Buscaba buenas víctimas pero no las encontraba.

Suponía que en un concierto de HIM habría niñas vestidas de negro a patadas, goticas de saldo, pero no las veía. «Estarán en las primeras filas suplicando una gota de sudor de Valo, idiota», pensó. Sin mayores problemas llegó a esos puestos de privilegio y sí, allí sí. Había tanto donde escoger a su alrededor que por un momento le pareció que no podría soportarlo. El corazón le latía rápido y fuerte, el estómago luchaba por salir por la boca, la ansiedad le mataba. Gracias a dios se apagaron las luces y los vúmetros se pusieron en rojo.

El concierto le daba igual en realidad. HIM le parecían una banda para lectoras de El pequeño vampiro (Der kleine vampir) con ganas de tocarse. Claro que justamente era eso lo que le arrebataba. Mientras elegía entre su harén disfrutó de algunas canciones que sí le ponían las pilas, como Right here in my arms (su canción preferida, su muerte idealizada abrazando a su amada), Poison girl, Your sweet 666, Wicked game, Join me… Por momentos el cantante le sacaba de quicio, con una pose calcada a la suya pero sólo mejor por estar sobre el escenario. Grititos por aquí, caras de sufrimiento por allá, que si un cigarro, que si una birra, que si música casi heavy para atormentados y amantes de colarse en los cementerios de su pueblo en esos veranos sin fin. Hermanitas de la caridad, con buenos temas y que quedan chulos en las fotos, pero con una propuesta que no va más allá. Él trascendería más a la posteridad a partir de esa noche.

Muchas fueron las que durante la hora escasa de concierto le habían señalado, mirado descaradamente, agarrado incluso. Era la reencarnación del ídolo rock star en el planeta de los rendidos adoradores. Por eso no tuvo problema para elegir a la candidata perfecta, que se despidió de sus amigas, las cuales no veían nada claro eso de verse obligadas a mentir a los padres de ella por culpa de un capricho de lo más preocupante. Pero estaba decidida, había caído, una más, en sus redes enigmáticas, y aunque todavía no lo sabía, se acababa de enredar en una tela de araña de la que ni en llamas podría escapar. Bebieron, deambularon por la noche de la gran ciudad, disfrutaron de la travesía entre un miércoles y un jueves de frío noviembre, solitarios, amándose en portales y servicios de tiendas 24 horas. Ambos pretendían vivir esa noche como si de toda su vida se tratara, bendecidos por el monaguillo -que no reverendo- Vile Valo.

Él, desde luego, lo tenía claro. Sabía el momento exacto en el que finiquitaría la noche. Ella sabía perfectamente que cuando amaneciera lo suyo se acabaría para siempre. Con los primeros rayos del alba por testigo, él la agarró las manos y la juró amor eterno mientras le hundía algo punzante en el abdomen. Mirándola a los ojos, la prometió que la buscaría todos y cada uno de los días de su vida. Ella aceptó su destino siendo consciente de que por fin su amor eterno la había encontrado y la estaba enviando a un lugar mejor. Muerta, estuvo en los brazos de su verdugo todo el tiempo que éste consideró necesario para saciar sus ansias de belleza. Los románticos suelen ser muy egoístas. La dejó cuidadosamente en el suelo, cerca de un banco de piedra de la plaza de Barceló, mientras un montón de gente horrible salía de Pachá, los vagabundos apuraban sus cartones de vino y los taxis paseaban con la luz verde encendida. Con los ojos anegados de lágrimas miró por última vez su rostro sin vida, sus manos blancas, su pelo negro, su camiseta de HIM, y desapareció con su pecado.

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Enlaces recomendados:
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http://es.wikipedia.org/wiki/HIM
http://www.lastfm.es/music/HIM
http://www.lastfm.es/event/452529

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6 thoughts on “– HIM (2001) Sala La Riviera. Madrid

  1. Disculpame que pregunte aquí, pero leí tu comentario en Miguel Galve donde consultabas porque tus suscriptores no recibían las actualizaciones por FeedBurner y como yo tengo el mismo problema y allí no te contestaron, quería saber si pudiste solucionarlo porque no sé cómo hacerlo.
    Saludos y gracias

  2. Vale, ya lo tengo. No te había respondido antes porque ni sé cómo lo había arreglado. Tienes que entrar en tu cuenta de feedburner, darle al nombre de tu feed y luego a Edit Feed Details. Una vez ahí sólo dale a Save Feed Details, sin cambiar nada, y te dirá que se ha actualizado correctamente. Saludos!

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